Otra mañana en el Scalabrini. En ese parque estuvo antes la playa de maniobras de los talleres del ferrocarril que estaban en lo que hoy es el shopping. Más atrás, en el lujoso complejo de edificios frente al río, estaban las terminales portuarias, la refinería, donde también se alza ahora un complejo exclusivo. Sin embargo, temprano a la mañana, no diré que el Cruce Alberdi y la avenida se llenan de trabajadores en bicicletas y de a pie, vestidos para trabajar en la intemperie, con las botas pesadas, los gorros y las casacas de lana, pero, pese a la devastación del paisaje proletario (y no es que me oponga particularmente a eso, sólo que me parece sospechoso que se haya borrado la historia, pese a que en el shopping se mantengan algunos vestigios, digamos, "de diseño" de todos esto), en esos pocos hombres que circulan metidos en su ropa de trabajo el barrio mismo parece resistir la disolución de su pasado. Antes que fantasmas, esos hombres parecen soldados que vuelven de una guerra lejana.
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