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domingo, 25 de agosto de 2019

el sueño industrial

El viernes pasado estuve de vuelta en la ex ENET 1 General Ingeniero Manuel Nicolás Savio, donde me gradué como Técnico Químico en 1982. Me había invitado a decir unas palabras en el acto por los 95 años de la institución Sergio Gardella, con quien compartimos promoción y dirige hoy la escuela.
Me emocionó muchísimo encontrarme con unos alumnos atentos, comprometidos con la escuela. Y quedé maravillado con los nuevos laboratorios en la planta baja, donde antes, cuando era aún una escuela nacional, funcionaba parte de la UTN.
Fui con mis hijos, a quienes quería hacer conocer esa escuela y me acompañaron para que pueda hacer de un momento de nostalgia una conversación compartida.
Más tarde, en el grupo de WhatsApp que tenemos con Walter Alvarez y Gustavo Ng, hablamos del asunto y nos preguntamos cómo es que en nuestra época (y me parece que ahora tampoco) no había un relato de esas cosas que nos rodeaban. Por ejemplo, nadie nos contó entonces quién fue Manuel Nicolás Savio. Lo que intenté transmitir en esas palabras fue eso, que debemos hacer propio el relato de la ciudad, cosas así.
Acá ese discursito:
Quisiera exponer tres pequeñas ideas sobre esta escuela ya cercana al centenario. Aquí hice el secundario, y aunque no continué con ninguna carrera técnica, industrial, también conocí la ciudad a través de la escuela. Como estudié Letras y me dediqué a escribir, pensé muchas veces en esto: cómo una escuela nos vincula con la ciudad y cómo ese vínculo con la ciudad y la escuela termina configurando nuestra relación con el mundo.

miércoles, 7 de agosto de 2019

el fin de una civilización

En Brexit: the Uncivil War actúa Benedict Cumberbatch en su rol de siempre: incómodo, arrogante, luciferino –iluminador y fulminante a la vez. Interpreta a Dominic Cummings, el estratega político detrás de la campaña del Brexit, hoy asesor de Boris Johnson, primer ministro británico.
Cumberbatch es de algún modo un Sherlock en este film del Channel 4 que se puede ver a través de HBO o de forma non sancta. Diabólico y lúcido, nota al principio de la campaña, cuando aún no había definido el slogan –le llama “el mensaje”– con el que iba a lograr que la mayoría de los británicos votaran que Gran Bretaña abandonase la Unión Europea (“Recuperar el control”: “Take back control”) que las personas pasan más tiempo que nunca en internet, pero se sienten cada vez más solas.

A diferencia de The Great Hack (Nada es privado), el documental de Netflix sobre Cambridge Analytica, la compañía de manejo de Big Data que hackeó millones de cuentas de Facebook para influir en el Brexit, en las elecciones que llevaron a Donald Trump al poder y a Mauricio Macri a la presidencia de Argentina; Brexit: the Uncivil War es una película, es ficción, aunque una leyenda al principio nos advierte que se respetaron los nombres verdaderos y que el argumento se redactó en base a entrevistas realizadas a los protagonistas de la historia.

martes, 6 de agosto de 2019

genealogía del empresario nacional

En la microbiografía que lo presenta en la Revista Crisis, de Alejandro Galliano –cuya primera nota en ese medio se publicó en septiembre de 2015– se dice: “(Tigre, 1978) Hijo de la clase trabajadora y egresado de Filosofía y Letras. De día trabaja en los mal iluminados nichos de la industria educativa argentina y de noche dibuja y escribe como Bruno Bauer. En twitter es @bauerbrun.” Entonces no había publicado aún su primer libro –junto con Hernán Vanoli– “Los dueños del futuro. Vida y obra, secretos y mentiras de los empresarios del siglo XXI”, en cuya contratapa leemos: “Cualquier argentino medio pone una parte de su vida en las poderosas y casi invisibles manos de los dueños del futuro. Viaja por calles o rutas construidas gracias a la toma de deuda estatal negociada por el joven banquero Federico Tomasevich. Compra productos en alguno de los supermercados de Federico Braun, que luego acompaña con otros productos de soja desarrollados con semillas diseñadas por Don Mario, la compañía de Gerardo Bartolomé. Si se enferma, quizás consuma alguno de los componentes fabricados por Hugo Sigman en sociedad con el Estado chino. También puede intentar comprar o vender en MercadoLibre, la empresa de Marcos Galperín, o visitar algún sitio web desarrollado por GlobAnt, y ofrecer así bienes o servicios finalmente comprados por alguien que vive en alguno de los incontables inmuebles que Eduardo Costantini ha desparramado por Buenos Aires.”
En esta entrevista Galliano dice que escribir ese libro lo llevó a replantearse su propia idea del futuro tras escuchar la que tienen en su cabeza los empresarios más prósperos de Argentina. Y que eso lo llevó a seguir escribiendo y explorando posibilidades que pocos –entre ellos el historiador rosarino Ezequiel Gatto– desarrollan en el amplio campo cultural argentino.
—Escribiste una nota en una revista digital basada en un modelo que se publicó a su vez en otro medio digital, Jacobin, ¿cómo percibís esta expansión de esto que podría englobarse en el periodismo digital, donde hay tanto opinión como un renovado discurso sobre la política?
—Son cosas diferentes allá (en medios estadounidenses o británicos) y acá. Jacobin, como New Statement, son como voceras de una nueva izquierda anglosajona en un país como Estados Unidos, que no tiene una tradición fuerte de izquierda, aunque tienen publicaciones e intelectuales, y aprovechan los soportes digitales como para vertebrar eso. En el caso de Inglaterra hay una tradición más sólida pero se está reciclando con Momentum y todo lo que se generó alrededor de (Jeremy) Corbyn, en fin, creo que todo se puede encuadrar en lo que The Economist llamó “socialismo millenial”, que tiene que ver con un nuevo consumidor (si tenés un socialista millenial no podés esperar que lea un diario en papel pero, al mismo tiempo, la necesidad de que no sea algo fugaz, de captarlo y darle contenidos. Acá en Argentina de alguna manera es algo más crepuscular, creo que está en retracción todos esos medios que aparecieron en el tercer gobierno kirchnerista, como ArtePolítica, LosTrabajosPrácticos y no tenían una adscripción política tan clara, al contrario de lo que pasa con Jacobin, que es como el vocero del socialismo encarnado en (Bernie) Sanders. Acá, estos medios trataban de tomar distancia de las dos fuerzas políticas, incluso de la grieta, es el caso de PanamaRevista que salió a terciar en ese terreno en el 2013, y no se pueden despegar de la crisis que en paralelo estaban sufriendo los medios tradicionales. Crisis financiera y de credibilidad. Y para muchos fueron un refugio, como yo, que no escribía en ningún medio, y estaban los otros medios, integrados por periodistas que ya no encontraban ni lugar ni financiamiento. Allá está en plena ebullición, aunque muchos no pudieron sostenerse. Acá está en retracción porque muchos no lograron solvencia financiera y también porque cambiaron las pautas. Hoy existe el podcast o un canal de YouTube, que transmiten mejor que un blog.