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sábado, 21 de marzo de 2020

el orden mundial revisitado

Con la crisis generada por la pandemia de coronavirus, China mueve los hilos del liderazgo global –según estos columnistas– mientras Estados Unidos vacila


Con cientos de millones de personas aisladas ahora en todo el mundo, la nueva pandemia de coronavirus se ha convertido en un evento realmente global. Y aunque sus implicancias geopolíticas deben considerarse secundarias con respecto a la salud y la seguridad, a largo plazo estas cuestiones pueden resultar de igual modo importantes, en especial cuando se trata de la posición global de los Estados Unidos. Al principio, los órdenes globales tienden a cambiar gradualmente y luego, todo de una vez. En 1956, una intervención fallida en Suez puso al descubierto la decadencia del poder británico y marcó el final del reinado del Reino Unido como potencia global. Hoy, los responsables políticos de los Estados Unidos deberían reconocer que si Estados Unidos no se yergue para para estar a la altura del momento, la pandemia de coronavirus podría marcar otro “momento Suez”.

Ahora está claro para todos, excepto para los partidarios más cegados, que Washington estropeó su respuesta inicial. Los errores cometidos por instituciones clave, desde la Casa Blanca y el Departamento de Seguridad Nacional hasta los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), han socavado la confianza en la capacidad y competencia del gobierno de los EEUU. Las declaraciones públicas del presidente Donald Trump, ya sea en los discursos de la Oficina Oval o en los tuits de la mañana, han servido para sembrar la confusión y difundir la incertidumbre. Los sectores público y privado han demostrado estar mal preparados para producir y distribuir las herramientas necesarias para hacer pruebas y dar respuesta. A nivel internacional, la pandemia amplificó los instintos de Trump de cortarse solo y expuso cuán poco preparado está Washington para liderar una respuesta global.


martes, 17 de marzo de 2020

aclaraciones


Nota del traductor (Adam Kotsko)*: Giorgio Agamben me pidió que tradujera este breve ensayo, que sirve como respuesta indirecta a la controversia en torno a su artículo sobre la respuesta al coronavirus en Italia (aquí está la pieza original en italiano y aquí una traducción al inglés). [Nota bene al final] 


El miedo es un mal consejero, pero hace que aparezcan muchas cosas que pretendíamos no ver. El problema no es dar opiniones sobre la gravedad de la enfermedad, sino preguntar sobre las consecuencias éticas y políticas de la epidemia. Lo primero que la ola de pánico que paralizó al país muestra es que nuestra sociedad ya no cree en otra cosa que la vida desnuda. Es obvio que los italianos están dispuestos a sacrificar prácticamente todo: las condiciones normales de vida, las relaciones sociales, el trabajo, incluso las amistades, los afectos y las convicciones religiosas y políticas, por el peligro de enfermarse. La vida desnuda –y el peligro de perderla– no es algo que une a las personas, sino algo que las ciega y las separa. Los otros seres humanos, como en la plaga descrita en la novela de Alessandro Manzoni, ahora sólo son vistos como posibles propagadores de la plaga a los que uno debe evitar a toda costa y de los que uno necesita mantenerse a una distancia de al menos un metro. Los muertos, nuestros muertos, no tienen derecho a un funeral y no está claro qué sucederá con los cuerpos de nuestros seres queridos. Nuestro vecino ha sido suprimido y es curioso que las iglesias guarden silencio sobre el tema. ¿En qué se convierten las relaciones humanas en un país que se habitúa a vivir de esta manera por quién sabe cuánto tiempo? ¿Y qué es una sociedad que no tiene otro valor que la supervivencia?

el mundo después de la pandemia


¿Qué consecuencias tendrá la pandemia sobre la política internacional? Diez reflexiones exploratorias de Andrés Malamud


A través de un hilo de Twitter, el politólogo argentino Andrés Malamud (@andresmalamud: recibido en la UBA y doctorado en el Instituto Universitario Europeo, es investigador en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa) adelantó algunas reflexiones sobre las consecuencias de la pandemia de covid-19 en la política internacional, que sostuvo a través de artículos publicados en medios extranjeros por reconocidos especialistas.

Estado

La primera de las conclusiones es que el paso de la pandemia “fortalecerá al estado-nación en detrimento de las organizaciones no gubernamentales (ONG), las corporaciones multinacionales, el terrorismo transnacional y los mercados globales”.

Lo ejemplifica con una cita a un artículo de Stephen M. Walt en ForeignPolicy: “La emergencia actual nos recuerda que los estados son aún los principales actores en la política global. Cada tanto, los expertos y los académicos deslizan que los estados son cada vez menos relevantes en los asuntos mundiales y que otros actores o fuerzas sociales (por ejemplo: organizaciones no gubernamentales, corporaciones multinacionales, el terrorismo internacional, los mercados globales, y así) están socavando la soberanía y empujando al estado hacia el basurero de la historia. Sin embargo, cuando asoman nuevos peligros, los humanos buscamos primero y sobre todo al gobierno nacional para protegernos”.

lunes, 16 de marzo de 2020

¿qué puede enseñarnos el covid-19?



Muchos ven el mundo como un número inabarcable de batallas por un premio, cada uno con su ganador y su perdedor. Para ellos, la vida es una serie interminable de estos juegos de suma cero. Por desgracia, una de estas personas es el presidente de los Estados Unidos.

Un ejemplo de algo que no es un juego de suma cero es una pandemia global. La enfermedad de otra persona no es para mí una ganancia sino una amenaza. Ninguna nación gana de la mortalidad en otra nación. Para pelear contra el contagio, el arma principal es la cooperación, en todos los niveles, desde el interpersonal hasta el internacional. A nivel internacional, compartir recursos e información es esencial, porque cualquier vulnerabilidad de cualquier nación amenaza a las personas de todas las demás naciones.

Las naciones que peleaban entre sí en la Primera Guerra Mundial pensaron lo contrario. Así que cada uno, incluido Estados Unidos, trató la creciente epidemia de 1918 como un secreto militar. La existencia del virus asesino se hizo pública solo porque España, que no era una de las naciones en guerra, se negó a censurar las noticias sobre la enfermedad. Las estimaciones de muerte por la pandemia de 1918 varían de unos 17 millones a unos 100 millones. La guerra mató directamente a 53.000 estadounidenses. El virus mató entre 500.000 y 675.000 estadounidenses. Una mirada más profunda revelaría que los estragos de la guerra, junto con la cultura pervertida de la guerra, fueron los mayores facilitadores de la pandemia, si no sus causas.

martes, 3 de marzo de 2020

la coronacrisis según roubini

El economista Nouriel Roubini predijo la crisis financiera de 2008. Ahora cree que los mercados bursátiles caerán en un 30 a 40 por ciento debido al coronavirus. Y que Trump perderá su reelección.


Nouriel Roubini es uno de los economistas más destacados y enigmáticos del mundo. Predijo con precisión el estallido de la burbuja inmobiliaria de los EEUU, además de la crisis financiera de 2008, junto con las ramificaciones de las medidas de austeridad para la Grecia endeudada. Roubini, que es famoso por sus osados pronósticos, ahora tiene otro: cree que el coronavirus conducirá a un desastre económico global y que, como resultado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no será reelegido.
—¿Qué tan grave es el brote de coronavirus para China y para la economía global?
—Esta crisis es mucho más severa para China y el resto del mundo de lo que los inversores esperaban por cuatro razones. Primera: no es una epidemia limitada a China, sino una pandemia mundial. Segunda: está lejos de haber terminado. Esto tiene consecuencias masivas, pero los políticos no se dan cuenta.
—¿Qué quiere decir con eso?
—Mire solo su continente. Europa teme cerrar sus fronteras, lo cual es un gran error. En 2016, en respuesta a la crisis de refugiados, Schengen fue efectivamente suspendido, pero esto es aún peor. Las fronteras italianas deberían cerrarse lo antes posible. La situación es mucho peor que un millón de refugiados que vienen a Europa.
Roubini: foto de AP publicada en Der Spiegel.