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viernes, 30 de octubre de 2009

sobre el positivismo uruguayo

Un medio tanque en el acceso al puente Paysandú-Colón.
El Tiro Suizo, frente al Yatch Club de Paysandú.
El obelisco de Paysandú señala la primera intentona de desembarco, fallido, de los 33 Orientales en la Banda Oriental.
El tanque de Paylana, una de las empresas que constituyeron el polo industrial sanducero hasta principios de los 70.

«En el Uruguay la gente es partidaria de la democracia intelectual: el Estado protege todas las explosiones del espíritu con la condición de que sean un poco positivistas o por lo menos patrióticas. Aquí padecemos supersticiones parecidas, pero con la ventaja de que el Estado en general no se mete: gracias a eso nos hemos librado de tener una edición oficial de El borracho, de Castellanos. Los uruguayos creen en los escritores y los admiran como se admira y se cree en la precocidad de los chicos.»

La descripción es muy precisa y lo primero que me nace es estar en un todo de acuerdo. Pero el que la escribió es Ignacio Anzoátegui (a propósito de J.E. Rodó, sobre el que también dice unas cosas buenísimas, en ese tono), un gusano facho y lúcido. Entonces creo que las mejores cosas en este asunto (uruguayos, positivismo, laicisismo) están de alguna manera dichas sin tanta declamación en las páginas de Hudson, de Onetti, de Tomás De Mattos: donde ninguna frase nos deja tan tranquilos y, como dice mi amigo Juan Manuel Alonso, su escritura implicó un riesgo para el autor.

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