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martes, 6 de abril de 2010

i've seen the future, it is murder


Después de ver Collapse busqué a Michael Ruppert en la red y lo encontré en un video en el que hablaba de las verdades y mentiras sobre el 9-11: trazaba una breve historia de la familia Bush, su relación con el banco que en la Segunda Guerra financió a Hitler y dirigió el abuelo Bush y los trámites del último presidente republicano para salvar una corporación de un juicio por fraude cuyos legajos estaban en el World Trade Center.
De nuevo llegué a este documental a través de Fanático, que lo vinculó a su sitio hace un par de días. Collapse, dirigido por Chris Smith, es una larga entrevista a Ruppert (14 horas de filmación que terminaron en 82 minutos de película: Ruppert habla sentado en una silla en lo que parece el sótano de alguna despensa semidesierta), en la que el entrevistado habla de su obsesión por difundir la verdad sobre lo que llama “el colapso”: el callejón sin salida de una civilización que ha creado un mundo a partir de la idea del crecimiento económico infinito y se encuentra con lo finito de los recursos energéticos. Collapse se estrenó en septiembre del año pasado en el Toronto International Film Festival y tuvo desde entonces críticas alentadoras.
Rupert fuma durante la entrevista, unos cigarrillos de filtro blanco que prende con un encendedor descartable. Dice que el pico de la producción de petróleo llegó hace unos años y que, a partir de allí, la curva comenzó a caer inevitablemente. Dice que los Estados Unidos no saldrán de Irak, donde construyeron la base militar y el complejo de embajadas más grande del mundo, y explica las razones por las cuales el imperio quiso asegurarse las reservas petrolíferas que Saddam Hussein amenazó cuando se mostró deseoso de que los barriles de crudo cotizaran en euros en lugar de dólares. Dice que el petróleo, a esta altura, es irremplazable, que el 26,5 por ciento de las cubiertas es petróleo, que todo el plástico es un derivado del petróleo; y que las fuentes alternativas de energía (biocombustibles, etcétera) son una patraña: hay más inversión en la producción que beneficios en su explotación. Señala que las posibles reservas de petróleo bajo el ártico necesitarían de un derretimiento de la capa de hielo como a la que lleva el calentamiento global y asegura que las únicas fuentes energéticas alternativas son el viento y el sol, pero que así hubiera suficiente desierto para instalar los ventiladores y los paneles necesarios para producir esa energía no existe aún tecnología capaz de transportarla sin recurrir a derivados del petróleo. Asimismo, muestra un estremecedor gráfico manuscrito en el que se enseña el crecimiento de la población mundial hasta la cifra espeluznante actual: el gran disparador es la explotación petrolera.
Los padres de Ruppert estuvieron ligados a las agencias de inteligencia de EEUU y el mismo Ruppert fue agente de la policía de Los Ángeles, en la que se desempeñó en la sección narcóticos. A fines de los 70 la CIA, según cuenta, lo contactó a través de una novia que tenía entonces, para involucrarlo en una operación de tráfico de drogas. Desde entonces intentó denunciar ante el Congreso esa operación y comenzó una investigación que lo llevaría, a fines de los 90 a crear la página Desde la Jungla, desde la que difunde sus investigaciones y sus opiniones.
Collapse no sólo es una entrevista al hombre que predijo la actual crisis y bancarrota del sistema de libre mercado actual en Estados Unidos y el mundo, es también una conversación con un hombre cuya vida ha colapsado sentimental y económicamente. El film es particularmente interesante para el público argentino (aunque es improbable que llegue aquí) porque empieza con imágenes de diciembre de 2001 tomadas del documental Memoria del saqueo, de Fernando Solanas, que son como un anuncio del mundo por venir, y porque Ruppert nos habla de ese desierto de lo real que conocemos a partir de la caída de De la Rua y sobre el que también nos había advertido Alejandro Olmos y su heroica investigación sobre la deuda externa argentina. Ruppert mismo, quien se quiebra y llora pasadas las tres cuartas partes del film y se queja: “¡Hace años que venimos advirtiéndolo!” (al referirse al colapso económico del que EEUU no parece poder salir en el corto plazo), recuerda con su pobreza y su bronca a Olmos.
Ruppert, por último, se me hace creíble porque en sus argumentos (en los que varias veces usa el término “shut down”: apagón) escucho los de John Carpenter en su irónica y siniestra Escape from LA (1996), en la que Kurt Russell, tras apagar toda la energía del mundo y dejar el planeta en la oscuridad recoge una colilla de cigarrillo encendida y suspira: “Welcome to the human race”. Escucho también los ecos de Ciudad, la novela visionaria de Clifford D. Simak, o las predicciones actuales de Paul Virilio o James Cameron en Avatar. Por último, Ruppert cita a Timoteo, el discípulo de Saulo de Tarso que leemos en el Nuevo Testamento: "El amor al dinero es el origen del mal".

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