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miércoles, 21 de diciembre de 2011

títulos

Y un día el director dice: «Creemos ya haber mencionado en este boletín las diferencias con el gran Pablo Makovsky a la hora de redactar y sobre todo de titular la programación de este Centro cultural. Sofía Sarbach, nuestra encargada de comunicación, sostiene contra viento y marea que el título del programa es el título de la actividad. Si ponemos un Othello, de Shakespeare, el título deberá ser así nomás, “Othello, de Shakespeare”. Makovsky en cambio tiende a irse para el lado de la subjetividad, y si en esa subjetividad hay un eco de referencias culturales, mejor. Makosvky titularía “Celar o no celar”. Makovsky es de la escuela de los periodistas-escritores, esa que en la Argentina se inicia con los modernistas, tiene un momento de gloria en la época de las vanguardias (Arlt, González Tuñón), puntos de condensación en los años 70 (los títulos del diario Noticias, tan mentados) y actividad proliferante en el modelo que impone Página 12, vía Osvaldo Soriano, en los años 90. Ya lo sabemos, si hay que titular una derrota, va “Cuesta abajo”, si se muere un guitarrista “Guitarra vas a llorar”, etc. Eh, no, claro que Makovsky es muy refinado y sus referencias culturales casi que las conoce solamente él, por lo que pierden prácticamente carácter referencial. Aun así, discutimos. Todo esto viene a cuento de nuestras fiestas de fin de año y de cómo las titulamos. El modelo Sarbach sería lacónicamente “Fiesta de fin de año”. Mak porfia y mete “Qué fantástica esta fiesta”, o “Fiesta for ever”. La última, que ya no recordamos cómo se tituló, fue un exitazo.»
 Foto de JD Hancock.
Si lo dice él, que escribió la Breve historia de la literatura argentina, entre otras cosas magníficas, atesoro esos adjetivos y sobre todo el repaso, de los modernistas a Página 12. Me deja pensando, también, mi propensión a metaforizar y, sobre todo, mi falta de atención (para no decir desprecio) sobre lo que es meramente informativo o noticioso, cosa que no pondero y considero una falla, a esta altura acaso irrecuperable. Pienso que los títulos que más me han llamado la atención son aquellos que enseñan una atmósfera al mismo tiempo que señalan un hecho y pienso, claro está, que lo que tengo en la cabeza suelen ser siempre títulos de libros, de películas o de canciones. Pero pienso también que los materiales periodísticos que con mayor fruición leí en los años de formación fueron suplementos y revistas, el diario siempre fue, desde que en el secundario mi amigo Enegé me señaló cómo leerlos, algo con densidad textual insuficiente como para ir más allá de lo que postulaba, precisamente, el título y la bajada. Deduzco entonces que para un lector tan desatento de la noticia, los títulos como los que postula mademoiselle Sarbach han sido una bendición para mí, bendición que no quiero o no puedo repartir por mi cuenta.
Agrego, por último, que el título para el texto de la Fiesta de este año surgió de una consulta a Pablo Ayala que satisficiera la demanda de Sofi: ¿Cómo se conoce a la fiesta del CCPE? “La fiesta del Parque”, dijo Pablo y dio un ejemplo: “Así le dicen todos, «Vamos a la fiesta del Parque»”.
Y, last but not least, aunque he entrado en esa etapa de la menopausia social por la que evito las fiestas (sí, sí, una pose como tantas), no olvido que en ellas suele jugarse (en su sentido religioso al menos) cierto sentido de pertenencia, de cosa ontológica y vital, por eso preferí para ese anuncio, para el texto de ese anuncio, una de las canciones de Zitarrosa que más me gustaron siempre:
«¡Ah, si el año no terminara con una fiesta no sólo parecería que no termina, sino que algo nuevo no puede comenzar. Las fiestas son importantes, claro que sí, es el momento importante que no parece importante. Está aquella “Chamarrita de una bailanta” que cantaba Zitarrosa: “De una bailanta con acordeón hombre volví y en eso estoy”, es decir, el hombre que encuentra quién es en ese espacio ajeno al trabajo, el hombre que encuentra que es más hombre cuando decide festejar.
«Por eso, la fiesta es una ocasión para parecer y para ser, para ir y volver, así de seria es la cosa. Terminamos un año intenso, ¿cuántas cosas empezarán, precisamente, en nuestra fiesta de cierre?
«Es importante que vengas a ver quién sos, si el que vimos todo el año en el Teatro o el que baila en el Patio.»

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