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martes, 28 de agosto de 2012

nuestro hombre en berkeley


Mario Savio en la foto de AP que reproduce la NPR.

Subversives (Subversivos) es un libro del periodista de San Francisco Seth Rosenfeld que investiga “La guerra del FBI contra los estudiantes radicales y el ascenso de Reagan al poder”.

Para su investigación, Rosenfeld –tal como lo señala un artículo de la NPR que nos infromó sobre el libro– hurgó durante 30 años en más de 300.000 reportes obtenidos del FBI tras acciones judiciales del Freedom of Information Act.

En 1964, estudiantes de la Universidad de California, Berkeley, formaron un movimiento de protesta para repudiar las reglas que prohibían a los residentes en el campus enrolarse en actividades políticas.

J. Edgar Hoover, entonces director del FBI, sospechaba que el movimiento que promovía la libre opinión era una evidencia de una trama comunista para irrumpir en las universidades estadounidenses. De modo que ordenó a sus agentes inmiscuirse para averiguar si el movimiento era subversivo. Al regresar a sus oficinas los agentes dijeron que no había subversión, pero Hoover no sólo continuo asediando a los grupos, también usó, en palabras de Rosenfeld, “trucos sucios para reprimir el disenso en las universidades”.

Eso detalla Subversives, cómo el FBI empleó reporteros falsos para instalar ideas y deformar la opinión pública acerca de los movimientos estudiantiles; cómo se usaron reporteros reales para deformar historias, y cómo se las arreglaron incluso –con la ayuda del entonces gobernador Ronald Reagan– para echar al presidente de la Universidad de Berkeley, Clark Kerr.

Dice Rosenfeld: los registros “enseñan que durante la Guerra Fría el FBI buscaba cambiar el curso de la historia intercediendo en secreto en los acontecimientos, manipulando la opinión pública y tomando partido en la política partidaria”.

El libro también señala cómo el FBI influyó en las políticas de Reagan como titular del Gremio de Actores de Cine (Screen Actors Guild), como gobernador de California y al final como presidente.

“Hoover ordenó una investigación mayor sobre el movimiento de libre opinión y asignó agentes para que buscaran una trama conspirativa. Éstos señalaron que aunque había unos pocos comunistas y socialistas involucrados en las protestas, hubiese ocurrido de cualquier manera, porque realmente era una protesta contra las reglas de la universidad, que prohibía el enrolamiento político”, señala Rosenfeld.

El autor del libro también se refiere a a cómo el FBI trató de sabotear uno de los líderes estudiantiles: “El FBI veía a Mario Savio como una persona potencialmente peligrosa porque era muy carismático; era en verdad muy efectivo arengando estudiantes e incluso al público en general, que se comprometía con la causa del movimiento de opinión libre. Hoover intentó contraatacar dando ciertos pasos que desacreditarían a Savio al envolverlo en noticias que lo asociaban a los comunistas y los socialistas. En un punto, el FBI señaló a Savio como el activista clave, poniéndolo en una lista entre las personas que el FBI intentaría neutralizar a través de una vigilancia y persecución intensa. Un agente del FBI contactó así al empleador de Savio, haciéndole perder su trabajo”.

La historia de Reagan también se revisa en el libro. El ex presidente “comoenzó su relación con el FBI en Hollywood, en 1940, cuando se convirtió en un informante, denunciando a otros actores de los que sospechaba actividades subversivas. Más tarde, al convertirse en presidente del gremio de actores, el FBI tuvo amplio acceso a la información sobre los actores. En un momento, el gremio que tenía al frente a Reagan entregó información sobre 54 actores que eran investigados como posibles subversivos. De este modo, desde el FBI se vio a Reagan como una fuente en extremo cooperativa, lo que redundó en el pago de favores personales y políticos por parte de Hoover”.

No es casual la salida de Subversives, en tiempos de elecciones y mientras los republicanos muestran su garra más reaccionaria con el mormón Milt Romney como principal opositor a Barack Obama. Los republicanos tildan de totalitario y socialista a Obama y ven un complot comunista en todas partes: desde el film El caballero de la noche asciende a series de televisión como Game of Thrones, en cuyo episodio final de la primera temporada pudo verse una cabeza en una pica que tenía el rostro de George W. Bush. Subversives es un libro sobre la caza de brujas, que ha sido uno de los deportes favoritos de la política del corporativismo capitalista de los últimos siglos.

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