Mario Savio en la foto de AP que reproduce la NPR.
Subversives (Subversivos) es un libro del periodista de
San Francisco Seth Rosenfeld que investiga “La guerra del FBI contra los estudiantes
radicales y el ascenso de Reagan al poder”.
Para su investigación, Rosenfeld –tal como lo señala un artículo
de la NPR que nos infromó sobre el libro– hurgó durante 30 años en más de 300.000 reportes obtenidos del
FBI tras acciones judiciales del Freedom of Information Act.
En 1964, estudiantes de la Universidad de California,
Berkeley, formaron un movimiento de protesta para repudiar las reglas que
prohibían a los residentes en el campus enrolarse en actividades políticas.
J. Edgar Hoover, entonces director del FBI, sospechaba que
el movimiento que promovía la libre opinión era una evidencia de una trama
comunista para irrumpir en las universidades estadounidenses. De modo que
ordenó a sus agentes inmiscuirse para averiguar si el movimiento era
subversivo. Al regresar a sus oficinas los agentes dijeron que no había
subversión, pero Hoover no sólo continuo asediando a los grupos, también usó,
en palabras de Rosenfeld, “trucos sucios para reprimir el disenso en las
universidades”.
Eso detalla Subversives,
cómo el FBI empleó reporteros falsos para instalar ideas y deformar la opinión
pública acerca de los movimientos estudiantiles; cómo se usaron reporteros
reales para deformar historias, y cómo se las arreglaron incluso –con la ayuda
del entonces gobernador Ronald Reagan– para echar al presidente de la
Universidad de Berkeley, Clark Kerr.
Dice Rosenfeld: los registros “enseñan que durante la Guerra
Fría el FBI buscaba cambiar el curso de la historia intercediendo en secreto en
los acontecimientos, manipulando la opinión pública y tomando partido en la
política partidaria”.
El libro también señala cómo el FBI influyó en las políticas
de Reagan como titular del Gremio de Actores de Cine (Screen Actors Guild), como
gobernador de California y al final como presidente.
“Hoover ordenó una investigación mayor sobre el movimiento
de libre opinión y asignó agentes para que buscaran una trama conspirativa.
Éstos señalaron que aunque había unos pocos comunistas y socialistas
involucrados en las protestas, hubiese ocurrido de cualquier manera, porque
realmente era una protesta contra las reglas de la universidad, que prohibía el
enrolamiento político”, señala Rosenfeld.
El autor del libro también se refiere a a cómo el FBI trató
de sabotear uno de los líderes estudiantiles: “El FBI veía a Mario Savio como
una persona potencialmente peligrosa porque era muy carismático; era en verdad
muy efectivo arengando estudiantes e incluso al público en general, que se
comprometía con la causa del movimiento de opinión libre. Hoover intentó
contraatacar dando ciertos pasos que desacreditarían a Savio al envolverlo en
noticias que lo asociaban a los comunistas y los socialistas. En un punto, el
FBI señaló a Savio como el activista clave, poniéndolo en una lista entre las
personas que el FBI intentaría neutralizar a través de una vigilancia y
persecución intensa. Un agente del FBI contactó así al empleador de Savio, haciéndole
perder su trabajo”.
La historia de Reagan también se revisa en el libro. El ex
presidente “comoenzó su relación con el FBI en Hollywood, en 1940, cuando se
convirtió en un informante, denunciando a otros actores de los que sospechaba
actividades subversivas. Más tarde, al convertirse en presidente del gremio de
actores, el FBI tuvo amplio acceso a la información sobre los actores. En un
momento, el gremio que tenía al frente a Reagan entregó información sobre 54 actores
que eran investigados como posibles subversivos. De este modo, desde el FBI se
vio a Reagan como una fuente en extremo cooperativa, lo que redundó en el pago
de favores personales y políticos por parte de Hoover”.
No es casual la salida de Subversives, en tiempos de elecciones y mientras los republicanos
muestran su garra más reaccionaria con el mormón Milt Romney como principal
opositor a Barack Obama. Los republicanos tildan de totalitario y socialista a
Obama y ven un complot comunista en todas partes: desde el film El caballero de la noche asciende a
series de televisión como Game of Thrones,
en cuyo episodio final de la primera temporada pudo verse una cabeza en una
pica que tenía el rostro de George W. Bush. Subversives
es un libro sobre la caza de brujas, que ha sido uno de los deportes favoritos
de la política del corporativismo capitalista de los últimos siglos.
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