No sé quién tomó estas dos las fotos, aunque estoy casi seguro de que la cámara era de Clarita.
El que hizo los cartelitos (¿Sergio Gardella?) sabía lo que hacía y respondía con ello a la pregunta sobre el tiempo: uno pone nombres y etiquetas para orientarse, para recuperar en esas señas lo que el tiempo ha roído.
Reencontrarme con las compañeras (Gladys Giannini, Patricia Gómez, Clarita Lamberti, Celia López, según el orden alfabético) y compañeros de Química de entonces (Javier Albanesi, Pablo Díaz, Rudy Svoboda, Carlitos Torcello), además de los otros de las distintas terminalidades de la promoción es, claro está, cargarse de una expectativa que está en nuestro pasado: una rara paradoja temporal. A la vez, qué extraño placer descubrir, alcanzar una familiaridad ajena a lo que hice de la vida pero no menos familiar: no sólo compartimos los años del secundario, también sabemos de nosotros cosas que íbamos a disimular. Como dijera el poeta, "un acercamiento al sentido que restaura la experiencia" y lo hace, precisamente, porque en aquél momento, cuando nos separamos y ya pesaban las decisiones personales, individuales, sopesábamos también la experiencia común, el dibujo de un futuro cuyas líneas trazábamos desde allí... Así es como algo del futuro, algo del suspenso del futuro se coló en el encuentro de este sábado.
Fue un momento, el de este reencuentro, de una alegría generosa. Como la joya que Rose ha guardado en secreto en Titanic, la sabiduría de estos momentos residiría en saber devolver al mar nuestra posesión más preciosa y dejarnos mecer en las "sanadoras manos del tiempo".
Gracias Pablo por estas lineas.
ResponderEliminarGracias Pablo por estas lineas.
ResponderEliminarPor favor, nunca podré agradecer lo suficiente ese momento, guillermo. un abrazo
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