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martes, 20 de noviembre de 2012

el ángel de la historia


Esta y todas las fotos pertenecen a Raúl D'Amelio.

Salvo excepciones, como la del año 2004 y durante el III Congreso de la Lengua, cuando el entonces saludable gobierno español puso varios miles de euros para mostrar en el Museo Histórico Provincial Julio Marc (en Rosario, junto al laguito del Parque de la Independencia) la exposición de Ramón Gómez de la Serna, hasta ahora esa institución no había mostrado o, mejor, revisado, nada de su agitado pasado. Pero este jueves (22 de noviembre a las 19.30) la muestra Arte Colonial parece reunir y señalar en las piezas del siglo XVIII un relato distinto que intenta inaugurar nuevas lecturas en torno el nacimiento mismo de la colección y el museo.

Tales piezas son pinturas, platería, imaginería y mobiliario, que incluye un frontal de altar de un convento franciscano de Lima y tabernáculo de plata realizado para un iglesia de Puno, en el que celebrara misa el papa Juan Pablo II cuando visitó Rosario en 1987; junto con un retablo de madera del siglo XVIII del área surandina: dos de los “objetos” más imponentes de la colección que construyeran Ángel Guido –si se observa bien se ve la familiaridad entre el edificio de la institución, que él creó, y el Monumento Nacional a la Bandera– y Julio Marc.

La exhibición del jueves reconfigura la muestra permanente del MHP, según reza la gacetilla oficial, “se propone no sólo mostrar las piezas imponentes que acopia la institución, también es un rediseño del guión del museo con una propuesta museográfica novedosa”. Por primera vez, a 73 años de su fundación, el Museo exhibe en su colección de Arte Colonial su propia historia. Es decir, la visión de la historia nacional con la que Marc y Guido crearon la institución.

La identidad nacional fue el centro de los debates y enfrentamientos políticos de los intelectuales del país en las primeras décadas del siglo XX. El más notorio de los ensayos de esta construcción estético-ideológica es la que esbozara Ricardo Rojas en Eurindia (1924), donde “lo nacional” se define en un marco americano anterior a la Revolución de Mayo de 1810 que exalta el mestizaje hispano-indígena. En este contexto nació el MHP, por la voluntad de su mentor, Julio Marc, y su colección de Arte Colonial revela esas circunstancias.

La colección de Arte Colonial que gestara Ángel Guido se origina en ese análisis, antes incluso de la inauguración del museo en julio de 1939, materializando una concepción de la historia nacional que hizo confluir el pasado indígena y el hispánico. El nacimiento de esta colección se reivindicó “como fuente para la construcción de un arte nacional y moderno, que consolidara una estética americana”.

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