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jueves, 6 de diciembre de 2012

qué pena

Desde 1988 mantenemos con Robbie Kawano una sociedad a veces difusa que consiste en que él fabrica unas melodías cultas y populares y yo les pongo letra y a las perdidas las canto (no siempre es así). A esa sociedad, que también integra J.C. Verona, la llamamos La Mecedora: una especie de banda o grupo musical que rara vez despierta de su letargo y realiza un conciertito con mal sonido y pocos ensayos. Con el correr del tiempo, buscándolo de vez en cuando, fuimos creando una serie de temas o figuras recurrentes para esas letras, por ejemplo, el dolor o la pena como embriaguez y, de ahí, el caminar hacia adelante mirando el pasado; cosas así. A eso, que estudiamos en las letras, las películas y las novelas del tango, le llamamos la "tristeza rioplatense" y celebramos que su ejercicio no es necesariamente el de la tristeza, sino el de una suerte de saber.
Bien, esta mañana, al despertar, Robbie, cuyo uso de las comunicaciones suele reducirse a la llamada telefónica, me había enviado un correo en el que me decía: "Escuchando el estribillo del feliz cumpleaños ruso, me doy cuenta que no toda nuestra tristeza es rioplatense". El mensaje estaba acompañado del enlace al Tubo.
Sí, claro, me dije al escucharlo yo también:

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