Desde el jueves último y hasta el 31 de octubre, en el Salón
de las Miradas de Plataforma
Lavardén, está abierta la muestra “El
adentro y el afuera”, del fotógrafo Héctor
Rio, quien comenzó su trabajo con una inquietud puntual: ¿Cómo es el último
período de reclusión de un preso? El documental se realizó con internos de la
Unidad Penitenciaria Nº 3 en ese tiempo de transición en el que el interno
viaja al “afuera” y se encuentra con la ciudad que es otra y la misma, el
abrazo de las amistades y la familia, la contención, pero también el
reencuentro con las condiciones de exclusión que lo llevaron a estar en la
cárcel y con una sociedad que los condena con su sospecha –como una sentencia
permanente– y con su rechazo, que es otra forma de encarcelar.
Ya en otros trabajos suyos como “El otro fútbol”
o “Desde
el carro”, Rio había ensayado una mirada que se involucra y elige cruzar la
historia de manera transversal, subiéndose al carro de los recorren la ciudad
revisando la basura o los partidos de los torneos inferiores del fútbol. En
esos casos Rio practica una minuciosa selección de imágenes y puntos de vista
que distinguen claramente sus imágenes de las de una cámara de vigilancia o un
cuadro de estampas, fotos que se agotan en su propio cuadro. Es la ciudad la
que aparece transfigurada en las fotos tomadas desde el carro, es el fútbol
espectacular el que se desdibuja en el ensayo sobre los partidos de las
inferiores: así se muestra lo que no se ve. Así el otro, retratado en su hacer
–el carro, la basura, el recorrido urbano, el torneo de fútbol en el pueblo–,
sigue siendo otro y la foto opera como un puente, de modo que el espectador, el
que mira, se encuentra en tránsito.
“Hay una manera en que el fotógrafo enfrenta a las personas
que se parece al retrato del recato, al roce de la ternura de una verdad tan
feroz como poética”, está escrito en el texto que acompaña la muestra.
¿Qué es el encierro, qué es el afuera y el adentro?, se
pregunta María de los Ángeles Chiqui González en el prólogo que redactó para la
muestra de Rio en la Lavardén. Y se responde: “Hay que trabajar mucho para
encontrar esa sutileza, una cárcel casi sin rejas, telas que no son banderas,
dividen noches, intimidades, telones del que hace marchar su juventud con la
libertad en la gorrita.
“Blanco y negro, foto cortada, ventanas, puertas sacadas de
lugar, puertas abiertas, ventanas sin vidrios ni marcos, como pozos del mirar o
pasos del ocurrir, hombres que dialogan con su sombra, marcas que son tatuajes
de una piel gastada, corroída, árboles secos, puro invierno en camiseta, bellos
rostros humanos, seres que parecen proteger al mate, la comida, a los demás;
personas que hicieron una casa en donde están e inventan comunidades donde
pueden. Piel cetrina, ojos intensos, sensualidades masculinas en flor que no
logran tapar la veladura, ni el recorte, ni el respeto de no ser.
“Hay una manera en que el fotógrafo enfrenta a las personas
que se parece al retrato del recato, al roce de la ternura de una verdad tan
feroz como poética”.
Acá la galería de las fotos exhibidas.
Acá la galería de las fotos exhibidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios se moderan, pero serán siempre publicados mientras incluyan una firma real.