Bien, para los que buscan en la pantalla chica algo que, más
allá de su calidad, traiga el sello de calidad europeo, la televisión inglesa
estrenó dos series, a falta de una, con unos preciosos temas decimonónicos.
1827
La serie se estrenó en la televisión privada de Reino Unido
el 11 de noviembre y marca el retorno de Sean Bean (Eddard Stark en la primera
temporada de “Game of Thrones”) a la tevé. Se llama “The Frankenstein
Chronicles” y se emitirá también en Estados Unidos pero en 2016. Por supuesto,
se consigue en internet.
Ambientada en la Londres de 1827, “The Frankenstein
Chronicles” recrea el mito del monstruo del doctor Frankenstein –la novela de
Mary Shelley transcurre en una villa y el monstruo ataca en los bosques que la
rodean– en una época en que Inglaterra se asentó ya sobre la modernidad que
trajo la revolución industrial y el capitalismo global. En otras palabras,
Londres es la cabeza de un imperio que crea monstruos y se enfrenta a un
monstruo propio.
Sean Bean es el inspector de policía John Marlott, quien
después de una operación policial en el río Támesis para detener a una banda de
traficantes de opio, descubre un cadáver que lo horroriza: no se trata de un
niño, sino de un grotesco pastiche de partes de cuerpos de niños unidos
mediante costuras.
Es la época en que nace la literatura policial y la
fantástica (la de terror), de modo que la serie puede verse, al modo de “Penny
Dreadful” o “American Horror Story”, como una reflexión sobre el género mismo.
Marlott investiga quién es el demoníaco creador de estos
cuerpos rehechos y reanimados y a la vez nos ofrece un recorrido por la Londres
casi imperial de esos años: el submundo de la prostitución, el tráfico de
drogas, el robo de cadáveres, los homicidios con fines de lucro –cuya
investigación no son aún de interés para la literatura– y otros vicios.
Mientras tanto, nuestro detective se enfrenta a la casta médica y a las fuerzas
políticas que llevan adelante el progreso científico.
Una interpretación ya clásica señala que Frankenstein
no es sino una metáfora del terror que inspiraron a las clases dirigentes
europeas las masas que llevaron adelante la Revolución Francesa una década
antes de la aparición de la novela. ¿Cómo funciona hoy esa metáfora, con
Inglaterra retirada del epicentro imperial?
Por ahora “The Frankenstein Chronicles” se anunció como una
miniserie de seis episodios. Acaso su estreno en Estados Unidos la lleve a una
segunda parte que no está aún confirmada.
1930
La Londres de un siglo más tarde, 1930, el período de
entreguerras en el que muchos ingleses comenzaban a fascinarse con las ideas
fascistas, también es el escenario de “Jekyll y Hyde”, que comienza en una
clínica de vacunación en Ceilán (hoy Sri Lanka), en la que el doctor Robert
Jekyll trabaja junto con su padre adoptivo hasta que un accidente lo lleva a
mostrar su fuerza descomunal.
Vagamente basada en la novela de Robert Louis Stevenson, el
Jekyll que conocemos en esta serie estrenada el 25 de octubre pasado, es el
nieto del creador de Hyde.
Parte fantasía, comedia y quién sabe qué, la
historia fue trasladada a la década de 1930 y en lugar del original y célebre Dr.
Jekyll tenemos a Robert Jekyll (Tom Bateman), su nieto, quien en lugar de beber
una poción y convertirse en un monstruo heredó un defecto genético que le otorga
una fuerza sobrehumana y maligna, además de inclinarlo hacia la bebida y el
sexo cuando el señor Hyde asoma en su doble personalidad, una suerte de
Súperman decadente y británico.
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