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lunes, 28 de mayo de 2018

"un disciplinamiento de orden superior"

Julia Strada nació en Rosario, donde se recibió en la facultad de Ciencia Política, es magíster en Economía en Flacso e investigadora del Conicet, “y casi Doctora en Desarrollo Económico”, dice en su microbiografía en Twitter, donde agrega: “feminista”.
Strada integra el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), además de ser la columnista económica de “El diario”, que se emite de lunes a viernes a la tarde en C5N. Es, además, hija de uno de los dirigentes sindicales y políticos de izquierda más respetados de la ciudad, Aldo Strada, quien militó desde los años 70 en el Peronismo de Base y fue legislador entre 2003 y 2007, y falleció en enero del año pasado.
En esta conversación Julia Strada destaca la importancia de la política frente a la economía y reafirma que este gobierno va por los sindicatos y por la industria como territorio de sindicalización.
Imagen tomada de Twitter

—¿Notás que hay algo así como un “paradigma económico” que pretende explicar e interpretar una realidad que es ante todo política?
—La ortodoxia económica entiende que la economía es una ciencia y a partir de ese enfoque entiende que la economía puede hacer un diagnóstico científico acerca de la causa de los problemas y en virtud de eso intervenir en la realidad con medidas económicas precisas. Al mismo, tiempo, al suponer que la Economía, piensan que puede predecir lo que va a pasar, por eso son tan fanáticos de las proyecciones acerca del crecimiento, las inversiones. La ortodoxia entiende que la inflación es un problema monetario y que en el marco de eso la ecuación correcta para reducir la inflación es absorber pesos y quitar liquidez del mercado y entienden que no habría otra manera científica para resolver la inflación. Después, claro, uno se estrella contra la realidad de la economía argentina y su funcionamiento particular que no coincide con los preceptos de la economía ortodoxa como se la enseña en las universidades: gran parte de estos economistas son egresados de universidades norteamericanas o extranjeras y vienen a Argentina, se insertan en la gestión pública y se dan cuenta de que nada de lo que aprendieron termina siendo aplicable.

—¿Creés que la agenda impuesta por el gobierno marca también la de la oposición?
—Yo diría que la agenda del gobierno es la fijada por los grandes medios hegemónicos, impuesta por el gobierno y levantada por los grandes medios, en otros casos impuesta por los grandes medios, directamente, creo que tienen un poder muy importante, y que la oposición –el kirchnerismo, el peronismo, la izquierda– termina quedando presa de esas discusiones. De todos modos creo que hubo algunos hechos que han corrido el eje, como el proyecto contra el tarifazo, la propia discusión de la ola feminista sobre el aborto también le marcó la agenda al gobierno, que tuvo que salir a decir que aceptaba la discusión en el Congreso, incluso salió, en el marco del 8M, un proyecto de paridad salarial. En términos generales ellos marcan la agenda pero hay también ciertos hitos de instalación social que hacen que el gobierno tenga que revisar qué hacer.
Imagen tomada de Gobierno CABA.

—El ajuste que anunció Macri en su última conferencia de prensa implica recortes en empleos estatales, salarios, ¿vamos hacia el modelo chileno, con sueldos de 200 dólares?
—Está claro que no solo vamos hacia un esquema de menor gasto en general que va a impactar en despidos en el sector público, sino que el objetivo es bajar el salario en dólares. No sé si 200 termina siendo el valor de referencia para Argentina, pero sí, reducir el salario en dólares es uno de los objetivos y claro que el modelo chileno, el mexicano, el peruano son los ejemplos de Cambiemos para abaratar costos. También Brasil está en un esquema similar en el marco de la reforma laboral.
—Pese a los grandes pronunciamientos populares (diciembre de 2017, 2x1 de la Corte), la calle no parece una respuesta contundente para el gobierno, ¿cómo ves ese panorama con un panperonismo muchas veces servil y una oposición dividida?
—Yo matizaría la aseveración que dice que la calle no parece una respuesta contundente, me parece que al contrario: el gradualismo que el gobierno dice tener en realidad fue la resistencia de los trabajadores y trabajadoras al ajuste que quisieron implementar de un modo mucho más drástico, diría que por las enormes movilizaciones de resistencia a los despidos, por los tarifazos, por el 2 por 1, la muerte de Santiago Maldonado, por toda esa movilización social el gobiernono ha avanzado tan rápido y encontró ciertos obstáculos. De ahí a pensar que sólo la movilización social vaya a frenar a un gobierno que fue electo democráticamente y tiene poder económico y poderes fácticos detrás, creo que es difícil y se necesita cambiar democráticamente al gobierno, una unidad de la oposición; creo también que hay sectores de izquierda que han sido muy críticos del kirchnerismo, incluso en la elección de 2015 diciendo que era lo mismo y la verdad es que a la luz de los hechos, dos años después, fue muy negativa esa postura. Y por otro lado hay un peronismo que intentó acomodarse sin tanta crítica dura al gobierno nacional y sin embargo también termina siendo desplazado del PJ por un aliado a Cambiemos que es (Luis) Barionuevo, por lo cual deberían encontrar mejores razones para terminar juntándose con el kirchnerismo más duro y diría que los sectores de izquierda también deberían acercarse a un programa opositor unificado.
—Tu padre fue un importante dirigente de la CTA, ¿cómo ves el papel que están jugando los gremios en esta pulseada?
—La CTA, incluso en este panorama, sigue siendo uno de los espacios sindicales más auspiciosos por su nivel de apertura y de inclusión democrática, pero también es cierto que no logró congregar una gran cantidad de sindicatos, no docentes, por decirlo de algún modo, de hecho la UOM de Villa Constitución y también el sindicato de trabajadores neumáticos eran las únicas expresiones fuertes, junto con los trabajadores del subte, de Beto Pianelli, vinculadas al sector privado: que le quiten la personería a Pianelli, que se haya perdido el sindicato de neumáticos, que en Villa Constitución haya ganado lamentablemente una lista asociada a la burocracia sindical de Naldo Brunelli en San Nicolás, todo eso hace que la CTA pierda peso y que termine muy asociada a la lucha docente. Por lo cual termina siendo muy necesario que estos sectores que uno puede vincular a Hugo Yasky o Roberto Baradell lleguen a acuerdos con Palazzo, con Moyano, con sectores sindicales no burocráticos. Algo de eso estuvo pasando en teoría la semana pasada, a mi criterio hay que acelerar los tiempos, porque se dijo que iba a ser en febrero y aún no ocurrió. Tienen que hallar una unión institucional urgente para que esa unidad se pueda visualizar más fácilmente.
—Según algunos analistas, este gobierno va por los sindicatos (dado el alto grado de sindicalización de la sociedad argentina), ¿coincidís con ese diagnóstico?
—Sí, creo que este gobierno va por los sindicatos y también por la industria, así como Adolfo Canitrot dijo esto para el análisis de la última dictadura cívico-militar, que es que había un objetivo de disciplinamiento de orden superior, donde planteaba que había que desterrar la sindicalización y la conflictividad sociolaboral y para eso había que desterrar la industria, creo que el gobierno de Cambiemos va por lo mismo. Así que creo que el gobierno va por los sindicatos que frena el avance del gobierno más allá del nivel de conflictividad que exista e distintas etapas.
—Ciertos analistas ven la última crisis como autoinfligida: la crisis que justifica el ajuste, la teoría del shock (Naomi Klein), ¿cómo la ves vos?
—No creo que sea una crisis autoinfligida, no creo que hayan buscado llegar a donde están. Lo que claramente sí buscaron a través de un discurso mediático y oficial fue crear una realidad inexistente según la cual necesitaban partir de una pesada herencia, de un balance muy negativo de la etapa anterior, decir que en 2015 estábamos en recesión para después decir que necesitaban aplicar todas esas medidas porque estábamos mal. Fabricaron una recesión en la cabeza de los argentinos para justificar las medidas. Ahora, las medidas que aplicaron no buscaban una crisis, sí buscaban el enriquecimiento y la transferencia de riquezas a una gran cantidad de sectores. Nosotros sabíamos que eso terminaba mal pero creo que una buena parte de ellos creía que esa era la manera de generar mejoras en las inversiones de Argentina.

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