Julia Strada nació en
Rosario, donde se recibió en la facultad de Ciencia Política, es magíster en
Economía en Flacso e investigadora del Conicet, “y casi Doctora en Desarrollo
Económico”, dice en su microbiografía
en Twitter, donde agrega: “feminista”.
Strada integra el
Centro de Economía Política Argentina (Cepa)
y el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), además de ser la columnista económica de
“El diario”, que se emite de lunes a viernes a la tarde en C5N. Es, además,
hija de uno de los dirigentes sindicales y políticos de izquierda más
respetados de la ciudad, Aldo
Strada, quien militó desde los años 70 en el Peronismo de Base y fue
legislador entre 2003 y 2007, y falleció en enero del año pasado.
En esta conversación
Julia Strada destaca la importancia de la política frente a la economía y
reafirma que este gobierno va por los sindicatos y por la industria como
territorio de sindicalización.
Imagen tomada de Twitter
—¿Notás que hay algo así como un “paradigma económico” que pretende explicar e interpretar una realidad que es ante todo política?
—La ortodoxia
económica entiende que la economía es una ciencia y a partir de ese enfoque
entiende que la economía puede hacer un diagnóstico científico acerca de la
causa de los problemas y en virtud de eso intervenir en la realidad con medidas
económicas precisas. Al mismo, tiempo, al suponer que la Economía, piensan que
puede predecir lo que va a pasar, por eso son tan fanáticos de las proyecciones
acerca del crecimiento, las inversiones. La ortodoxia entiende que la inflación
es un problema monetario y que en el marco de eso la ecuación correcta para reducir
la inflación es absorber pesos y quitar liquidez del mercado y entienden que no
habría otra manera científica para resolver la inflación. Después, claro, uno
se estrella contra la realidad de la economía argentina y su funcionamiento
particular que no coincide con los preceptos de la economía ortodoxa como se la
enseña en las universidades: gran parte de estos economistas son egresados de
universidades norteamericanas o extranjeras y vienen a Argentina, se insertan
en la gestión pública y se dan cuenta de que nada de lo que aprendieron termina
siendo aplicable.
—Yo diría que la
agenda del gobierno es la fijada por los grandes medios hegemónicos, impuesta
por el gobierno y levantada por los grandes medios, en otros casos impuesta por
los grandes medios, directamente, creo que tienen un poder muy importante, y
que la oposición –el kirchnerismo, el peronismo, la izquierda– termina quedando
presa de esas discusiones. De todos modos creo que hubo algunos hechos que han
corrido el eje, como el proyecto contra el tarifazo, la propia discusión de la
ola feminista sobre el aborto también le marcó la agenda al gobierno, que tuvo
que salir a decir que aceptaba la discusión en el Congreso, incluso salió, en
el marco del 8M, un proyecto de paridad salarial. En términos generales ellos
marcan la agenda pero hay también ciertos hitos de instalación social que hacen
que el gobierno tenga que revisar qué hacer.
Imagen tomada de Gobierno CABA.
—El ajuste que anunció Macri en su última conferencia de prensa implica recortes en empleos estatales, salarios, ¿vamos hacia el modelo chileno, con sueldos de 200 dólares?
—Está claro que no
solo vamos hacia un esquema de menor gasto en general que va a impactar en
despidos en el sector público, sino que el objetivo es bajar el salario en
dólares. No sé si 200 termina siendo el valor de referencia para Argentina,
pero sí, reducir el salario en dólares es uno de los objetivos y claro que el
modelo chileno, el mexicano, el peruano son los ejemplos de Cambiemos para
abaratar costos. También Brasil está en un esquema similar en el marco de la
reforma laboral.
—Pese a los grandes pronunciamientos populares
(diciembre de 2017, 2x1 de la Corte), la calle no parece una respuesta
contundente para el gobierno, ¿cómo ves ese panorama con un panperonismo muchas
veces servil y una oposición dividida?
—Yo matizaría la
aseveración que dice que la calle no parece una respuesta contundente, me
parece que al contrario: el gradualismo que el gobierno dice tener en realidad
fue la resistencia de los trabajadores y trabajadoras al ajuste que quisieron
implementar de un modo mucho más drástico, diría que por las enormes
movilizaciones de resistencia a los despidos, por los tarifazos, por el 2 por
1, la muerte de Santiago Maldonado, por toda esa movilización social el
gobiernono ha avanzado tan rápido y encontró ciertos obstáculos. De ahí a
pensar que sólo la movilización social vaya a frenar a un gobierno que fue
electo democráticamente y tiene poder económico y poderes fácticos detrás, creo
que es difícil y se necesita cambiar democráticamente al gobierno, una unidad
de la oposición; creo también que hay sectores de izquierda que han sido muy
críticos del kirchnerismo, incluso en la elección de 2015 diciendo que era lo
mismo y la verdad es que a la luz de los hechos, dos años después, fue muy
negativa esa postura. Y por otro lado hay un peronismo que intentó acomodarse
sin tanta crítica dura al gobierno nacional y sin embargo también termina
siendo desplazado del PJ por un aliado a Cambiemos que es (Luis) Barionuevo,
por lo cual deberían encontrar mejores razones para terminar juntándose con el
kirchnerismo más duro y diría que los sectores de izquierda también deberían
acercarse a un programa opositor unificado.
—Tu padre fue un importante dirigente de la
CTA, ¿cómo ves el papel que están jugando los gremios en esta pulseada?
—La CTA, incluso en
este panorama, sigue siendo uno de los espacios sindicales más auspiciosos por
su nivel de apertura y de inclusión democrática, pero también es cierto que no
logró congregar una gran cantidad de sindicatos, no docentes, por decirlo de
algún modo, de hecho la UOM de Villa Constitución y también el sindicato de
trabajadores neumáticos eran las únicas expresiones fuertes, junto con los
trabajadores del subte, de Beto Pianelli, vinculadas al sector privado: que le
quiten la personería a Pianelli, que se haya perdido el sindicato de
neumáticos, que en Villa Constitución haya ganado lamentablemente una lista
asociada a la burocracia sindical de Naldo Brunelli en San Nicolás, todo eso
hace que la CTA pierda peso y que termine muy asociada a la lucha docente. Por
lo cual termina siendo muy necesario que estos sectores que uno puede vincular
a Hugo Yasky o Roberto Baradell lleguen a acuerdos con Palazzo, con Moyano, con
sectores sindicales no burocráticos. Algo de eso estuvo pasando en teoría la
semana pasada, a mi criterio hay que acelerar los tiempos, porque se dijo que
iba a ser en febrero y aún no ocurrió. Tienen que hallar una unión
institucional urgente para que esa unidad se pueda visualizar más fácilmente.
—Según algunos analistas, este gobierno va por
los sindicatos (dado el alto grado de sindicalización de la sociedad
argentina), ¿coincidís con ese diagnóstico?
—Sí, creo que este
gobierno va por los sindicatos y también por la industria, así como Adolfo Canitrot dijo esto para el análisis de la última dictadura cívico-militar, que
es que había un objetivo de disciplinamiento de orden superior, donde planteaba
que había que desterrar la sindicalización y la conflictividad sociolaboral y
para eso había que desterrar la industria, creo que el gobierno de Cambiemos va
por lo mismo. Así que creo que el gobierno va por los sindicatos que frena el
avance del gobierno más allá del nivel de conflictividad que exista e distintas
etapas.
—Ciertos analistas ven
la última crisis como autoinfligida: la crisis que justifica el ajuste, la
teoría del shock (Naomi
Klein), ¿cómo la ves vos?
—No creo que sea una crisis autoinfligida, no
creo que hayan buscado llegar a donde están. Lo que claramente sí buscaron a
través de un discurso mediático y oficial fue crear una realidad inexistente
según la cual necesitaban partir de una pesada herencia, de un balance muy
negativo de la etapa anterior, decir que en 2015 estábamos en recesión para
después decir que necesitaban aplicar todas esas medidas porque estábamos mal.
Fabricaron una recesión en la cabeza de los argentinos para justificar las
medidas. Ahora, las medidas que aplicaron no buscaban una crisis, sí buscaban
el enriquecimiento y la transferencia de riquezas a una gran cantidad de
sectores. Nosotros sabíamos que eso terminaba mal pero creo que una buena parte
de ellos creía que esa era la manera de generar mejoras en las inversiones de
Argentina.
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