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lunes, 17 de septiembre de 2018

la recesión que se viene

Tomado de TruthDig


Durante la crisis financiera de 2008, los bancos centrales del mundo, incluida la Reserva Federal, inyectaron trillones de dólares de dinero fabricado en el sistema financiero mundial. Este dinero fabricado ha creado una deuda mundial de $ 325 trillones, más de tres veces el PIB mundial. El dinero fabricado fue acumulado por bancos y corporaciones, prestados por los bancos a tasas de interés predatorias, utilizados para pagar los intereses de la deuda impagable o gastados en la recompra de acciones, proporcionando millones en compensación a las élites. El dinero fabricado no se invirtió en la economía real. Los productos no fueron fabricados y vendidos. Los trabajadores no fueron reintegrados a la clase media con ingresos sostenibles, beneficios y pensiones. Los proyectos de infraestructura no fueron llevados adelante. El dinero fabricado volvió a inflar burbujas financieras colosales construidas sobre la deuda y empapeladas sobre un sistema financiero fatalmente enfermo destinado al colapso.
¿Qué desencadenará el próximo desplome? ¿Los $ 13.2 trillones en deuda insostenible de hipotecas de los hogares estadounidenses? ¿Los $ 1.5 trillones de deuda estudiantil insostenible? ¿Los miles de millones que Wall Street ha invertido en una industria de fracking que gastó 280 milmillones de dólares más de lo que generó en sus operaciones? Quién sabe. Lo que es cierto es que un colapso financiero global, uno que empequeñecerá el colapso de 2008, es inevitable. Y esta vez, con tasas de interés cercanas a cero, las élites no tienen un plan de escape. La estructura financiera se desintegrará. La economía global entrará en una espiral de muerte. La ira de una población traicionada y empobrecida me temo que potenciará aún más a los demagogos derechistas que prometen venganza contra las élites globales, la renovación moral, un renacimiento nativista que anuncia el regreso a una mítica edad de oro, cuando los inmigrantes, las mujeres y las personas de color conocían su lugar, y un fascismo cristianizado.
Viñeta de Joe Sacco en Days of Destruction, Days of Revolt. Tomada de National Post.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

diego sztulwark: pensamiento político

Cuando Mauricio Macri ganó las elecciones en 2015 el historiador Diego Sztulwark (1971) volvió a llamar a Horacio Verbitsky paradecirle que acaso era hora de poner manos a la obra a un libro que recién se conoció hace dos meses: Vida de perro. Balance político de un país intenso, del 55 a Macri, que puede leerse como una biografía política de Verbitsky y, también, como retazos de la historia reciente del país.
Sztulwark, quien investiga, escribe, publica como miembro del Instituto de Investigación y Experimentación Política (IIEP), participa de la editorial Tinta Limón y del blog Lobo Suelto, y se dedica al pensamiento político, acaso lo describe mejor al comienzo de esta conversación que mantuvimos cuando vino a Rosario a presentar aquél libro: “Cuando empezamos con el plan de lo que después fue el libro Vida de perro pensaba que me iba a encontrar con una discusión sobre movimientos populares, historias de las izquierdas, la izquierda en el peronismo y, claro, descubrí lo evidente, que Horacio Verbitsky es un historiador, un periodista, un investigador de la derecha. Su libro Ezeiza es un ejemplo de eso, pero también sus cuatro tomos sobre la historia política de la iglesia que me parece la obra fundamental de Verbitsky: es una historia argentina de Roca a Kirchner contada desde la institución que operó como regulación espiritual del principal partido político del orden de esos años que fue el Partido Militar. Entonces, el pensamiento sobre la derecha en Vida de perro es un pensamiento largo, histórico, denso. Y cuando digo que la derecha está ligada a la derrota me refiero sobre todo a la derrota de las organizaciones políticas revolucionarias en el año 77. Creo que Vida de perro se puede leer así, como una investigación sobre las derechas en Argentina, como un intento de comprender la derrota desde un lugar no complaciente y, al mismo tiempo, me parece que es un libro sobre las desobediencias, sobre la historia de desobediencias que acompañan el siglo XX”.
Imagen tomada de Espacio Memoria Mendoza.

—Lo primero que me surge preguntarte es si todas las presentaciones de Vida de perro tienen ese nivel de convocatoria, a qué lo atribuís y qué te parece que es lo que escucha el público de acuerdo a las preguntas que hacen.
—Bueno, hasta ahora las presentaciones de Vida de perro en Capital Federal, en Santa Fe, en la Universidad de Moreno y la última, en Rosario, fueron todas muy multitudinarias, en algunas incluso quedó gente afuera, como en Rosario. No sé cuantificar cuántas, pero claramente eran salones grandes desbordados. En todo caso, siempre una cantidad de gente mucho mayor a la que me espero. No podría precisar a qué se debe. Puedo suponer, porque es muy obvio, que el motivo central es la presencia de Horacio Verbitsky, creo que hay un reconocimiento a la obra de él que este libro materializa de una manera inesperada, porque no era el motivo principal, y me parece que en este momento no son tantas las figuras reconocidas de tan larga trayectoria que aportan una claridad conceptual y política convocante para una cantidad grande de gente de diferentes generaciones que necesitan pensar este momento y agruparse. Quisiera pensar que el libro tiene un motivo de convocatoria que se agrega a la del propio Verbitsky, quiero decir: el libro donde Verbitsky está conversando con alguien de otra generación y que tiene diferencias políticas con matices en algunos puntos importantes puede ampliar esa convocatoria, ojalá. Imagino que en algunos lugares se sumará el trabajo de los convocantes.
Y siempre es un misterio lo que las personas escuchan. Lo que sí puedo decir es que en las presentaciones las reuniones se cortan porque se termina el tiempo y no porque las personas empiezan a levantarse para irse, es decir, presumo que hay un interés, no un aburrimiento y creo que lo que se está escuchando es el esfuerzo enorme por imaginarse a futuro una imaginación política que no se reduzca a lo que fue el kirchnerismo o lo que fue la izquierda en todos estos años o una tradición específica como fue el autonomismo, sino la necesidad de ampliar las discusiones y acompañarnos un poco más en el período político presente y en el que viene.