Llega otra temporada navideña plagada de altas tasas de Covid-19 y el temor de infectar a los más cercanos, esta vez en medio de una escasez de suministros y otros problemas económicos. Mientras un capitalismo estadounidense desbocado intenta vendernos el consumismo como la respuesta a nuestras crisis actuales, incluso ahora, el periodista y ministro presbiterano ganador del premio Pulitzer Chris Hedges nos recuerda que el verdadero significado de la Navidad no tiene nada que ver con los obsequios que se pueden comprar. Hedges se une a Robert Scheer en el “Scheer Intelligence“ de esta semana para discutir qué experiencias personales le revelaron de qué se trata la festividad cristiana, así como qué piensa del cristianismo estadounidense en su versión actual y más frecuente.
“La Biblia fue utilizada por sistemas de poder para
perpetuar todo tipo de injusticias y persecuciones desde que la Iglesia
cristiana fue institucionalizada en el siglo III por Constantino, quien era un
dictador brutal”, dice Hedges. “[Una vez que el poder] cautivó esencialmente
esta ideología, fue [y] ha sido utilizado a lo largo de la historia para llevar
a cabo todo tipo de lo que yo llamaría [actos] heréticos. [Y] yo llamaría
herejes de la derecha cristiana; han aculturado los peores aspectos del
capitalismo e imperialismo estadounidense y la supremacía blanca con la
religión cristiana.
“Jesús, si viviera en la sociedad contemporánea,
sería indocumentado, porque no era ciudadano romano; vivía sin derechos, bajo
la ocupación romana”, añade el columnista de ScheerPost. “Jesús era una persona
de color; los romanos eran blancos. Los romanos clavaron a Jesús y a otras
personas de color en cruces de la misma manera en que los rematamos en el
corredor de la muerte, o los fusilamos en las calles por la policía
militarizada. Y a los romanos los tenía sin cuidado la importancia religiosa de
Jesús; lo mataron como insurrecto, como revolucionario, porque temían el
radicalismo del evangelio cristiano, que tanto desafiaba la cultura romana.
“El estado romano miró a Jesús de la misma manera
que el estado estadounidense miró a Malcolm X o Martin Luther King”, concluye. “Y,
como se demuestra a lo largo de la historia, los profetas a menudo son
asesinados”.
Esta es la conversación completa entre Scheer y Hedges
mientras el anfitrión le pregunta al reverendo cómo reconocer el uso indebido
del cristianismo, así como cómo desafiar directamente la inmoralidad con las
propias acciones, culminando en una parábola navideña personal pero
profundamente universal del propio Hedges.
—Hola, soy Robert Scheer con otra edición de Scheer Intelligence, esta vez obviamente vinculada con la Navidad. Y tengo a mi reverendo favorito, el reverendo Chris Hedges quien, en primer lugar, tuvo un padre que fue un ministro presbiteriano; fue a la Harvard Divinity School, fue ordenado años más tarde después de una carrera en periodismo. Es una persona a quien recurrir sobre lo que dice la religión y, en particular, sobre el cristianismo. Ha escrito sobre el fascismo cristiano; comprende toda su complejidad. Así que voy a tirarle ésto. Recuerdo un lema de mi juventud: había algunas personas en el lado religioso de las cosas que decían que querían devolver a Cristo en Navidad, que esta festividad se había comercializado totalmente y que Cristo quedaba fuera de ella. Así que comencemos con eso. ¿Cuál es la relevancia de la Navidad para esta religión nacional nuestra, qué es?
—Ah, bueno, esa es probablemente una crítica justa;
se ha comercializado por completo, y como cada vez menos personas tienen alguna
relación con la Iglesia institucional, probablemente se trata sólo de eso. Pero
la historia real de la Navidad me recuerda cuando estaba en un campo de
refugiados en Honduras para guatemaltecos que habían huido de los combates a
principios de la década de 1980. Eran todos campesinos, muy pobres, que vivían
en el barro, en tiendas de campaña proporcionadas por la ONU. Y estaban todos
colgando tiras de papel de colores, porque decían que por la noche iban a
celebrar lo que se conoce como el Día de los Santos Inocentes. Ese es el
momento en que Herodes, para evitar el nacimiento del Mesías –según la Biblia–,
mata a los hijos de Belén; pero María, José y el niño Jesús son advertidos y
huyen.
Ahora, esa es una historia –es de Mateo– que yo
podría recitar de memoria. Escuché a mi padre leerla en los servicios de
Navidad todas las noches; vivíamos en una pequeña ciudad agrícola en el norte
del estado de Nueva York. Pero les pregunté, bueno, ¿por qué es un día tan
importante? Y dijeron, bueno, porque ese es el día en que Cristo se convirtió
en refugiado. Y me di cuenta del poder de esa historia para alguien que tuvo
que huir con sus hijos de los ataques asesinos del ejército guatemalteco y los
escuadrones de la muerte. Tenía un significado completamente diferente al que
tenía para alguien que vivía con relativa comodidad en una comunidad agrícola
en el norte del estado de Nueva York.
Y entonces creo, y creo que James Cone, el gran teólogo, ha dado en la tecla en este punto: que el evangelio fue escrito, en sus palabras, para los crucificados de la tierra, y que ellos ven en estas historias de persecución y finalmente crucifixión, un mensaje que se pierde entre las personas que no sufren ese tipo de opresión.
Chris Hedges
—Entonces, esta es la visión positiva del evangelio y del cristianismo. Y sé que fuiste ordenado oficialmente para que pudieras ser más eficaz en tu trabajo en las cárceles, con los presos, etc. Y, obviamente, la historia que acabás de contar es la de brindar fuerza y comprensión a los más desposeídos. Y el Papa católico actual se entrega a ese mensaje. Asimismo, hay otro lado del impacto del cristianismo, vos escribiste sobre el fascismo cristiano, y sabemos que el antisemitismo también fue alimentado por algunas percepciones del evangelio.Y
recuerdo que cuando era niño, y es una de las razones por las que acudo a vos
en estas ocasiones, tuve una relación muy ambigua –al igual que muchas
personas, y ciertamente muchas que no eran cristianas– en esta festividad. Y
recuerdo que cuando era niño, la canción que cantábamos y que nos gustaba mucho
era “Sueño con una blanca Navidad” (“I’m
Dreaming of a White Christmas“). Y fue un sueño de familia e inclusión y
amor y apoyo, y todos lo cantaron; era muy popular y lo había escrito un judío,
Irving Berlin, que tenía un nombre diferente cuando empezó; Israel fue su
primer nombre. Y sin embargo, al investigarlo solo para esto, pensé bien, ¿qué
pasa con esta canción? Y solíamos pensar que era un poco extraño, porque en ese
momento muchos de nuestros vecinos católicos pensaron –bueno, algunos de
ellos–, pensaron que los judíos habíamos matado a Cristo. Y yo era de una familia
mixta; mi padre había nacido luterano y mi madre era judía. Sin embargo, de vez
en cuando me responsabilizaron por este deicidio, y ya se sabe: “vos mataste a
nuestro Señor”.
Y
parecería haber una ironía ahí. Fue una época positiva, fue una época en que,
de alguna manera, los judíos no fueron incluidos. Sin embargo, Irving Berlin,
quien escribió esa canción, estaba casado con una mujer católica que iba a la
iglesia todo el tiempo. Pero no fue hasta 1965 cuando el Papa Juan dijo
oficialmente que los judíos no eran responsables, y fue en 2011 cuando el Papa
Benedicto XVI lo dijo oficialmente. Así que esta acusación de antisemitismo
alimentado por deicidio fue utilizada por los nazis de manera muy eficaz
durante la Segunda Guerra Mundial. Entonces, ¿por qué no comentás un poco sobre
esa contradicción?
—Bueno, la Biblia ha sido utilizada por los
sistemas de poder para perpetuar todo tipo de injusticias y persecuciones desde
que la Iglesia cristiana fue institucionalizada en el siglo III por
Constantino, quien fue un dictador brutal, un dictador salvaje. E intentaron
codificarla, es decir, la Biblia proviene del término griego “ta biblia”, que
significa “libritos”. Así que había todo tipo de libros, libros gnósticos,
historias matriarcales e historias que fusionaban las costumbres paganas
romanas con la religión cristiana, y uno entraba y sacaba lo que quería. Bueno,
eso no se reunió en una doctrina formal hasta el siglo III. Ninguno de los
evangelios, por supuesto, fue contemporáneo de la vida de Jesús.
Y así, una vez que el poder cautivó esencialmente a
esta ideología, fue y ha sido usada a lo largo de la historia para llevar a
cabo todo tipo de lo que yo llamaría herejías, los llamaría herejías de derecha
cristiana. Que han aculturado los peores aspectos del capitalismo e
imperialismo estadounidense y la supremacía blanca con la religión cristiana.
Los nazis, por cierto, hicieron lo mismo con la llamada Iglesia cristiana
alemana. Pero solo una lectura atenta de la Biblia desafía mucho de eso. Y
Jesús, si viviera en la sociedad contemporánea, sería indocumentado, porque no
era ciudadano romano; vivía sin derechos, bajo la ocupación romana. Jesús era
una persona de color; los romanos eran blancos. Los romanos, ya sabés, clavaron
a Jesús y a otras personas de color en cruces de la misma manera en que hoy los
rematamos en el corredor de la muerte, o los fusilamos en las calles por la
policía militarizada.
Y a los romanos les tenía sin cuidado la
importancia religiosa de Jesús; lo mataron como insurrecto, como revolucionario.
Porque temían el radicalismo del evangelio cristiano, que desafiaba tanto a la
cultura romana. Entonces, el estado romano miró a Jesús de la misma manera que
el estado estadounidense miró a Malcolm X o Martin Luther King. Y como se
demuestra a lo largo de la historia, a menudo se mata a los profetas. Entonces,
sí, tenés razón. Se ha pervertido y se ha utilizado. Quiero decir, desde la
Inquisición hasta las Cruzadas y el antisemitismo llevado a cabo contra los
judíos en Europa, se ha utilizado con bastante eficacia para dar una especie de
santificación al genocidio, el asesinato y la opresión. Pero no creo que eso
esté de ninguna manera de acuerdo con las enseñanzas de Jesús o con la vida que
llevó Jesús.
—Bueno,
está esta competencia sobre lo que básicamente es el legado de Jesús –y sé que
hay un proyecto para descubrir realmente qué se le puede atribuir. Dejame ir al
grano aquí. ¿Existió Jesús? ¿Cuál es la documentación, si lo hizo, de lo que
dijo? ¿Qué terreno, o qué diferentes terrenos, son los correctos? De mis
favoritas, una de las ideas más importantes atribuidas a Jesús está en la
parábola del buen samaritano, pero me han dicho que solo está en Lucas. No
tiene el mismo significado si hubiera estado en todos los evangelios, etcétera,
etcétera. Así que entrás ahí y, ya sabés, tenés a la gente de la iglesia de la
prosperidad diciéndote, no, ése es el verdadero Jesús, él quiere que te hagas
rico y seas feliz.
Entonces,
¿qué es lo que nos pone en pugna aquí? Y la razón por la que te planteo esto
–sé que podés irritarte cuando lo planteo–, es que me preocupa que, en primer
lugar, estas ideas sean mal utilizadas por diferentes personas. Pero también,
¿de dónde sacamos la ética y la moral sin religión? Esa es una pregunta que muy
a menudo no se plantea, básicamente, en una cultura secular. Pero al menos en
nuestras religiones tradicionales existe una noción de responsabilidad; hay una
noción de juicio, hay una noción de que tu vida tiene que sumar en algún
tribunal sumario de significado, valor y ética. Y la sociedad secular se
enfrenta a la realidad de que tal vez no haya un núcleo ético, moral.
—Bueno, se puede tener ética sin religión. Quiero
decir, no sé que Kant sea considerado un religioso; Aristóteles, Sócrates,
quiero decir, todo tipo de figuras buscaban perpetuar o propagar la vida ética,
que no necesariamente provenían de una tradición religiosa. Creo que donde la
religión es probablemente más poderosa es cuando se trata del misterio, lo
sagrado y lo trascendente, y todas estas fuerzas que existen para todos
nosotros. La búsqueda de una vida con sentido, la lucha con nuestra propia
mortalidad. Y eso casi siempre, creo, te empuja a usar algún tipo de lenguaje
religioso. Pero ya sabés, las élites del poder en todas las sociedades –no solo
en la sociedad cristiana– siempre han buscado –y esto era cierto con el Islam,
con el Budismo, con todo lo demás– han buscado cooptar líderes religiosos para
servir a sus intereses, y esos líderes religiosos están bien compensados, a
menudo, y esencialmente integrados en la estructura de poder. Billy Graham sería un
ejemplo de eso.
Pero creo que siempre han existido estos elementos
radicales en cualquier sociedad, estos elementos religiosos radicales –por
supuesto, éramos amigos con Daniel Berrigan,
el gran sacerdote católico radical– que creo que se ha aferrado a los problemas
centrales planteados por todas las grandes religiones del mundo, y trató de
llevar una vida religiosa. Pero a menudo no solo desafiaron a los principales
centros de poder, [sino que] crearon antagonismos entre ellos y las estructuras
religiosas institucionales. Mi propio padre enfrentó eso al defender los
derechos LGBTQL en los años setenta cuando la Iglesia no reconocía la igualdad
de las personas LGBTQL en términos de ordenación, matrimonio o cualquier otra
cosa. Y fue atacado despiadadamente por eso, aunque había pasado casi 40 años
como ministro parroquial.
Así que llega a esta idea sobre la que escribe el
teólogo Paul
Tillich, todas las instituciones, incluida la Iglesia –escribe Tillich–,
son inherentemente demoníacas. Entonces, de muchas maneras, creo que para
acercarnos más al radicalismo de —y al tema central de la empatía y el
ministerio, como mencionaste, el Buen Samaritano, el ministerio para los que
sufren— volvamos a Cone, al crucificado de la tierra; y eso a menudo tiene que
hacerse desafiando las mismas instituciones religiosas a las que uno puede
pertenecer, que muy bien pueden expulsarlo. Quiero decir, Spinoza, que era
judío, fue excomulgado. Ya sabés, a menudo se ve a estas figuras –especialmente
a los reformadores radicales– como herejes, son condenados como herejes.
—Entonces,
decidiste ordenarte y fuiste a la Escuela de Teología de Harvard, que es,
supongo, el centro de la conciencia protestante sobre la ética histórica. Y lo
hiciste al ingresar a las prisiones –la gente conoce tu escritura, saben que
escribiste bastante sobre cárceles, pero también que te has dedicado los
últimos, ¿cuántos, 15 años?, a la enseñanza en las prisiones. Y la religión
surge todo el tiempo.
Y una
cosa que diferencia ciertamente al cristianismo –y estamos aquí para hablar
sobre la Navidad–, digamos, de Aristóteles u otros, es la noción de rendir
cuentas (accountability). Y rebelión. Porque lo que se tiene en, al menos la
imagen percibida de Jesús, la forma en que Martin Luther King o el padre
Berrigan se refirieron a él, fue como un rebelde. Desafiando a la autoridad. Si
vas a Aristóteles, tenés una autoridad defensiva, ciertamente una autoridad
griega. Y ya sabés, e incluso a Confucio, del Buen Emperador. Y al menos lo que
fue convincente, digamos, para King, como un muy buen ejemplo –por cierto acá
está la Iglesia Bautista Negra en oposición a la Iglesia Bautista blanca–, fue
la noción de Jesús como un instrumento de justicia. De aceptación, de
preocupación por los menos entre nosotros. Y es un mensaje muy poderoso en el
que queda afuera de mucho de lo que considera filosofía de la conveniencia: ya
sabés, haz a los demás lo que te harías a ti mismo. Aquí hay una noción, no:
eres responsable de preocuparte por los menos entre nosotros. Y todos tenemos
un alma, y así sucesivamente. Y eso me parece que es lo que se ha perdido en
el cristianismo moderno.
—Bueno, ese es el corazón de la historia de
Navidad, es realmente, creo, una especie de lección sobre cómo ser humano.
Acerca de arrodillarse ante un recién nacido indefenso, vulnerable, despreciado
y pobre. Así es, y es por eso que los romanos estaban tan aterrorizados. Porque
invirtió los valores tradicionales romanos. Que nos llama a proteger, ya sabés,
usemos el término bíblico, los más pequeños entre nosotros. Y no solo a los más
pequeños entre nosotros, sino que son demonizados y rechazados. Entonces, ese
es el poder, para mí, de todos modos, de la historia de Navidad.
—A
ver, no espero que tengas todas las grandes respuestas, y que te burles de vez
en cuando, decís que parece que yo menciono esto más que vos. Pero tus escritos
sobre el fascismo cristiano, el mal uso o el uso del cristianismo para apoyar
básicamente el racismo y la xenofobia, etc., sugieren que ese es un elemento
muy poderoso en los Estados Unidos contemporáneos en este momento.
—Bueno, es predominante. Quiero decir, la Iglesia
principal de la que salgo está muriendo; cada año los números disminuyen, las
iglesias cierran. Y así es esta fusión de la iconografía y el lenguaje del
estado con la iconografía y el lenguaje de la Iglesia cristiana. Entonces es la
sacralización del poder estatal, pero las peores formas de poder estatal, del
capitalismo. Por ejemplo, toda la idea de que Dios recompensa o Jesús
recompensa a los justos significa que si vivís en la pobreza, las privaciones y
el sufrimiento, merecés lo que recibís. No necesitás sindicatos, no necesitás
atención médica, no necesitás vacunas; es un Jesús mágico. Y eso es muy
atractivo para las personas que se sienten apartadas del resto de la sociedad.
Porque lo que viene con eso es un llamado a la santa venganza contra estas
fuerzas satánicas que han creado este mundo disfuncional a su alrededor. Esa es
una parte muy grande del mensaje de la derecha cristiana, y por qué ese tipo de
violencia santa es una parte integral –o creo que una parte muy atractiva–,
para las personas que sienten, quiero decir, no incorrectamente, que han sido
desposeídos por una sociedad que ya no los necesita ni se preocupa por ellos.
—Bueno,
esta combinación de oportunismo por parte de fuerzas muy poderosas
—corporaciones, el estado— y un mensaje para la gente que está desesperada por
su condición tiene precedentes en otras sociedades. Y en particular, y quiero
terminar con esto, pero cuando hablamos del fascismo cristiano, me refiero al
eco que hay de la Alemania nazi. Y cuando lo mencionás, la gente dice, vamos,
eso es una exageración; bueno, creo que cada vez más personas en los Estados Unidos
reconocen, ya sabés, incluso una sociedad muy próspera –es que Alemania había
sido en diferentes momentos de su historia contemporánea, bien educada, etc.–,
puede volverse loca. Y puede alojar lo que parecerían ser ideas
contradictorias. Puede tener, como hizo Alemania, ciencia sólida y claridad y
lógica y demás, y sin embargo participar en una guerra religiosa contra los
judíos, principalmente, y luego contra otros, o “el otro”. Y lo vemos ahora en
los Estados Unidos. Quiero decir, eso es básicamente sobre lo que estuviste
escribiendo; es la combinación del Estado capitalista, racional y calculador,
que era Alemania, con este atractivo religioso primitivo y verdaderamente
irracional.
—Correcto. Y hay similitudes muy aterradoras. Como
que Hitler, a los ojos de esta Iglesia cristiana alemana, era el Volk Messiah
(el mesías del pueblo): era un instrumento de Dios. La misma opinión que los
evangélicos de derecha tenían sobre Trump. Y luego buscó a aquellos que fueron
demonizados por el colapso económico de Alemania, especialmente judíos y
comunistas, y en términos religiosos se convirtieron en agentes de Satanás.
Nuevamente, eso se repite en los Estados Unidos.
Quiero decir, estudié con el gran erudito James Luther Adams, que tenía 80 años
cuando yo estaba en la Harvard Divinity School, y había estado en Alemania –era
bilingüe– en 1935 y 1936, y de hecho abandonó la Universidad. de Heidelberg y
trabajó durante un año con la Iglesia Confesional, en la clandestinidad, con
Bonhoeffer, Niemöller, Schweitzer, todas estas figuras, hasta que fue detenido
por la Gestapo y expulsado. Y nos trazó estos paralelos con la derecha
cristiana; de hecho, fue la primera persona a la que escuché usar el término “fascista
cristiano”. Solía decirnos, cuando tengan mi edad, todos estarán luchando
contra los fascistas cristianos; todos teníamos veintitantos años, y aunque
ciertamente fue uno de los eruditos más brillantes con los que he trabajado,
Pensé que incluso entonces estaba siendo hiperbólico. Bueno, por supuesto, resulta
que vio lo que estaba sucediendo mucho antes que nosotros.
Así que por supuesto que Trump no tenía ideología;
fueron los fascistas cristianos quienes llenaron ese vacío ideológico. Y lo que
viene a continuación en 2024 puede que no sea Trump, pero probablemente será
una figura parecida a Trump, como Pompeo o DeSantis u otra persona; Tom Cotton,
no lo sé. Pero sospecho que estarán mucho más arraigados dentro de este
movimiento —Trump no estaba incorporado en absoluto— y, no sin espanto,
probablemente más competentes. Y creo que con el regreso de estos fascistas
cristianos al poder, el tema primordial, dado el intento de censura y el 6 de
enero y la creencia de que las elecciones fueron robadas, será un reinado de
venganza, una venganza realmente aterradora.
—Vamos
a concluir sobre esto, pero en mi opinión, este es el dilema esencial, en
realidad, de la condición humana. En realidad, no tenemos una historia de
quiénes somos, qué somos, por qué estamos aquí, de qué se trata la vida, qué es
la mortalidad. Tenemos, ya sabés, intentos; lo científico va lejos, pero al
final no logra decirte de qué se trata, la mortalidad, etc., y el significado.
Y luego tenés esta variedad de religiones en competencia que pueden retorcerse
y cambiarse. Y entonces tenés gente citando, ya sea el Antiguo o el Nuevo
Testamento o lo que sea, o un budismo que puede ser opresivo, puede ser
liberador, cualquiera de estas religiones. Y realmente, cuando se trata de
moralidad, estamos en una tierra de nunca jamás. Y sos un tipo que está tratando
de hacer valer un imperativo moral. Y a veces me decís, básicamente, que ya no
estás en la religión como guía. Entonces, ¿por qué no sacamos una conclusión de
eso? ¿Qué debe pensar la gente de la condición humana?
—Bueno, el imperativo moral, en realidad, el
imperativo categórico, éso en realidad viene de Kant. Creo que realmente el
problema es que, si querés hablar en términos religiosos, es la ley de Dios
versus la ley humana. Y luego Martin Luther King, creo, habló sobre esto con
bastante elocuencia: que tenemos el deber de desafiar la ley humana cuando está
en conflicto con la ley de Dios. Y eso puede ser muy empoderador. Solzhenitsyn
escribe en Archipiélago Gulag sobre
los más capaces psicológicamente de soportar los gulags, y dijo que eran los
chechenos, que eran musulmanes practicantes, y los cristianos, los que no
preguntaban si era práctico; solo preguntaban si estaba bien. Y a menudo morían
en mayor número. Pero tenían una especie de sentido o vínculo que les permitía
o les daba una especie de protección contra muchas de las fuerzas opresivas que
los rodeaban.
Y H. Richard Niebuhr tenía una gran cita, decía: “La
religión es algo bueno para las personas buenas y algo malo para las personas
malas”. Hay todo tipo de charlatanes, y las ondas de radio están llenas de
ellos, que abusan de la religión para manipular la desesperación de la gente
como, creo, está sucediendo con la derecha cristiana. Y luego están esas
magníficas figuras; no olvidemos que tanto Martin Luther King como Malcolm X
salieron de una religiosidad fuerte, tenían una fuerte orientación religiosa.
King escribe sobre ello al final de Strength
to Love. Y creo que, especialmente en los momentos extremos, diría que ese
tipo de orientación hacia el mundo, que he tenido desde que nací, es muy
liberador y te da una especie de sentido del bien y del mal, y un sentido de
dirección que te permite al menos aferrarte a vos mismo.
—Entonces,
finalmente, cuando entendemos, digamos, que el Papa lava los pies de los
prisioneros y demás, quiero ponerte en esta imagen, Chris Hedges. No es fácil
entrar en estas cárceles. No es fácil soportar esas condicionesen las que
trabajás, y mucho menos ser un prisionero. ¿Y esta es tu conexión con tu padre?
¿Es allí donde vas a meditar y pensar en esto?
—En toda mi carrera como periodista, me coloqué en
situaciones de extrema opresión: El Salvador durante la guerra, Gaza, Sarajevo.
Y la prisión, ir a las cárceles cuando regresé del extranjero, mantiene ese
tipo de continuidad. Creo que eso es lo que siempre he hecho, y creo que eso
surge de mi trasfondo religioso y de mi entendimiento de que uno debe estar con
los crucificados de la tierra. Y que a menudo, si uno realmente apoya a los
oprimidos, serán tratados como los oprimidos.
Y eso en realidad es un gran consuelo, porque, ya
sabés, solía trabajar para el New York Times cubriendo las historias más
importantes del mundo. Y si escribía una historia en la portada del Times y al
día siguiente el Departamento de Estado tendría que realizar una rueda de prensa
al respecto. Bueno, eso ya no pasa. Me han expulsado. Y, sin embargo, creo que
esa comprensión muy clara de lo que significa la vida me da mucho consuelo, y
no una sensación de pérdida, sino una sensación de... ya sabés, no quiero usar
la palabra “logro”, pero con la sensación de que soy capaz de ser quien debo
ser.
—Entonces,
finalmente, sos el hijo de tu padre. Tu padre, el ministro, estaría orgulloso
de vos; estás orgulloso de tu padre. Y no es exclusivo de la tradición
cristiana, pero hay algo en las religiones que puede producir responsabilidad
(en el sentido de “accountability”: rendir cuentas). ¿Y no es esa la lucha
principal, que no dejemos que dominen el arribismo, el oportunismo y el
individualismo de cierto tipo? ¿Que hay responsabilidad, un rendimiento de
cuentas moral?
—Sí, pero aún más, no se puede enseñar moralidad.
Tenés que demostrarlo. Entonces, quiero decir, vi a la gente abandonar los
sermones de mi padre cuando hablaba en medio del Movimiento de Derechos Civiles
o en contra de la Guerra de Vietnam. Y luego, por supuesto, la Iglesia lo
expulsó por defender los derechos de LGBTQL; fue expulsado.
Y recuerdo que estaba en Colgate, y él tenía una
gran iglesia en Syracuse; le dijeron que dejara de hablar sobre la igualdad
para las personas de LGBTQL, y en su lugar celebró un servicio de Pascua para
la comunidad de LGBTQL en la ciudad de Syracuse, y vino a buscarme. Dijo que
probablemente esta sea la última vez que me escuchen predicar. Y se levantó y
dijo: el matrimonio es un sacramento; no es una recompensa por ser
heterosexual, y cualquier iglesia que no honre el sacramento del matrimonio no
merece llamarse cristiana. Y lo crucificaron por eso, la iglesia a la que
dedicó su vida. Y así es como se transmite la moralidad.
Entonces, sí, porque lo vi; y vi que implica
sacrificio, y si no hay sacrificio, probablemente no sea muy moral. Y así es:
ya sabes, es mi voz, pero son las palabras de mi padre. Y en la religión
cristiana, eso se llama resurrección.
—De
acuerdo. Concluyamos esto. ¿Es correcto decir que esta es una parábola de
Navidad? ¿Es ese el uso correcto de la palabra? ¿Pueden las personas compartir
esto con sus hijos o nietos, reverendo?
—Sí, sí. Tenés que actuar moralmente; no podés
enseñarlo. Tenés que hacerlo, si vivís la vida moral, eso es lo que perpetúa la
vida moral de quienes te rodean. Como dijo Daniel Berrigan, lo bueno atrae lo
bueno.
Robert Sheer: Bien, ésto
es todo para esta edición de Scheer Intelligence. Agradezco a Christopher Ho de
KCRW por poner esto al aire, y a Natasha Hakimi por escribir las introducciones,
Joshua Scheer por encargarse de la producción, Lucy Berbeo por hacer la transcripción.
Y la JWK Foundation en memoria de Jean Stein, una periodista muy independent y
moralmente comprometida, por ayudar a financiar estos programas. Nos vemos la
semana que viene con otra edición de Scheer Intelligence.
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Editor | 24 de diciembre de 2021 a las 8:36 am |
Etiquetas: american
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scheer, scheer
intelligence | Categorías: Chris
Hedges, Robert
Scheer, SI
Podcast | URL: https://wp.me/pbNvZt-3hu
Host:
Robert Scheer
Producer:
Joshua Scheer
Introduction:
Natasha Hakimi Zapata
Nota bene: El original de esta traducción puede leerse acá. Se respetaron todos los hipervínculos incluidos en el texto (que es la transcripción de una conversación que puede escucharse acá) y se agregaron otros para mejor comprensión del contexto, sobre todo las referencias a nombres de teólogos y religiosos conocidos en EEUU.
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