Páginas

lunes, 10 de enero de 2011

el tímido

Encontré estas palabras en otro libro maravilloso de Sergio Delgado, acaso el más contemporáneo y el más distante (en el sentido en el que un escritor debe establecer una distancia para hacer literatura) de los escritores cercanos. Santafesino, nacido en 1961 en Santa Fe capital. Páginas 168 a 170 de Al fin, publicado por Beatriz Viterbo editora en Rosario, en 2005. 

«El tímido, a diferencia del audaz, siempre espera la discontinuidad. Para el tímido el yo propio y el yo de los demás no están compuestos de una misma sustancia. Si caso el tímido recibe un "no" por respuesta a alguna insinuación (el tímido nunca propone, siempre insinúa), o siquiera un gesto mínimo de rechazo, el dolor que esto le provoca simplemente vendrá a completar su concepción del mundo (...) El tímmido se contenta con esa emanación del deseo, cuya materia primordial está formada de silencio y miradas, donde todo parece detenerse. Más allá están la posesión y el fracaso en igualdad de posibilidades. Es el deseo la materia propia, la más auténtica, la única que nos pertenece a los tímidos. Y no se trata, como parece, que la vida y las personas pasan simplemente a nuestro lado. Todo lo contrario: el tímido, como nadie, se inmiscuye, con su secreta configuración de la espera, en la totalidad de la vida de los otros, en la pulsación más íntima de las cosas. El mundo es un destino imperfecto y todos los seres que lo habitan vibran bajo la luz diáfana de su inconclusión. Diez, cien, mil cosas podría el tímido haber hecho o dicho para cambiar la inmediación del deseo, pero sin embargo todo queda suspendido en esa maravillosa y terrible inminencia. (...) El mundo es de los audaces, la verdad de los tímidos».


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios se moderan, pero serán siempre publicados mientras incluyan una firma real.