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jueves, 9 de agosto de 2012

curiosity




Fue este martes, en v.o.s., nuestra columna sobre series en MTQN, al hablar de las series de ciencia ficción, que caí en la cuenta de que con la llegada del Curiosity a Marte se actualizaba una vez más el predicado de J.G. Ballard cuando el hombre llegó a la Luna: es como ver un viejo western. Y ataba cabos también, a propósito de aquel alunizaje: “Han empezado a aparecer en escena unos mecanismos mucho más sofisticados, sobre todo los videojuegos y los microordenadores de uso doméstico. Juntos alcanzarán lo que considero la apoteosis de todas las fantasías del hombre a finales del siglo veinte: la transformación de la realidad en un estudio de televisión, en el que podemos desempeñar al mismo tiempo los papeles de público, productor y estrella”.
De eso, precisamente, trata la ciencia ficción actual: no de la llegada de un robot a Marte, sino de su transmisión por Twitter que fue, a todo esto, el gran tema de ese amartizaje. Es decir: la novedad estuvo menos en la llegada al planeta rojo que en el modo en que se comunicó la noticia y, en todo caso, en el modo en el que cada uno, de manera individual, a través de la red social, intervino en esa suerte de gran representación de la tecnología y la ciencia.

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