Imagen tomada de Revistasauna.
Dadaísmo a sueldo
por Aurelio García
Es un fenómeno que se está dando con
singular frecuencia en los ambientes más esponsorizados del arte contemporáneo.
Lo que un siglo atrás fuera considerado inconveniente y peligroso hoy es
alentado desde los elegantes despachos de los asesores artísticos de las
corporaciones. Los encargados de juzgar a quién entregarle el dinero del premio
de la entidad patrocinante suelen inclinarse por aquellas obras que parezcan más
turbadoras, las que conserven menor cantidad de rasgos que permitan relacionarlas
con la idea de arte que acostumbra tener el común de la gente. De hecho,
correrán con gran ventaja aquellas propuestas que provoquen alguna clase de
repulsión, alguna potencial ofensa entre el personal no avisado respecto de
algunos tópicos inherentes al arte contemporáneo.
Los aplicados émulos de la centenaria
movida dadá y la sexagenaria neodadá disfrutan ahora de las mieles de esta
tardía justicia poética.
Como
ejemplo cito la obra acreedora del Premio ArteBa - Petrobras 2011, aquella de los
calamares podridos en zapato viejo sobre bolsa de plástico titulada
“Autorretrato de mi muerte” del afamado artista Carlos Herrera, ex director del
Museo de Bellas Artes J. B. Castagnino+macro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios se moderan, pero serán siempre publicados mientras incluyan una firma real.