Carrie Mathison (Claire Danes), Olivia Dunham (Anna Torv) y Elizabeth Jennings (Keri Russell).
Así, nuestras heroínas emergen en el mundo contemporáneo como una suerte de vestales: activas, hermosas y locas, como Carrie Mathison (Claire Danes) en Homeland, mantienen encendido el fuego de un hogar que los hombres hace rato abandonaron. Mientras los hombres, como Nicholas Brody (Damien Lewis), dudan, se retuercen moral y psíquicamente, y abandonan una y otra vez el hogar (Brody es el paradigma: no sólo traiciona y destroza la seguridad de la patria interior –la Homeland–, también la de su casa), la mujer, como Carrie pero también la Elizabeth Jennings (Keri Russell) de The Americans son las únicas que saben cómo mantener el fuego encendido, saben a dónde pertenecen y ese saber, como en la metáfora del editor que halló Ballard, es un saber que permite contar la historia.
La diminuta teoría nos permitiría también juzgar aquellas series que no "entendieron" de qué va hacer ficción en estos días: a The Following hay que cancelarla porque nos cuenta la epopeya de un héroe que no merece ser salvado (lo que es lo mismo: un héroe que no puede salvar a su comunidad); Falling Skies, cuya tercera temporada arranca el 9 de junio próximo (y, qué paradoja, Joe Weisberg es el guionista de Falling Skies y creador de The Americans, lo que prueba que en la industria de las series cuentan más las singularidades de desarrolladores como Graham Yost que las de sus creadores) debería ser borrada porque en ese mundo invadido por extraterrestres no hay un "otro" que no sea una faz más o menos oscura de la masculinidad.
Eso por ahora.
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