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jueves, 30 de junio de 2016

comerse al ídolo

El “episodio Messi” en la Copa América que terminó el domingo pasado (la no conversión de goles, el penal errado, las declaraciones del 10 de que dejaba la selección nacional) generó innumerables comentarios, reclamos y artículos.
De esa verborrágica marea rescatamos las palabras del ex arquero de Independiente y periodista deportivo Norberto Ruso Verea. Con su lucidez y desempacho habitual, Verea esquiva los lugares comunes y dibuja el contexto en torno al episodio. Lo hizo en los micrófonos de radio AM 750, en el programa que conducen Claudio Villarruel y Bernarda Llorente de 14 a 16.
Las comillas encierran las palabras que Verea ensayó anteayer a la tarde, sin otro guión que el de sus convicciones (a través del código QR se accede a la entrevista en Radiocut).
«Las razones futbolísticas te llevan a hacer un análisis que tendría que ser serio y cada vez lo es menos, en esta cultura del resultado, el resultado todo lo allana, en el resultado no se discute. Entonces tenemos problemas grandes, hace mucho en la Argentina hemos perdido la consistencia para poder ser serios y analizar lo que pasa. La Argentina terminó jugando una final de la Copa América con cuatro volantes centrales: Mascherano como último hombre, Kranevitter, Biglia de un lado y Banega del otro. Era una decisión del entrenador tener y acumular muchos volantes. De buen manejo, de buen paso, de buen pase, pero de no tanta profundidad. En los países de Europa, los que van por afuera son realmente profundos, son incisivos, penetrantes, complicados. Nosotros, salvo cuando Di María juega para la selección, no para Deportivo Di María, Gaitán que lo había hecho muy bien y se lastimó, los marcadores de punta nuestros acompañan, no son esos marcadores penetrantes, realmente peligrosos. Yo creo que Chile no se animó a ganarle a Argentina. ¿Por qué? Y, porque enfrente está Argentina que tiene a Messi, que en cualquier momento te puede hacer un desastre. El problema es que jugando como jugó Argentina, con tanto desgaste y tanto volante, y tan poca agresividad, no cruzando la mitad de la cancha durante los 90 minutos, o cruzando como Messi, en un acto heroico que salía gambeteando a todos y no se podía: lo marcaban de a cuatro, cinco y terminaba ahogado. Cada vez que intentó asociar juego se encontró con que todo lo que tenía que hacer tenía que hacerlo para atrás. Y ahí es donde tenemos que analizar seriamente lo que nos pasa. Porque después vinieron lo penales y Messi le apuntó al Empire State, porque dejó de ser Messi. ¿Y por qué deja de ser Messi? Porque va a patear pensando que va a estar sometido a la crueldad del más ignorante, pero no sólo dentro de los medios sino afuera, porque sabe que va a patear un penal y unos días antes de empezar la copa Maradona buscó asociarse a Pelé para tratarlo de no-líder. ¿Ahora tiene (Maradona) de cómplice a Pelé cuando lo criticó y lo destrozó toda la vida? Antes de la final Maradona dijo que no venga. Entonces entendamos que todo esto pesa. Ahora, me decís: un tipo que en el Barcelona metió 50 mil goles, finales contra el Manchester United, contra la Juventus… Sí, pero tenés que volver a tu país y el que te alcanza la valija te dice: “Pibe, tenés que meter un gol acá, ¡eh!”
Imagen tomada de Perfil.



«Vos calculá que sos futbolista de un país donde te dicen que si no ganás no existís. Sos futbolista de un país donde los que ganaron, en vez de ayudarnos a entender lo difícil que es ganar, te dicen: “Mirá, yo gané, el que no gana no existe”. Y sumá esto con algo que fue clave, la conducción de AFA manejada desde la mafia Grondona tuvo los socios necesarios y justos en lo deportivo y en el negocio: primero Torneos (y Competencias) y luego Fútbol para Todos. A tal punto de que en FPT cuando te vendían esto de que lo vemos todos, el mensaje te lo bajaba Marcelo Araujo, el mismo que tomaba champú con la Chiche (Duhalde). Entonces tengamos cuidado, porque del mismo modo que te decían “Lo vemos todos y no se paga”, era casi regalado, pagabas poco pero se pagaba, la plata salía del estado. Y más allá de la propaganda o contrapropaganda, la realidad es que desde ese cruel mensaje permitimos el barrabravismo, los invitamos a ir a los mundiales con la plata nuestra. Y en el mundial de 2010, en el avión que iba la selección iba Maradona e iba Messi, pero también iba la barra. Todo esto tiene una influencia que hoy se pierde con el “¡La tiró arriba del travesaño Messi, ¿de qué me estás hablando?!” Hablo de todo esto con lo que juega (Messi). Estas condenas terminan cayendo, pesan, aún con futbolistas de elite.
«Hace dos años dije “Nos estamos comiendo a Messi”, recuerden la final del Mundial. Me costó lugares fundamentales de trabajo y hasta el laburo. Nosotros nunca pensamos en cómo rodear a Messi, sino que pensamos: que Messi nos salve. Porque Maradona necesitó de un Burruchaga y de un Valdano. También podríamos hablar de la buena o mala onda con que se espera todo esto, porque a esta copa la gente la minimizaba. Todos los que hoy salen a hacerse las gordas indignadas son los mismos que decían “Esta copa la inventaron para que gane Argentina”. No veo una cabeza visible como para que pueda unir en la mesa chica del fútbol a cinco cabezas grandes para discutir el fútbol como se debe discutir. Se está discutiendo el negocio del fútbol. No se está discutiendo lo deportivo, no se está discutiendo lo que derrumbamos hace más de treinta años. Nosotros hicimos cosas aberrantes con la camiseta argentina a nivel de selección. Después, ¿qué es lo que vamos a entregar a nuestro fútbol para que pase lo que tiene que pasar?: que tengamos un campeonato creíble. La gente misma en el llano te dice: “Los dirigentes buenos son unos idiotas”. La prensa misma, depende del medio, te habla de este, aquél o el otro con una impunidad asombrosa. Sabés quién hace lobby, sabés quién no. Te llevan a discusiones en las que transforman a tipos serios en payasos mediáticos y a payasos en tipos serios. Todo esto hablando de futbolistas que tienen que salir y enfrentarse a otros futbolistas que juegan por ahí mejor que ellos o están en un mejor momento. El entrenador de Chile era Pizzi, que renunció a San Lorenzo porque había perdido la Copa Argentina. La dirección de San Lorenzo, con buen tino dijo “No, tenés que seguir”. Y salió campeón. Y si no hubiera salido campeón, ¿qué hubiéramos dicho de Pizzi?
«Esta idea del ya, hoy, del pronto, no es una idea de la educación primaria, secundaria, universidad, desarrollo, porque la explosión se da a los 40 y pico. Un pibe a los 20 tiene que tener un celular de 15 lucas y un auto, o no existe. Llevalo al deporte, donde supuestamente mente sana en cuerpo sano. Y esto en el marco político y sindical lo vivimos a diario durante los últimos 50 años. Y hay algo peor: les tocamos el timbre y le pedimos laburo para los pibes. Ahora, hay un momento en el que tenés que condenarlo. Vos no podés ser hincha de Independiente y sentirte feliz porque te pintan los predios o van a terminar la cancha si no te sacan al Bebote (barrabrava del club), porque te empapela Avellaneda poniéndote Bebote presidente; va a jugar poder. Entonces podés reconocer adónde llegó Independiente, una institución señera que destrozaron en 20 o 25 años, y a dónde va esto de que la quieren resaltar, pero no podés perder de vista que la pelea más importante no la está dando. Pero acá es “Salgamos campeones”, mientras tanto te comiste a sus directores técnicos. Y cuando no te queda más nada para comerte te vas a la dependencia de la cosa más volátil del éxito por el éxito mismo, que es lo que nos vendieron hace más de 30 años cuando arrancó el torneo. A todo esto no hicimos algo clave, como apretar a la AFA para que defendiera los clubes, porque así defendés los equipos, sin un club fuerte no podés tener un equipo fuerte. A no ser que hagas lo que pasa hoy, que muchos clubes están manejados por empresarios que hicieron fortunas con la guita de nosotros, porque se repartía la guita del estado en el fútbol.
«El resultado del Mundial de 1986 tiene que ver con cómo se fue manejando el centro del negocio y la cosa mediática. El del 86 fue el Mundial de la explosión mediática con la que se globaliza todo esto, donde los que manejan los medios y, sobre todo, el poder, se dieron cuenta de que el próximo opio eran los espectáculos, y ante todo el deportivo. Y nos es gratuito que esté puesto todo el dinero que está puesto en el fútbol, porque es un juego excepcional. Y tampoco es gratuito que se maneje de la manera en que lo hace: hay fútbol de lunes a lunes, no te dan los ojos para verlo ni te da la cabeza para entenderlo. En medio de todo esto buscamos bajar a tierra a los deportistas de elite que vienen de sociedades organizadas donde la condena es muchísimo menor. Y no sólo que baje a tierra, que sea como nosotros, que viva en la mierda en que vivimos y nos haga feliz. Pero Messi dijo no. Si no era el muñeco ideal para seguir pegándole.
«Recordemos el Mundial 2014, nuestra felicidad era ir a Brasil a cantar “Decime qué se siente”. Y el equipo no daba ninguna felicidad. Y llegamos a la final y dije, aunque me costó caro, “este es el lugar más cómodo para cualquiera, porque llegamos a la final y si no la ganamos la pierde Messi”. Sabella , que era Napoleón, llegó a la final y Messi, que era el cañonero, perdió la final. Ahora, nadie te dice que sin Messi, Napoleón no pasaba la primera ronda.»

WhatsApp. En el grupo de WhatsApp familiar, conversan mi esposa y su hermana sobre este asunto de Messi y la selección. Dicen:
Esposa: —En el 86 la selección fue toda a Tilcara y prometieron que volverían. No pudieron consensuar la vuelta en grupo. Algunos sueltos volvieron. En ese mundo de estrellas, de vuelos hacia los clubes más caros del mundo del mundo, no había tiempo para encarar un viaje cooperativo a ese lugar de indios. Entonces, yo creo en la maldición. En la maldición de que la gesta deportiva está muy interferida por el negocio. No pueden cumplir una promesa colectiva.
Hermana: —El mal está anidado ahí, en la entrada, la insignia, la camiseta, el juego de la play
Y ese fuego lo mantenemos encendido nosotros, no la Fifa.
E: —Claro. Por eso afecta a los niños.

H: —Las víctimas y los que pueden convertirlo en “otra cosa”, todavía. Los niños. Son los que en ese fangal tienen todavía la chance de ver al héroe hombre, al arquetipo.

Nota Bene: Leo que Bilardo desmintió el episodio de Tilcara. Sin embargo, la conversación entre mi esposa y su hermana reafirma la verdad que ese periplo traería como mito; "Tilcara" resume la diáspora de la Selección como síntesis de lo comunitario.  

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