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viernes, 4 de noviembre de 2016

la sobrina asombrosa

No conforme con hacerme feliz acompañándome a andar en bicicleta, mi sobrina Eugenia me llenó de alegría al mencionarme en su autobiografía (escribió un cuento para un libro que publicó la escuela y puede leerse acá)


El concurso que menciona en esas líneas que se leen en la captura de pantalla fue uno de la EMR de 2013. 
Entre los cuentos que presentó hace tres años elijo éste: 

La moneda que no quiere ser dinero
por Eugenia Binaghi

Había una vez una madre y su hija. La madre no quería cocinar, entonces decidió ir a un bar. En el bar, al terminar de comer, la madre saca su monedero de la cartera, pero no sabía que la plata hablaba.

Adentro del monedero todas las monedas cumplían su destino de cambiar de persona, de estar en un monedero, en una caja registradora o en una alcancía. Pero una se quejó y dijo:
—Ya no quiero ser más una moneda. Siempre todas iguales. Voy a salir de acá y a ser libre, voy a ser una individua. ¿Quién está conmigo?
A pesar de darles aliento nadie le hizo caso. La moneda se llamaba Ian y decidió escapar solo.
Cuando la mamá sacó el monedero y lo abrió, Ian saltó y escapó. Cayó en el pie del señor que pasó y cuando el señor se tropezó Ian cayó y se puso a rodar hasta la puerta del bar y salió.
Pero por accidente se hundió en la alcantarilla y se encontró con un cocodrilo. Entonces le tiró caca de alcantarilla y el cocodrilo salió corriendo.
La moneda pudo salir de ahí, pero en la vereda toda la gente la empezó a patear y se dio cuenta que ser moneda es mejor que ser libre y solitario.



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