“¿De qué se avergüenzan los italianos?” –se
preguntaba el filósofo Giorgio
Agamben alrededor de 1993, mientras en Italia un fiscal y un puñado de
jueces encaraban el proceso conocido como “mani pulite”
(manos limpias) que terminó con varios dirigentes políticos tras las rejas y el
presidente del partido Socialista prófugo. Y seguía: “En los debates públicos
como en las discusiones por la calle o los cafés, sorprende con cuánta
asiduidad, apenas se eleva el tono, sale a relucir la expresión ‘¿no le da
vergüenza?’, como si esta en todo momento contuviera el argumento decisivo (…)
Si el arrepentimiento modela la relación que los italianos tienen con el bien,
la vergüenza domina su relación con la verdad”.
“Desde este exilio. Diario italiano
1992-1994” es el último de los textos que componen el libro Medios sin fin, un conjunto de ensayos escritos por Agamben en
la primera mitad de los años 90, mientras desarrollaba uno de los tomos
decisivos de su obra, Homo sacer. El poder soberano y la vida
desnuda (la editorial Adriana Hidalgo, que publica Medios sin fin editó el año pasado ese tomo en Argentina).
Ese “diario” breve, que suma observaciones
y las contrapone con los conceptos que Agamben desarrolla desde entonces (la
distinción, clave, entre vida desnuda –zoé–
o pura vida, y vida política –bíos–,
por ejemplo), avisora el futuro que hoy conocemos de Italia: ese reinado de la
justicia penal sobre la política que terminaría coronando en el poder a Silvio Berlusconi.
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