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lunes, 26 de marzo de 2018

la clase parasitaria

En 2012, cuando la Comisión Nacional de Valores abrió su archivo, el historiador Bruno Nápoli investigó en particular la relación de la última dictadura con el capital financiero. De allí surgió el libro “La dictadura del capital financiero. El golpe militar corporativo y la trama bursátil” (2015), junto con M. Celeste Perosino y Walter Bosisio. “El libro demuestra –dijo Nápoli– con documentación rigurosamente seleccionada, cómo los sectores concentrados de la economía argentina, durante la dictadura de Jorge Videla, cambiaron el marco legal de nuestro país, imponiendo leyes económicas (algunas aún vigentes, como la Ley de Entidades Financieras) que dieron prioridad a la especulación financiera y a la preeminencia de los bancos por sobre las industrias”.
Su mirada de la historia, además de indagar esos cruces con la economía, abunda en lo que cabe en el término biopolítica, como en “En nombre de mayo. El impresente político”, un libro de intervenciones en el que indaga las exclusiones y la violencia ejercida sobre los cuerpos en la conformación de eso que suele llamarse patria.
En esta entrevista, en vísperas de una nueva conmemoración del 24 de marzo, Nápoli analiza la clase parasitaria que se nutre del estado y convirtió sus estancias en empresas offshore.
—Llega un nuevo 24 de Marzo y da la sensación de que la dictadura sigue siendo vista como un enfrentamiento ideológico entre dos facciones, ¿no se pierde de vista la cuestión económica, que tuvo un largo alcance y afectó a todos los argentinos?
—La dictadura de la desaparición de personas afectó primero en términos sociales por el genocidio cometido, es una afectación cotidiana porque el crimen de la desaparición se comete todos los días, es el peor de los crímenes porque acumula el secuestro, la tortura, el asesinato, la desaparición del cuerpo.
Imagen tomada de Lobo Suelto.

viernes, 23 de marzo de 2018

la interrogación ontológica

en CdS

A fines de marzo del año pasado en La Pista, un encantador espacio de teatro de Crespo al 1500, participé de una sesión de “teatro espontáneo” del proyecto Nómades. Damián Schwarzstein y Ana Otto me recibieron, me descalzaron y me invitaron a sentarme en un cubo que hizo de taburete, desde el que conversé con ellos sobre un viaje entre Paysandú y San Nicolás 42 años atrás. Después vi desplegarse esa escena del modo en que cobran cuerpo los recuerdos, con su vasta gama de matices. La memoria funciona en la medida en que las cosas que olvidamos retornan con un rostro cuya precisión es menos un dato fiel que uno que interroga. Y la interrogación es siempre ontológica: somos lo que cabe en esa pregunta. Entendí entonces lo que era el teatro espontáneo, lo que era el proyecto Nómades y entablé con los rostros de esos actores una intimidad que tal vez no coincide con esas mismas personas cuando las cruzo por la calle.
Cuando me enteré que algo de todo eso podrá verse en la pantalla de canal 3 los martes de febrero después de las 14, en cuatro programas que llevan por título “Espontáneo”, quise conversar de nuevo con Ana y con Damián. Por curiosidad, y también por gratitud.

ricardo rouvier: cambio de época

en CdS

A comienzos de enero pasado el consultor político RicardoRouvier había medido la caída de la imagen de Mauricio Macri tras la reforma previsional de diciembre y la intentona de quitar derechos laborales. Ofreció sus resultados con prudencia, término que usa más de una vez en esta conversación que mantuvimos con él luego de que el presidente inaugurase las sesiones ordinarias del Congreso, la semana pasada.
Una hora después de que Macri hubiera anunciado en la Legislatura que “lo peor ya pasó” y que el país vive un “crecimiento invisible”, Rouvier –sociólogo y titular de Ricardo Rouvier y Asociados– ya había publicado una nota en el sitio La Letra P titulada “Rendición de cuentas”. ¿Cómo pudo escribirla tan rápido?, fue la primera pregunta. Es que la redactó antes de que el mandatario hablara y la terminó justo cuando cerraba el discurso. “Ya sabía lo que iba a decir”, deslizó el analista.
—Usted dijo que más allá de la ideología, el plan de este gobierno ya es un fracaso.
—Lo que digo es que más allá de las etiquetas, porque muchas veces uno se distrae en el análisis con la propia ideología del que analiza, es que la receta neoliberal o la aplicación de la receta liberal, el gobierno fracasó: fracasa en materia económica, sea neoliberal, populista o como sea, fracasa en sus propios objetivos. ¿Cuáles son? Bueno, los objetivos están enunciados. Estoy leyendo ahora un trabajo para una publicación que va a salir en mayo donde planteo cuáles son los deseos imaginarios del PRO, porque el PRO es el eje ideológico principal de Cambiemos. ¿Y por qué hablo de fracaso? Porque este no es el resultado económico que ellos mismos esperaban. No digo que lo que esperaban los otros, sino lo que esperaban ellos, que no están obteniendo resultados. Y como no los están obteniendo van a producir de aquí en más, como lo escuchamos en el discurso del presidente, todo lo que puedan en materia simbólica como para poder ser una opción electoral con posibilidades de obtener la reelección en el 2019. Pero en cuanto a lo que ellos pretenden, sus objetivos, no los están cumpliendo.

todo futuro es político

para La Capital

El futuro envejece rápido. Las historias de ciencia ficción, comprometidas la mayoría de las veces con relatos que transcurren en el futuro, son a fin de cuentas narrativas políticas. Cada una se escribe en tensión con el presente.
A la vez, para que un futuro tenga lugar, el presente debe conservar cierto horizonte de promesas irrealizadas, lo que hasta hace unas décadas solía llamarse “utopías”. La buena noticia, para los amantes de la ciencia ficción, es que vuelve a las pantallas y será uno de los géneros predominantes también en 2018. La mala noticia, para todos, es que es esas “promesas irrealizadas” son cada vez más fragmentarias y su puesta en escena resulta una pesadilla cercana. Un ejemplo: el episodio “Nosedive” (“Caída en picada”), el primero de la tercera temporada de Black Mirror: lo único nuevo son los dispositivos que permiten dar una especie de “me gusta” a una persona sin usar el celular; y lo que vuelve terrible ese relato es la financierización de la vida a través de la red social, cosa que de algún modo ya ocurre (lamentablemente, no sólo a través de redes sociales).

En espejo

Netflix anunció el estreno, entrado 2018, de la quinta temporada de Black Mirror, la segunda que producirá la plataforma de streaming tras ganársela al canal original británico Channel 4, una serie que se adentra apenas unos minutos en el futuro y cuyo tema explota la relación que ya tenemos con la tecnología y el desdoblamiento de las personas en su vida virtual. En otras palabras: esa “otra vida” en la que aspiramos a una plena realización no sólo no existe, tampoco parece existir ya el deseo, según nos lo dejan ver los casi siempre pesimistas episodios pergeñados por Charlie Brooker, inspiradas en películas, libros, historietas y también videojuegos como Fall Out.

lunes, 19 de marzo de 2018

toda mujer es política


Un fantasma recorre la actual ficción televisiva estadounidense, es el fantasma del totalitarismo. Un fantasma que lleva un mechón dorado, un cuerpo grueso y el nombre de Donald Trump quien, con su parafernalia de la “Alt-right” –juego de palabras y apócope de “derecha alternativa”: la vieja derecha violenta y xenófoba pero con un hombre educado y un joven gay– y su largo aliento a las armas agita las perores fantasías del progresismo liberal de Hollywood.
Así las cosas, cuando el año pasado el servicio de tevé por streaming Hulu –sólo accesible en el hemisferio norte y en Australia– estrenó la adaptación televisiva de la novela The Handmaid’s Tale (“El cuento de la criada”: editorial Seix Barral se apuró a sacar de su desván, a fines de 2017, la traducción de fines de los 80 de este libro que la canadiense Margaret Atwood publicó en 1985), la gran mayoría de los críticos entendió que narraba una distopía estadounidense hecha a medida de los tiempos políticos que se viven: un mundo arrasado por una epidemia de infertilidad en el que las mujeres fueron reducidas a ciudadanas de segunda y, las que son capaces de fecundar, meros seres para reproducir.
Los mismos productores de la serie (entre ellos Bruce Miller, creador de The 100) salieron a decirle a la prensa que la serie no estaba inspirada en el naciente trumpismo. Mentiras. Al mismo tiempo “Deadline Hollywood” (DeadLine.com, uno de los sitios más actualizados sobre el ambiente del cine y la televisión) publicaba un artículo titulado “Cómo ‘El cuento de la criada’ se convirtió en la serie políticamente más cargada del año” (“How ‘The Handmaid’s Tale’ Became The Year’s Most Politically-Charged Show”).

jueves, 8 de marzo de 2018

todo el dinero es robado

para La Capital

a Ricardo Mazalán

La frase es de una película argentina y es, acaso, una de las mejores del cine nacional de las últimas décadas. Julio Chávez le extiende un bolso con el botín de un atraco al marido de su ex esposa. El hombre no lo quiere aceptar, le dice que no, que es robado, y Chávez, que interpreta al Oso en Un oso rojo (2002, Israel Adrián Caetano), le espeta: “Todo el dinero es robado”. Eso, más o menos, es lo que viene a contarnos La casa de papel, la serie española que emitió entre mayo y noviembre del año pasado la muy liberal Cadena 3 en la península ibérica, donde tuvo un moderado éxito, y hoy es la serie más vista de Netflix, que subió su primera temporada el 25 de diciembre último.

Los números importan. Un tuit de TV Time ubica a La casa de papel primera en el BingeReport (el reporte de maratones) por quinta semana consecutiva, por encima de Friends o Black Mirror. De cada cien episodios vistos en Netflix entre el 19 y el 25 de febrero, 4,05 correspondieron aLa casa de papel con un promedio de 5,11 episodios de la serie que se devoró cada usuario. Cifras semejantes sólo le caben a tanques como TheWalkingDead(que volvió a pasear muertos esta semana).