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domingo, 14 de febrero de 2010

el avatar del fin del mundo


ya comenzó a emitirse caprica, la precuela de battlestar galactica que narra en clave de ciencia ficción el mundo actual en el marco de la guerra contra el terrorismo (esta nota se publicó este domingo 14 de febrero en el suplemento señales del diario la capital)

En 2004 Ronald D. Moore rozó el ridículo cuando dijo que reflotaría la vieja serie televisiva Battlestar Galactica (BSG) pero para narrar la Guerra contra el Terrorismo. En su episodio piloto la nave espacial de combate Galactica, un museo viviente de la guerra contra los cylons (robots creados por el hombre, dotados de inteligencia artificial para realizar trabajo esclavo en las colonias planetarias que un buen día se rebelaron contra sus creadores), finalizada cuarenta años atrás, se prepara para abandonar la flota colonial cuando un ataque nuclear de los cylons sobre las doce colonias devasta la humanidad y pone a sus sobrevivientes en fuga. De ahí en más BSG fue tanto una aventura espacial como un melodrama familiar, un relato de intrigas palaciegas y una epopeya fantástica con cylons que cobraban forma humana, premoniciones y revelaciones aderezadas con la particular teología de las doce colonias (cada una con el nombre de un signo zodiacal): un panteísmo que unía cultos griegos y romanos enfrentados al Dios único al que rezaban los cylons. Si la primera Battlestar, la de los 70, era como llevar Bonanza al espacio (Lorne Greene actuaba en las dos series), la de Moore, protagonizada por Edward James Olmos y Dean Stockwell, entre otras figuras descollantes, fue como poner a Los Soprano en el oscuro vacío de la galaxia.
BSG culminó en marzo del año pasado. En abril el canal SyFy sacó a la venta en internet (www.capricadvd.com) el devedé Caprica, episodio piloto de la serie derivada (spin-off) o precuela de aquella saga, en la que Moore trabajó con otra de las mentes de BSG, David Eick. El 22 de enero último la misma señal puso al aire el primer episodio de la serie, que se ubica 58 años antes de la aniquilación de la ciudad de Cáprica (por Capricornio), cabeza del planeta del mismo nombre, ciudad dorada de las colonias humanas.
Los episodios de Caprica que pueden verse hasta ahora (banda ancha mediante, porque el estreno en España y, probablemente Sudamérica, está anunciado recién para el próximo abril) no necesariamente requieren un espectador que conozca BSG, aunque sus seguidores hallarán suficientes guiños para disfrutar el doble. Tanto Alessandra Torresani —joven y bella, blanco de los entrevistadores—, como Moore y Eick han dicho que si BSG trataba sobre la operación Enduring Freedom en Irak, Caprica trata sobre el mundo presente.

Spoiler
Caprica se despliega a través de la historia de dos familias. Por un lado los Graystone, cuyo patriarca, Daniel Graystone (interpretado por Eric Stoltz), es una suerte de Bill Gates futuro: fabrica tecnología de punta para los militares, es el creador de unos lentes para ingresar a la realidad virtual (los “holoband”) y está obsesionado con el desarrollo de unos robots con inteligencia artificial. Por otro lado, los Adama: Joseph Adama (Esai Morales), abogado, inmigrante de la empobrecida colonia Tauron (por Tauro) y vinculado a los grupos mafiosos de su planeta. De aspecto latino, en él y su familia se lee el soterrado racismo que parece desvanecer el sol radiante de Caprica. Porque si algo distingue a esta serie de su predecesora son los espacios abiertos, iluminados, contra la oscura claustrofobia de la nave espacial que liderará William Adama, quien en Caprica es apenas un niño (Sina Najafi). Los Graystone y los Adama se cruzan luego de que un atentado terrorista perpetrado por un suicida en nombre los Soldados del Dios Único (aquí ese único puede ser tanto musulmán como cristiano) les arrebatara a sus hijas Zoe (Torresani) y Tamara (Genevieve Buechner), respectivamente. Pero en ese mundo virtual que creó Graystone sobrevive el avatar de sí que construyó Zoe, un ser que se niega a ser una copia y guarda los recuerdos, los pensamientos y los sentimientos de la Zoe original, al que el padre capturará en un archivo para introducir inteligencia artificial en el primer cylon: un robot que remeda en mucho el esqueleto de Terminator, con su ojo único y rojo escudriñando más allá del tiempo.

Trinidad
Daniel Martin, crítico de cine y tevé de The Guardian, acierta varias veces en su nota del 30 de enero pasado cuando compara estas primeras entregas de Caprica con la serie Mad Men primero y, luego, con Terminator. Pero no explica sus relaciones más inquietantes.
BSG procede como Aliens (James Cameron, 1986): nos enseña el monstruo ya conocido (los cylons en BSG, los “aliens” en el film), pero pospone revelarnos la íntima relación que esa monstruosidad guarda con nosotros en tanto nos identificamos con los humanos de la trama. En Caprica, Moore y Eick apelan no sólo a la iconografía de Cameron, sino a sus tópicos más frecuentes: el fin de mundo, la alianza amorosa que enfrenta la muerte y el orden trinitario. Caprica se anticipa de alguna manera a Avatar al proponer ese doble de Zoe en el cuerpo del robot. “Soy Zoe, y el avatar, y el robot. ¿Cómo llamo a estas tres-partes?”, dice Zoe con su voz cibernética en el primer episodio. Y su amiga Lacy (Magda Apanowicz) responde: “Una trinidad”. Lo mismo corre para Jake Scully en Avatar: el soldado tullido más el avatar más esa conciencia planetaria de los Na’vi. Y John Connor en Terminator: el niño más el adulto en el futuro que vio el fin del mundo más ese puente en el tiempo que es el terminator que él mismo reprogramó o reprogramará.
En Caprica el universo reconocible de BSG se añeja y transfigura, como si se tratara de una vieja ciudad de los años 50, pero imaginada en 1912, cuando el Titanic no se había hundido aún. Sus protagonistas fuman y se bañan en el sol, transitan la euforia de los tiempos entre encuentros deportivos multitudinarios, impúdicos programas de televisión e intrigas corporativas. En eso se parece Caprica a la serie a Mad Men, la sublime creación de Matthew Weiner (responsable de buena parte de Los Soprano) que vuelve a los primeros 60, cuando John Kennedy presidía, Martin Luther King predicaba y el fervor del consumo recién comenzaba —tanto la maniática reconstrucción de los años 60 de Mad Men como sus deslices epocales la convierten casi en una fábula fantástica. Pero también se parece en algo esencial: en ambas hay la percepción de estar al filo de un abismo, las dos plantean personajes abisales, personajes que llevan en su mirada el abismo: Daniel Graystone y Don Draper (Jon Hamm en Mad Men) vieron algo que devastará el mundo que pisan, pero atraídos por ese abismo no pueden dejar de mirar, no pueden dejar de construirlo. Así Graystone hace del avatar de su hija muerta el primer cylon. “Así termina el mundo —como dice el poeta—, no con un estruendo, sino con un gemido”.

Entre la isla y el abismo
En el afiche promocional de Caprica que hizo circular el SyFy channel la actriz canadiense de 22 años Alessandra Torresani (en la serie: Zoe Graystone, de 17 años), sostiene una manzana, voltea el rostro y deslumbra con una mirada enorme y azul que envuelve su cuerpo blanco y desnudo junto a una consigna que reza: “El futuro de la humanidad comienza con una elección”. Las series de televisión que inauguraron el nuevo milenio podrían representarse según dos metáforas planteadas en dos sagas ejemplares: Lost o la Isla, y Mad Men o la Caída, el Abismo. El carácter insular de Lost, su cosa pequeña, doméstica y cerrada que se despliega y busca lo abierto para instalar allí sus planteos fundamentales puede percibirse en la gran mayoría de las series, desde Fringe hasta Battlestar Galactica (versión 2004). El carácter abisal (en el abismo siempre está el demonio, advertía William Blake), de inminente caída, puede percibirse en Mad Men, Flashforward y en los tres capítulos que se emitieron hasta ahora de Caprica. En estas series sus personajes, al igual que el Scottie de Vertigo (Hitchcock, 1956), no sólo están al borde de una caída, sino que llevan el abismo en la mirada: algo han visto que no cabe en la superficie del mundo que pisan. Y, más terrible aún, ese algo debe ser aún construido con sus propias manos.

Caprica, primera temporada
Ficha: EEUU, 2009-2010. Creada por Ronald D. Moore, David Eick y Remi Aubuchon. Con Eric Stoltz, Esai Morales, Paula Malcomson, Polly Walker, Alessandra Torresani, Magda Apanowicz, Sasha Roiz. Cadena Original SyFy channel. Rodada en Vancouver, British Columbia, Canadá. Próxima emisión: sábado 20 de febrero a las 00, hora de Nueva York.
El episodio piloto puede adquirirse en www.capricadvd.com.

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