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domingo, 4 de marzo de 2012

un puntero

Mi idea era hacer una nota que probara esto: las series actuales son la máxima realización del arte pop, nos ofrecen no sólo un modelo para observar y llevar al discurso las complejas tramas del mundo, también son su caricatura y en ellas vemos los artificios de la realidad: el profesor de secundario que fabrica droga con las inobjetables intenciones de legarle una casa y una educación a sus hijos (Breaking Bad), el puntero político que se fabrica una pertenencia allí donde no llega su familia (El puntero), la consolidación de la mafia como artefacto político del imperio mientras se encamina hacia el crack del 29 y a la Segunda Guerra (BoardwalkEmpire), etcétera. O esto que dice LinkLost se postuló como la narración del final de los tiempos y del más allá de la Historia, y se interroga cómo y por qué, habiendo ya perdido la humanidad sus rasgos y sus propiedades, la guerra, la violencia y la destrucción siguen existiendo y, sobre todo, cómo el relato sigue existiendo”.
Consulté a mucha gente, incluso a gente que nunca me respondió. Entre los que me contestaron, Patricio Vega descolla no sólo por su lucidez, también por su generosidad.


Preguntas y respuestas:


Todo el mundo (o casi todos) está enloquecido con las series que se producen hoy en AMC, Fox, HBO, así como con las que vienen de la BBC, etcétera. Pregunto, estas series (de Lost a Breaking Bad o Boardwalk Empire), ¿te parece que introducen un nuevo paradigma sobre la ficción, sobre todo considerando que expanden cierto relato fílmico clásico?
Creo que a partir de Los soprano –por fecharlo un poco apresuradamente– la tv (americana) comienza a vivir un cambio importante y es la aparición y consolidación del guionista como showrunner. Es ese el momento en que el autor pasa a tener el control artístico del programa. Desaparecen los Aaron Spelling, los Harve Bennet, desaparece (en gran medida) el concepto de televisión instalado por la figura del productor. Y esencialmente lo que aparece es una generación de cinéfilos que quizás hasta ese momento no habían logrado demasiado reconocimiento en la industria cinematográfica y encuentran en la tv un espacio para desplegar una forma de narrar que el cine hoy ya no ejercita. Entre tanto superhéroe, remake y 3-D estos guionistas-directores vuelven por un lado al relato de género y por otro al drama de personajes. No es para nada un nuevo paradigma, es simplemente el lugar que encontró la tradición cinematográfica americana para sobrevivir y seguir desplegándose. Claro que como en toda generalización dentro de esta nueva generación de autores hay de todo y está en el espectador descubrir al artista y desenmascarar al impostor.
¿Te parece que el desarrollo de series en la Argentina (es decir, en Buenos Aires) tiene que ver con el éxito de las series norteamericanas? Y, sobre todo: ¿que cosas imperan en la tevé argentina a la hora de pensar las ficciones?
En Argentina el showrunner sigue siendo el productor y por más buenas intenciones que éste tenga, su formación y su estado mental no es el de un creador de formas. Desde ese lugar lo primero que se tiene en cuenta a la hora de encauzar a una ficción es su presupuesto (escaso en lo posible), y lo segundo su oportunismo comercial; dos lugares muy limitados desde donde pensar un contenido. Por supuesto que el auge de las series norteamericanas impulsa una búsqueda aquí en Argentina, pero todavía esa búsqueda es a tientas y los mayores éxitos son arrestos individuales que no hacen más que confirmar la necesidad del autor como generador de contenidos. El ejemplo más claro de los últimos años es, sin dudas, Los Simuladores, serie creada por Damián Szifrón.
Llamémosle realismo a una tendencia casi perpetua en la tevé argentina, ¿cómo fue recibida Los Simuladores en este sentido, cuyo planteo no es realista, y qué conclusiones sacaron de esa recepción que tuvo la serie?
Los Simuladores, junto con Hermanos & detectives, la siguiente serie que hicimos con Szifrón, es quizás el único intento real de desarrollar un lenguaje cinematográfico en tv. Es decir, no suponer que la tv tiene un lenguaje distinto al relato cinematográfico sino que es simplemente un medio distinto de emisión. Desde ese lugar, está claro que el cine no es la vida tal cual es sino un recorte, un fragmento de vida ordenado con sentido y tamizado por la imaginación y la visión estética de un autor. Y además que todo eso no puede ni debe darle la espalda al público. Como dice un amigo, un relato tiene que despertar al menos tres estímulos: emoción, diversión y reflexión.
¿Cómo pensás la relación entre la ficción en televisión y en el cine? ¿Y en la web?
Creo que esta pregunta está respondida a en las anteriores respuestas. Agregaría que la ficción por Internet está comenzando y todavía no ha logrado definir un formato, una duración adecuada, un estilo definido. Es a la tv lo que la propia tv era al cine un par de décadas atrás.
Tenés una escuela de guión, ¿este auge de las series y el cine nacional atrajo estudiantes? ¿Con qué inquietudes llegan?
Los estudiantes llegan, en general con poca formación y mucha expectativa. El desafío es darles un marco teórico práctico desde donde pensar y encarar la escritura mientras tratamos de sofocar la urgencia por ingresar en los medios. 
¿Habría una forma de pensar el cine argentino (más allá de la consabida lección de Elescritor argentino y la tradición), hay una tradición allí que opera también en la forma de pensar la tevé? ¿Cómo trabajás en ese sentido?
Yo diría que sí hay una tradición televisiva argentina, pero en este caso creo que es con lo que hay que romper. De cualquier manera no tengo una postura belicosa en contra de la tv, no es que creo que todo lo que se hace es una mierda, ni nada parecido, me parece que hay muy buenos intentos, pero no hay una planificación, se improvisa demasiado y –en general– hay mucho temor al talento del otro.
¿Qué proyectos televisivos te parecen interesantes en el sentido en que viene planteándolo este cuestionario de la televisión argentina actual? ¿Que creés que debería tomarse de series o ficciones fílmicas que vienen de afuera?
Veo toda la ficción que se hace, al menos los primeros episodios, para saber qué se hace, cómo se hace y quién lo hace. Hasta ahora no vi nada que me guste realmente, hay algunas cosas que me conforman. Creo que hay un director que destaca muy por encima de cualquier otro que es Daniel Barone y por supuesto me gusta la manera de trabajar de Campanella, aunque todavía ninguna de sus propuestas televisivas ha llegado a entusiasmarme. 
Final de filmación de Los Simuladores. Fotografía de Noelia Otero.

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