Páginas

lunes, 24 de septiembre de 2012

el che

El Che Guevara, cuya "esquina", o casa natal en Rosario varios poetas extranjeros y de otras ciudades quisieron visitar, fue uno de los tópicos de conversación con tres de los invitados del Festival. Primero, un poeta me contó sobre su mentor, un reconocido poeta de un país transoceánico, quien fue nombrado consejero cultural de la embajada de ese país en Cuba, a principios de los 60. Allí, en una velada en la embajada, en la que el poeta, ahora diplomático, había bebido de más, le tocó el culo al Che, lo que provocó su expulsión o, mejor, su eyección de la isla.
Le referí la anécdota a Roberto Echavarren, quien tenía más datos de la homofobia del Che: me contó que cuando Allen Ginsberg visitó Cuba proclamó: estoy acá para encamarme con el Che. Lo que le valió también la expulsión inmediata (el obituario del New York Times, en cambio, dice con más recato que dijo que el Che era "lindo" o, mejor, "un bombón" –cute–).
Por último, cuando acompañamos con Juan Manuel Alonso a Ángel Faretta a visitar la esquina, el célebre crítico y escritor recordó que cuando al Che le preguntaron por el boom latinoamericano y pidió nombres, respondió: "¿Sabe lo que serían esos escritores si no hubiese existido la Revolución cubana? Cuatro boludos hablando al pedo en París".
Algunos de los libros que compré, que me dieron en el Festival.

1 comentario:

Los comentarios se moderan, pero serán siempre publicados mientras incluyan una firma real.