Le referí la anécdota a Roberto Echavarren, quien tenía más datos de la homofobia del Che: me contó que cuando Allen Ginsberg visitó Cuba proclamó: estoy acá para encamarme con el Che. Lo que le valió también la expulsión inmediata (el obituario del New York Times, en cambio, dice con más recato que dijo que el Che era "lindo" o, mejor, "un bombón" –cute–).
Por último, cuando acompañamos con Juan Manuel Alonso a Ángel Faretta a visitar la esquina, el célebre crítico y escritor recordó que cuando al Che le preguntaron por el boom latinoamericano y pidió nombres, respondió: "¿Sabe lo que serían esos escritores si no hubiese existido la Revolución cubana? Cuatro boludos hablando al pedo en París".
Algunos de los libros que compré, que me dieron en el Festival.
Seguro que el Che se bajó algún slip masculino...
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