Bajo el título "The Life Changing Power of Discovering David Bowie" ("El poder transformador de la vida de descubrir a David Bowie"), Tom Ewing publicó este artículo en Pitchfork que acá traducimos al cumplirse el próximo jueves tres años de la muerte de Bowie. Last but not least, el texto de Ewing nos llamó a su lectura porque el 16 de enero de 2016 Pablo Jubany publicó en La Capital un texto sobre Bowie que resumía de un modo magistral la experiencia de escuchar a Bowie en los 80 y de este lado del orbe.
Foto de Jimmy King, tomada de Pitchfork.
Me enamoré del pop en los tempranos 80, en Gran Bretaña, y David Bowie era el aire que respiraba y la tierra sobre la que caminaba. No fue la primera estrella en hacerme amar el pop, pero esa primera estrella que me hizo amar el pop fue sin duda hecha a su imagen. Y así fue el segundo. Y el tercero. Y el cuarto, quinto, sexto, y séptimo. Las portadas de las revistas de estilo y de pop de la época (The Face y Smash Hits) eran un desfile de sus imitadores, algunos magníficos, algunos cómicos. Adam Ant, Toyah, Visage, Ultravox, Spandau Ballet, Duran Duran. Ese era el pop británico, una bacanal de tiendas de disfraces con Bowie como ídolo y excusa.