Fueron mis
amigos de Hoja de ruta los que me
introdujeron en Anthony
Bourdain, de hecho, en un asado insuperable el miércoles último, dos días
antes de que Bourdain se matara en Francia, habíamos estado hablando de él y, con
el diario del viernes, alguien
puso en el grupo de WhatsApp: “Lo mufé”. Federico Fritschi recordó en el
programa del viernes que muchas veces la puerta de entrada a un país, para
Bourdain, eran los músicos y que en Argentina comió con
algunos de los integrantes de Los Pericos un choripán, entre otras cosas. Coki Debernardi recordó la foto que se sacó en Chile, cuando lo cruzó en un Aeropuerto.
Coki con Bourdain en el aeropuerto de Chile. Imagen tomada de Twitter.
“Anthony
Bourdain demandaba que tuviésemos en cuenta la humanidad de todos aquellos que
los medios nunca retrataron”, subtitula esta nota que traducimos acá el periodista del diario
estadounidense de izquierda The Nation
John Nichols.
Anthony
Bourdain llevó Parts
Unknown (“Piezas desconocidas”, su serie de CNN premiada con un Emmy) a
lugares donde la mayoría de los medios no llegan. Aparentemente nos contaba historias
sobre cómo se preparan y consumen alimentos. Pero Bourdain estaba realmente
fascinado y comprometido con diversas culturas y con la experiencia humana que reflejan.
Se involucró profesional, personal y políticamente.
Dijo que no
era un narrador, ni un periodista. Pero Bourdain era a menudo un comentarista sobre
geopolítica más lúcido que los políticos y los expertos que intrigan para
estrechar la comprensión de nuestra humanidad compartida.
Bourdain en Gaza. Imagen tomada de Gaza Mom.
El chef y
el autor, que murió
a los 61 años, intentó expandir ese entendimiento. Y lo hizo viajando a
zonas de conflicto e invitando a los espectadores a ir con él a los mercados,
las cocinas y las mesas de familias cuya bondad y decencia rara vez se
reflejaba en la cobertura de los medios de países que mantienen desacuerdos entre
ellos mismos, con sus vecinos y con los Estados Unidos. Hizo esto en Kurdistán,
Congo, Libia, Myanmar y, lo que cobró fama mundial, en Irán. Pero fue su visita
a Gaza, Cisjordania y Jerusalén en 2013 lo que puso sobre la mesa la evaluación
más poderosa de los desafíos y las posibilidades del trabajo que hizo.