socio
"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).
miércoles, 31 de octubre de 2018
la cultura política importada de bolsonaro
Este resumen no está disponible. Haz
clic en este enlace para ver la entrada.
lunes, 22 de octubre de 2018
tiranía o revolución
Enfurecido por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, el
destacado autor de esta columna ensaya un perfil de la patología de la élite
que hoy gobierna Estados Unidos. Khashoggi entró al consulado saudí en Estambul
el 2 de octubre pasado de donde no volvió a salir y sospechan que fue asesinado
y desmembrado por los guardias del príncipe saudita Mohammed bin Salman, a
quien el periodista había desenmascarado en sus artículos. Pese a que Khashoggi
escribía para “The Washington Post”, el mismo Donald Trump prefirió no
expedirse sobre el asunto y preservar su amistad con el poderoso príncipe
árabe.
A la edad de 10 años me enviaron como becario a un internado
para los súper ricos de Massachusetts. Viví entre los estadounidenses más ricos
durante los siguientes ocho años. Escuché sus prejuicios y vi su empalagoso
sentido del derecho. Insistieron en que eran privilegiados y ricos porque eran
más inteligentes y más talentosos. Tenían un desprecio burlón por aquellos que
se clasificaban debajo de ellos en estatus material y social, incluso que los
meramente ricos. La mayoría de los súper ricos carecían de la capacidad de
empatía y compasión. Formaron camarillas de élite que molestaron, intimidaron e
insultaron a cualquier inconformista que desafiara o no encajara en su universo
autoadulatorio.
Era imposible entablar una amistad con la mayoría de los hijos
de los súper ricos. La amistad para ellos se definía por “¿qué hay acá para mí?”
Estaban rodeados desde el momento en que salieron del útero por personas que satisfacían
sus deseos y necesidades. Eran incapaces de llegar a aquellos que estaban en un
apuro, independientemente del pequeño capricho o problema que tenían en ese
momento, dominaban su universo y tenían prioridad sobre el sufrimiento de los
demás, incluso entre quienes estaban dentro de su propia familia. Sólo sabían
cómo tomar. No podían dar. Fueron personas deformes y profundamente infelices
en las garras de un narcisismo insaciable.
Es esencial entender las patologías de los súper ricos. Han
tomado el poder político total. De estas patologías informan los Brett
Kavanaughs, Donald Trump, sus hijos y los multimillonarios que dirigen su
administración. Los súper ricos no pueden ver el mundo desde la perspectiva de
nadie salvo la suya propia. Las personas que los rodean, incluidas las mujeres
sobre las que pesa el derecho de los los hombres, son objetos diseñados para
satisfacer deseos momentáneos o pata ser manipuladas. Los súper ricos son casi
siempre amorales. Derecha. Incorrecto. Verdad. Mentiras. Justicia. Injusticia.
Estos conceptos están más allá de ellos. Lo que les beneficia o les agrada es
bueno. Lo que no debe ser destruido.
Etiquetas:
Chris Hedges,
la web,
política,
traducciones
dos cosas
El tío le dijo a Enriquito:
—Dos cosas. Una, si ves que el único mingitorio libre es el del medio, no lo uses, esperá que se libere alguno del costado. Dos, si el mingitorio del medio está ocupado, no vayas a ninguno de los dos de al lado.
Y Enriquito encaró así su primera salida en la noche del pueblo.
—Dos cosas. Una, si ves que el único mingitorio libre es el del medio, no lo uses, esperá que se libere alguno del costado. Dos, si el mingitorio del medio está ocupado, no vayas a ninguno de los dos de al lado.
Y Enriquito encaró así su primera salida en la noche del pueblo.
martes, 16 de octubre de 2018
el devenir fascista del neoliberalismo
Alexandre Roig es
secretario académico de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).
Nació en Francia y llegó a la Argentina a principios de diciembre de 2001, con
25 años y un título en Sociología, para estudiar la crisis. Hoy tiene un doctorado
de la Escuela de Altos Estudios Sociales de París, es decano del Instituto de
Altos Estudios Sociales de la Unsam (Idaes) entre otros cargos y estudios que
dan cuenta de su especialización: la crisis desde un punto de vista sociológico
y económico que explora la política y el análisis monetario.
Además de docente e investigador del Conicet, Alex Roig, como prefiere
que lo llamen (nacionalizado y radicado en Argentina), tiene publicaciones
nacionales e internacionales en el campo de los estudios sobre el desarrollo,
en sociología económica del dinero, de la moneda y de las finanzas. Algunos de
sus artículos pueden leerse en revista Anfibia.
El sábado pasado Roig
fue entrevistado en “El
Lobby“, el programa que conduce de 10 a 13 Alejandro Bercovich en RadioConVos.com.ar, por todo el
equipo. En esa conversación Roig sostiene que la actual crisis fue
autogenerada, a diferencia de la de 2001; señala por qué es tan difícil en este
caso articular una oposición y que el devenir de cualquier gobierno neoliberal
es el fascismo –una vez que ya no queda nada por prometer. Y, lo más alarmante,
el sociólogo apunta que es muy probable que el horizonte de la actual debacle
económica sea la dolarización de la Argentina.
—Ahora que volvemos a estar en crisis mucha gente y, sobre todo, muchos
jóvenes que no vivieron aquella época, se preguntan sobre las similitudes y
diferencias entre esta crisis y la de 2001, ¿cuáles encontrás grosso modo?
—La gran diferencia es que esta crisis es autogenerada, y eso es
importante tenerlo claro. ¿Por qué se generan crisis? En general las crisis
funcionan para cambiar regímenes de acumulación, para cambiar lógicas dentro de
la economía. La de 2001 fue una crisis que fue fruto de contradicciones largas,
de tensiones sociales, de un régimen monetario que efectivamente se había
agotado. En cambio acá tenemos un gobierno que quiso producir una crisis para
poder cambiar las estructuras económicas. La otra gran diferencia, que hace que
uno sienta una especie de desasosiego en este momento es que no se termina de
estructurar el conflicto social, cosa que en 2001 sí, y estaba muy estructurado
el conflicto social porque había un eje, un conflicto que tenía que ver con el
desempleo, y estaba muy claro: el movimiento de desempleados, el de piqueteros,
la confrontación con el gobierno y la tensión entre neoliberalismo y trabajo.
Hoy en día esa conflictividad no está estructurada.
Imagen tomada de Anfibia.
martes, 9 de octubre de 2018
cómo funciona el fascismo
En esta entrevista a Jason Stanley, autor de Cómo funciona el
fascismo, se compara las escandalosas similitudes entre las promesas de Hitler
y las de Trump y se describe cómo el fascismo destruye la política económica y
puede identificárselo cuando las clases dominantes se victimizan en nombre de
ideales que pertenecen a un pasado que nunca existió. Una descripción que
excede a los Estados Unidos.
En
un certero ensayo publicado en el New York Review of Books este mes,
Christopher R. Browning, un destacado historiador del Holocausto y el nazismo,
describe los paralelos espantosos entre los Estados Unidos y la República de
Weimar. “No importa cómo y cuándo termine la presidencia de Trump”, escribe, “el
espectro del ‘contraliberalismo’ seguirá acosando a la política estadounidense”.
Jason
Stanley estaría de acuerdo. Es profesor de filosofía en la Universidad de Yale
y autor de How Fascism Works (“Cómo funciona el fascismo”), donde sostiene
que los fracasos de la gobernabilidad democrática han forjado una sociedad que
recuerda con escalofríos a la Alemania anterior a la guerra, en la que existía
un creciente apetito por el tipo de ultranacionalismo que impulsa Donald Trump.
De hecho, el fiscal general Jeff Sessions ha elogiado abiertamente la Ley de
Inmigración de 1924, que no solo creó cuotas y prohibiciones para ciertas
comunidades de inmigrantes, sino que sirvió de modelo para el “Mein Kampf” de
Hitler.
“La
idea en el fascismo es destruir la política económica”, dice Stanley. “Los
corporativistas están del lado de los políticos que usan tácticas fascistas
porque están tratando de desviar la atención de la gente de las fuerzas reales
que causan la genuina ansiedad que sienten”.
Ilustración de David Horsey en el LA Times.
Esta
ansiedad no es exclusiva ni primordialmente económica. Como Stanley señala con
cuidado, las personas de color han sufrido dificultades mucho mayores y, sin
embargo, se sienten cada vez más atraídas por el populismo progresivo. En su
lugar, afirma, Trump y sus semejantes están canalizando una tensión nociva de
patriotismo que crea una nostalgia por un pasado que nunca existió. “Cuando ves
que el grupo dominante se hace pasar como si fueran las víctimas de todos los
hechos”, observa Stanley, “es cuando la política fascista está tomando control”.
El
episodio también concita el fenómeno de las noticias falsas, tanto su
construcción como el modo en que se implementa. Stanley sostiene que muchas de
nuestras creencias más preciadas se basan en mitologías, con la idea de que
estamos esparciendo la democracia por el resto del mundo, quizás la más letal
de todas.
“América
nunca ha sido grande”, concluye. “Pero la idea de América puede ser grande.
Nuestra grandeza es cosa del futuro, no del pasado. El pasado es algo que
tratamos de conquistar, y tratamos de forjar nuestra grandeza con ciertos
ideales “.
la alegría ya no es brasileña
Antes de que se realizaran las
elecciones presidenciales que en Brasil dejaron a Jair Bolsonaro a unos pasos
de ganar en primera vuelta, el domingo pasado, el filósofo Vladimir Safatle
(quien reside hace décadas en ese país y es autor, entre otros libros, de “La
izquierda que no teme decir su nombre”) señalaba
que los brasileños vivían una suerte de guerra civil de baja
intensidad. “Si pensamos en la situación económica, Brasil nunca sufrió un
ajuste neoliberal muy fuerte –les dijo a Diego Sztulwark y Diego Valeriano en
una entrevista que puede escucharse en LoboSuelto.com–, por ejemplo, en este
país de los cuatro mayores bancos, dos son públicos; de las cuatro mayores
empresas, dos son públicas, hay más de cincuenta universidades públicas,
tenemos un servicio de salud que es universal y gratuito para 200 millones de
personas, y los neoliberales dicen que eso es una aberración, y la única
posibilidad de un ajuste neoliberal en Brasil es de una manera violenta”.
Cuando sucedía esa conversación
Bolsonaro apenas arañaba el 30 por ciento de intención de votos. Ya entonces
Safatle advertía que la posibilidad de que el candidato de ultraderecha llagara
al poder anticipaba la militarización de un conflicto que tiene en la mira a
los sectores más vulnerables y a los trabajadores. Con los resultados de la
primera vuelta de los comicios el panorama no resulta nada alentador. Paulo
Guedes, quien será ministro de Economía de Bolsonaro, fue también quien
rediseñó la imagen del ex militar y la acomodó para que fuese digerible en los
mercados (que festejaron el resultado de la primera vuelta), propone
privatizaciones y una timba financiera que Brasil no vio siquiera en sus años
de dictadura, entre 1964 y 1985.
domingo, 7 de octubre de 2018
mentira, neoliberalismo y política
Ya dijimos acá que la meta de la teología política es inquirir por la genealogía y legitimidad del poder. En su última entrada en su blog, Adam Kotsko puntualiza algunas de estas cosas. Bajo el título "Mentiras y neoliberalismo" escribe:
"Bajo el neoliberalismo, la mentira se convierte en uno de los rasgos aceptados de la conducción política. La única meta no es otra que instrumentalizar la legitimidad democrática, con el fin de acceder al poder para tomar las decisiones que hagan falta y que las personas comunes nunca pueden entender o de las que nunca pueden ser persuadidas.
"Como
otras veces, Trump es la parodia del consenso neoliberal, que nos muestra la
verdad de su insolvencia intelectual y política. Y la respuesta de los
demócratas neoliberales no es movilizar a la población en protesta, no tomar
medidas directas contra una estructura política a todas luces ilegítima, sino duplicar el elitismo y la
tecnocracia al imaginar que de alguna manera el FBI va a salvarnos."
"Bajo el neoliberalismo, la mentira se convierte en uno de los rasgos aceptados de la conducción política. La única meta no es otra que instrumentalizar la legitimidad democrática, con el fin de acceder al poder para tomar las decisiones que hagan falta y que las personas comunes nunca pueden entender o de las que nunca pueden ser persuadidas.
"El
hecho de que Obama fuera asombrosamente honesto en comparación con todos los
presidentes en la memoria reciente contribuyó a su debilidad, porque estaba
rodeado de los mentirosos y los tramposos habituales. Pensó que podía hacer que
el consenso neoliberal fuera legítimo una vez más, en lugar de una opción sólo por
defecto que se sostenía en un repentino “vuelco” y su demonización. Aunque encaja
el hecho de que las mentiras que impulsaron a Trump a la presidencia se refiriesen
en particular a Obama, así como su impulso hacia la presidencia se realizó de
una manera que democráticamente es ilegítima.
Etiquetas:
Adam Kotsko,
citas,
la web,
política,
traducciones
la peste argentina
Mi esposa me leyó esta tarde este
texto que podemos atribuir a Juan
Bautista Ritvo, quien lamentablemente lo publicó en la red
social de las abuelas. El mismo Ritvo escribió como prólogo al posteo: “Este
es el editorial que sacamos en unas semanas en Conjetural”.
La peste argentina
Imagen tomada de Wikipedia: bombardeo de Plaza de Mayo sobre población civil indefensa, 16 de junio de 1955.
Algo que no es la omnipresente lucha de clases, que sigue siendo omnipresente aunque sus modalidades hayan cambiado notoriamente: la burguesía industrial está dominada por el capital especulativo y el desarrollo tecnológico expulsa cada vez más al trabajador manual mientras las llamadas, a falta de otro vocablo, clases medias, crecen con múltiples pseudódopos al ritmo de un turbio vals.
¿Qué decir de la inmigración del Medio Oriente y del África que ha perturbado, quizá para siempre, el sueño blanco y civilizado de Europa? ¿Qué decir de la expansión del denominado populismo de derecha que reune al pobrerío mentalmente indigente con satisfechos hombres de la intelligentzia?
Me acerco al tema: el término “peste” designa una realidad muy particular: al agrupamiento en ambos lados del frente de lucha –combate sordo y extravagante, pero combate al fin– de gente que no solo conspira contra sus intereses, sino que se pone la soga al cuello sin necesidad de verdugo, mientras practica un odio frenético al prójimo que no es, precisamente, aquel que la explota o oprime.
Etiquetas:
autores,
citas,
Juan B. Ritvo,
política
Suscribirse a:
Entradas (Atom)