Mientras esperamos el estreno de Looper en Rosario nos asomamos al sitio en el que Rian Johnson –del que vimos contentísimos Brick hace un par de años– se refiere al film y descubrimos este video para desasnarnos acerca de cómo funciona una máquina del tiempo, con todas las citas necesarias.
Si, como insistimos
acá, las series de televisión están montadas en los mejores casos sobre un
discurso político que trata sobre las utopías, la utopía de Revolution
es sin duda el presente: la lata tecnología perdida tras el apagón. En un
futuro cuyo paisaje es Pripyat
(el pueblo abandonado tras el desastre de Chernobyl: literalmente, la serie fue
rodada en esa locación, es decir, pasado y fantasía de la energía nuclear socialista
vuelto un decorado).
Como en Lost,
Favreau y los guionistas sostienen que no hay mejor secreto que la familia. Así
es como en el segundo episodio volvemos a ver a Elizabeth Mitchell, madre
de la bella Charlie
Matheson, quien por alguna razón está cautiva de Monroe, el jefe de las
milicias que han tomado el poder: la escena inicial de la serie –el padre que
carga un pendrive antes de que se apague todo y, a la vez, habla por teléfono
con su hermano Miles, que está en un auto con Monroe– parece ser toda la clave,
incluso la conversación entre Ben Matheson y su esposa Rachel (la Mitchell), en
la que ella podría saber más de lo que aparenta.
Por fortuna, los roles más enigmáticos en el presente de la serie (es
decir, el futuro sin energía) recaen en personajes que tienen algo más que su
belleza para mostrar, como Grace Baeumont (Maria Howell), quien usa un pendrive
como el de Ben para encender una vieja computadora y comunicarse con un
enigmático interlocutor, o Giancarlo Esposito,
ex vendedor de seguros devenido oficial de la milicia de Monroe.
Este sábado a la tarde en la Feria del Bulevar, con Vicente, Elena y Mariela y, más tarde, en las hamacas de Santiago y Rivadavia, con Coki y su hermosa hija Antonia.
Los zapatos "Pebeta".
La jacket "USA"
Una corbata de la gloriosa Juven's.
Los autómatas de Daniel en el puesto de la feria.
Y en casa: la lata de sopa Campbell's que compré en Barcelona a 9 pesos para poner en el escritorio.
El XX Festival:
fue maravilloso, claro. Faltaron acaso esas descollantes "estridencias" centroamericanas (Alan Mills en el 2009, Frank Báez o Wingston González en 2010, Juan Dicent
en 2011) que este año sólo chisporrotearon en la voz de Chilindrina de Maricela Guerrero. Hubo
grandes momentos, desde luego, pero la lectura del cierre de Mirta
Rosenberg (ya postearemos ese audio) me recordó cuánto de la poesía de
Mirta es un faro: este auge en torno a las escrituras del yo
podría justificarse sólo por esos poemas que leyó el sábado pasado entrada la
noche en el teatro Príncipe de Asturias. Si mañana se terminara, si mañana
mismo desapareciera de la faz de la tierra esta compulsión autobiográfica con
la que caminamos entre tantas lecturas y tanta sed de escritura, y si sólo
sobreviviera ese poema que Mirta leyó hace unos días, creo, sinceramente, que
no haría falta recuperar otra cosa.
Mirta y Elena en la lectura previa del XVI FIPR en Buenos Aires, noviembre de 2008.
El Che Guevara, cuya "esquina", o casa natal en Rosario varios poetas extranjeros y de otras ciudades quisieron visitar, fue uno de los tópicos de conversación con tres de los invitados del Festival. Primero, un poeta me contó sobre su mentor, un reconocido poeta de un país transoceánico, quien fue nombrado consejero cultural de la embajada de ese país en Cuba, a principios de los 60. Allí, en una velada en la embajada, en la que el poeta, ahora diplomático, había bebido de más, le tocó el culo al Che, lo que provocó su expulsión o, mejor, su eyección de la isla. Le referí la anécdota a Roberto Echavarren, quien tenía más datos de la homofobia del Che: me contó que cuando Allen Ginsberg visitó Cuba proclamó: estoy acá para encamarme con el Che. Lo que le valió también la expulsión inmediata (el obituario del New York Times, en cambio, dice con más recato que dijo que el Che era "lindo" o, mejor, "un bombón" –cute–). Por último, cuando acompañamos con Juan Manuel Alonso a Ángel Faretta a visitar la esquina, el célebre crítico y escritor recordó que cuando al Che le preguntaron por el boom latinoamericano y pidió nombres, respondió: "¿Sabe lo que serían esos escritores si no hubiese existido la Revolución cubana? Cuatro boludos hablando al pedo en París".
Algunos de los libros que compré, que me dieron en el Festival.
Ivana Romero hace este lunes una crónica del XX Festival Internacional de Poesía en Tiempo Argentino. Empieza: "En cajas y en roperos. Debajo de la cama. En el reverso de recetas de cocina. En libretitas, en el borde de una boleta de luz. Los poemas estaban ahí. "Es que a mi mamá la escuché decir que escribía mientras picaba cebollas. Y era cierto", contó Elena Rigatuso al evocar a Beatriz Vallejos, su madre, poeta santafesina nacida en 1922 que falleció en 2007 en Rosario." Las que siguen son fotos de Willy Donzelli de algunos momentos y lugares en el CC Parque de España.
Lectura de Arturo Carrera, el jueves 20.
Feria de editoriales independientes el jueves 20, cuando funcionó en el subsuelo del teatro.
Ángel Faretta, Olvido García Valdés y Roberto Echavarren.
Es
temporada alta y vuelven las mejores series, entre ellas Boardwalk
Empire, la tira producida por Martin Scorsese y escrita por el creador
de Los Soprano, Terence Winter, y
ambientada en la ciudad turística de la costa Este, Atlantic City, en los años
20: plena prohibición,
el nacimiento de la mafia con sus clanes de inmigrantes, sus asesinos formados
en la Primera Guerra y sus lazos con los funcionarios corruptos como Nucky
Thompson (el magnífico Steve Buscemi). HBO puso al aire el primer episodio de
esta tercera temporada de la serie el domingo 16 de septiembre último, pero en
la televisión Argentina se podrá ver recién el 14 de octubre.
HBO
promociona esta nueva temporada con las palabras que Jimmy Darmody (Michael
Pitt) le dijera a Nucky en la primera: “No podés ser un gángster a medias”.
Cosa que Nucky ya demostró cuando al final de la segunda descerrajó un tiro en
la cabeza a su entenado al tiempo que le decía: “No busco perdón”.
La
tercera temporada de Boardwalk Empire
comienza la noche del Año Nuevo de 1923 mientras se promociona la proeza de la
aviadora Carrie Duncan (acaso una libre
recreación de Amelia Earhart, quien intentó cruzar en avión el Atlántico en
1928), quien intentará sobrevolar por primera vez todo el continente, lo que
excita la imaginación de Margaret Schroeder (Kelly Macdonald), la esposa de
Nucky, en quien volvemos a encontrarnos con el cándido bovarismo
de la primera temporada. Y de bovarismo trata, en verdad, toda la serie, es
decir la fascinación por esas imágenes de vidas estelares cuya presencia es
capaz de hacer desvanecer la propia. Eso nos mostrará el final de este primer
capítulo, cuando Margaret llega a la playa, donde otras personas esperan en la
penumbra de la “noche
americana” (el viejo truco de disminuir el paso de la luz en la lente para
que parezca de noche) el paso del avión que conduce la Duncan “libre como un
pájaro”, según dicen las mujeres en la reunión de festejo de Año Nuevo.
Nucky
trabaja en la construcción de esa imagen de ensueño: una Cleopatra que baila y
canta jazz en un decorado del antiguo Egipto, con enanos, esclavos y tesoros
verdaderos para recibir a sus invitados en el festejo del nuevo año; o la ciudad
misma, Atlantic City, hecha para seducir a los ricos de la costa Este. Junto
con Nucky trabaja la mafia incipiente, con sus peleas territoriales entre
irlandeses, judíos, sicilianos. La contracara de esa marquesina es el crimen.
Sin embargo, no es menor el bovarismo de esos inmigrantes que llegaron desde
una Europa empobrecida para recrearse a sí mismos como hombres de negocios.
Este
episodio nos devuelve también al brutal Nelson Van Alden (Michael Shannon), el
fervoroso agente del FBI caído en desgracia, que huyó y está ahora en Chicago,
donde intenta ganarse la vida como vendedor de planchas hasta que un encuentro
casual en una florería en la que el joven Al Capone (un matón aún) aprieta a un
mafioso irlandés parece ofrecerle un giro a su vida.
Boardwalk Empire vuelve a revisar un
particular período de los Estados Unidos, el de la hegemonía republicana, el de
la Prohibición, el del nacimiento del crimen organizado. Lo que le permite a
Scorsese y Winter no sólo desplegar estos tópicos clásicos del cine, sino
entrelazarlos, desarrollar mejor las relaciones entre el imperio incipiente
—los EEUU ponían una pata en los negocios globales tras enviar un millón de
soldados a la Primera Guerra y se asomaban sin saberlo al abismo del crack-up
de 1929—, el crimen, la moral y la ideología. Tierra de promisión pero también
de promiscuidad en un sentido que no es moral, sino político.
En
ese sentido político la serie parece dispuesta a profundizar, en esta tercera
temporada, quiénes se encargarán de los negocios, quiénes de las muertes,
quiénes de la imagen que, en una serie con ese nombre, será siempre la imagen
del imperio.
El XX Festival Internacional de Poesía trajo a Ángel Faretta y Leandro Arteaga le hizo una entrevista que se publicó el sábado pasado en Rosario 12. Leandro publica en su blog una respuesta que no entró en la edición impresa del diario y de alguna manera nos atañe: cuando Faretta habla de series. Claro que hasta donde indagamos, no vio ninguna de las series cinéfilas que comentamos acá. —¿El denominado boom de las series televisivas es capaz de emular algo de lo que el cine fue? —La televisión siempre fue enemigo del cine, más aún, en Estados Unidos se puso en marcha la televisión para arruinar el cine, pertenecía a los otros intereses. Puede haber un efecto residual, donde ciertos tópicos, de alguna manera, se vuelven más tópicos, más clisé, en el mundo de la televisión, evidentemente. Hay series que están bien hechas. Pero son muy rápidas, como esas de asalto y homicidio y juicio, donde uno entiende la mitad porque va a mil por hora.Monk, el detective fóbico, me parece un personaje muy interesante, por su diseño, está muy bien pensado; pero eso es algo que se sostiene en el personaje. La televisión se encuentra en este momento sin el cine y piensa que puede hacer lo que quiere, pero no tiene ningún sustento ideológico detrás, no tiene un enemigo. La ventaja extraordinaria del cine norteamericano, por encima de todos, era que tenía un enemigo claro frente a sí, el mundowasp. Si el mundo te da tu enemigo, que se opone a vos, como en el caso del mundowasp, ese grupo de inmigrantes católicos y judíos vieron en el cine, y a partir del cine, que tenían que enfocar esa artillería. Esa es una situación privilegiada, pocas artes la tuvieron.
Fotografía de Alberto Gentilcore (Rosario 12). Faretta: "No sé si viste que en la foto le estoy dando la espalda a esa iglesia inglesa protestante". Se refería a la de Urquiza y Paraguay.
La reseña es de Alessandra Stanley en el NYT del domingo pasado, se refiere al estreno de Revolution, que ya reseñáramos, y precisa este concepto que rescato: "Revolution –dice– tiene el potencial de ser un Lost más disciplinado". Intuyo que ese es el problema de J.J. Abrams: intentar desde hace tres años "disciplinar" Lost.
El Festival Internacional de Poesía de Rosario cumple 20 años en esta edición. Entre el 20 y el 22 de septiembre llegarán a la ciudad, además de los nacionales, poetas de Argelia, Colombia, Chile, España, Gales Haití, Honduras, México, Uruguay. Además de las lecturas y charlas en los centros culturales Parque de España (Sarmiento y el río) y Bernardino Rivadavia (San Martín y San Luis), el encuentro incluirá recitales de música, teatro, performances, y se desparramará por la ciudad: en los centros municipales de distrito (CMD), bibliotecas, bares, librerías, incluso habrá una jornada en Santa Fe con poetas del extranjero, de Entre Ríos y de la provincia.
Alguien tuvo la atinada idea de repartir unas cintas adhesivas con el nombre de cada uno de nosotros. A partir de ese momento la mirada iba del cartelito al rostro, hasta que la cosa estallaba en el abrazo, el saludo... La celebración de los 30 años del egreso de la ENET Nº1, en San Nicolás, nos reunió en la misma escuela, en un salón remodelado donde antes estaba el comedor y los baños, atrás de la cantina.
No sé quién tomó estas dos las fotos, aunque estoy casi seguro de que la cámara era de Clarita.
El que hizo los cartelitos (¿Sergio Gardella?) sabía lo que hacía y respondía con ello a la pregunta sobre el tiempo: uno pone nombres y etiquetas para orientarse, para recuperar en esas señas lo que el tiempo ha roído. Reencontrarme con las compañeras (Gladys Giannini, Patricia Gómez, Clarita Lamberti, Celia López, según el orden alfabético) y compañeros de Química de entonces (Javier Albanesi, Pablo Díaz, Rudy Svoboda, Carlitos Torcello), además de los otros de las distintas terminalidades de la promoción es, claro está, cargarse de una expectativa que está en nuestro pasado: una rara paradoja temporal. A la vez, qué extraño placer descubrir, alcanzar una familiaridad ajena a lo que hice de la vida pero no menos familiar: no sólo compartimos los años del secundario, también sabemos de nosotros cosas que íbamos a disimular. Como dijera el poeta, "un acercamiento al sentido que restaura la experiencia" y lo hace, precisamente, porque en aquél momento, cuando nos separamos y ya pesaban las decisiones personales, individuales, sopesábamos también la experiencia común, el dibujo de un futuro cuyas líneas trazábamos desde allí... Así es como algo del futuro, algo del suspenso del futuro se coló en el encuentro de este sábado. Fue un momento, el de este reencuentro, de una alegría generosa. Como la joya que Rose ha guardado en secreto en Titanic, la sabiduría de estos momentos residiría en saber devolver al mar nuestra posesión más preciosa y dejarnos mecer en las "sanadoras manos del tiempo".
En mayo de 2003 Carrera estuvo en la
facultad de Humanidades y Artes de Rosario y lo entrevisté para un desaparecido
diario de Rosario. Ahora que vuelve al Festival
de Poesía, casi diez años más tarde, me puse a revisar lo que charlamos
entonces.
Escribí: Hace cinco años Arturo Carrera dictó una
conferencia en General Roca en la que hablaba del fin de siglo y del dolor y
concluía con estas palabras: “Un economicista escribió en el Nouvel Observateur que los principios
del dolor son también los principios de la economía, porque lo que hace
funcionar la sociedad es el dolor. ¿No es acaso esta pasión actual la que nos
empuja más aún hacia la ilusión, la esperanza de la poesía?”. Carrera, nacido
en Coronel Pringles, Buenos Aires, en 1948, estuvo en Rosario hace una semana.
Por qué vino lo cuenta en esta entrevista cuyas respuestas el poeta, autor de
una obra que hoy es considerada como una de las cimas de la poesía argentina,
envió por correo electrónico. Sobre el dolor cuenta su obra y también estas
líneas: “El dolor puede tener una función propedéutica y hasta pedagógica pero
es ante todo una “esfumadura” (como la sonrisa de la Gioconda), algo que el
misterio utiliza para despertar nuestra razón. Sostenerlo, soportarlo, parece
un vestigio de la antigua esperanza, esa especie de campana de palo para el
llamado de la belleza y de la verdad”, responde. Sí, Carrera suena platónico al
conjurar belleza y verdad, dolor y misterio. Su poesía no es menos filosófica,
en ese sentido en el que la poesía se hace cargo de los interrogantes
esenciales de la lengua de la especie y dialoga, como en el poema de Hölderin,
con esa ausencia en la que habitan los hombres.
Gilligan, Bryan Cranston y Aaron Paul en el rodaje del episodio final de la cuarta temporada. Foto de Movies Yahoo.
Si quedaban dudas acerca de los vínculos de Breaking Badcon Scarface, o si resultaba poco clara la asociación entre la serie y las muertes de los niños, en fin, todas las cosas que venimos desarrollando en este blog, acá y acáVince Gilligan, creador de BB, lo explica con lujo de detalles. Dice, por ejemplo:
—When you introduced Walt Whitman's Leaves of Grass in Season 3, was there a plan that the book could be Walt's undoing? Is this poetic justice for Gale? -- Fulminate
—I like the idea of Gale's poetic justice from beyond the grave. The writers and I love the idea of revisiting previous moments in the show because we love the idea that all actions have consequences. We know that in our day-to-day lives, but very often in television storytelling characters say things or they do things and a particular episode ends and there's not necessarily much in the way of resonance. On this show, we very much like a character's actions to have repercussions in ways that we identify with in real life. And to that end, we love revisiting these old moments, and Walt Whitman's poetry was something that Gale Boetticher loved. It touched his heart and he wanted to share it with his new friend and mentor Walter White. And unfortunately the sharing of it and Walt keeping this book in hindsight proved to be a bit unwise.
Leo encantado Futuro, de Marc Augé, recién llegado desde Adriana Hidalgo. Aún es temprano para hacer una reseña, pero en principio me sorprende la cercanía de esta visión del futuro con la de Simon Reynolds en Retromanía: "Lo que define etimológicamente al porvenir –escribe Augé, quien distingue entre futuro [más ligado a la experiencia individual] y porvenir [ligado a lo social]– es, en efecto, el evento. Este le da un contenido al futuro, sobreviene". Lo que señalaba Reynolds en Retromanía es, precisamente, ese monstruoso museo del pop-rock que al apegarse a su propio pasado, al ser "retromaníaco", deja el evento en el pasado, es decir, deja el futuro sin evento. Pero más me satisface leer, en Futuro, que mi percepción del futuro [acá la nota de Transatlántico] en las series y el cine se corresponde con esta cosa del presente según la cual el futuro cae en la "utopía tecnológica" actual, cuayas aspiraciones se cifran en el "tiempo real" de las comunicaciones. Leo: "Las verdaderas dificultades de la vida democrática en la actualidad dependen del hecho de que las innovaciones tecnológicas explotadas por el capitalismo financiero han reemplazado los mitos de ayer en la definición de la felicidad para todos y difunden una ideología del presente, una ideología del porvenir advenido que paraliza a su vez el pensamiento del futuro" (las negritas son mías). No está de más agradecer a Alejandro Cánepa de AH.
Volvíamos este domingo al mediodía con Vicente del desierto paseo comercial de Echesortu cuando, al llegar a Avellaneda, vimos en el cielo este cruce de aviones a chorro,
Nota del martes 11 de septiembre a las 18.00: Cuando tomé la foto ignoraba que horas antes, aún de madrugada, un muchacho había sido baleado al salir del boliche que está en la esquina de Marcos Paz y Avellaneda, debajo de la cruz que forman los chorros en la foto.
Revolution, la
nueva serie que produce J.J. Abrams (y que ya mencionáramos acá),
uno de los responsables deLost,Fringey
otros productos adictivos, mostró en su preestreno (el lunes pasado en su país
de origen, Estados Unidos) algunos de los defectos del último fracaso de
Abrams,Alcatraz:
actuaciones poco creíbles, artificiosidad y alardes de monumentalidad. Las
mismas fallas llevaron a la cancelación del súper bodrio creado por Steven
Spielberg (quien trabajó junto con Abrams en el filmSuper 8)
el año pasado:Terra Nova.
A diferencia deAlcatraz, los
actores de esta nueva serie son más lindos, o más lindas. Y eso, como sabemos,
siempre atenta contra las buenas actuaciones. Así que dejemos de lado a los
actores y actrices. Lo notable de la serie es que su creador,Eric Kripke(Supernatural),
parece haber recogido los rezagos de todo lo que más o menos se ha hecho en la
ficción apocalíptica para desarrollar su idea.
El episodio piloto que se conoció esta
semana cuenta apenas poco más que el tráiler: toda la electricidad del planeta,
incluidas las pilas y baterías, se apaga de buenas a primeras y la sociedad es
devuelta al grado cero de la tecnología. Lo que vemos en las primeras escenas
ya lo habíamos visto en los avances: un científico llega a su casa y comienza a
cargar con desesperación un pendrive mientras su esposa, que parece advertida,
le dice “¿Ya comenzó?” Escena siguiente: todo se apaga, los aviones se caen del
cielo, los autos se detienen, chau televisión, chau celulares, chau ciudades.
Quince años más tarde la gente vive en pequeños poblados, asolada por las
“milicias” que comanda un inescrupuloso Monroe. El nombre “Revolution”, con la
acepción que tiene en la historia norteamericana, podría hacer pensar que se
trata de una revisión de la leyenda histórica de la fundación de los Estados
Unidos como nación, porque de hecho la sociedad se encuentra sumida en los
mismos problemas que la de fines del siglo XVIII. Pero cuando conocemos a
Monroe sólo nos queda pensar que nada que ver o que se trata de una parodia y
que la nueva nación será fundada por una suerte de Cornelius, el chimpancé deEl planeta de los simios,
película que podría ser uno de los ideales de la serie.
Bien,Revolutionmezcla
varias fantasías conocidas. En el terreno de las series, su parienta más
próxima podría ser Flashforward,
la serie cancelada en 2010 en la que la humanidad sufre un desmayo global en el
que ve lo que estará haciendo un día determinado del futuro en el lapso de unos
segundos. El viaje que emprenden en el episodio piloto por una tierra
destecnologizada haría pensar también en rezagos deLosty, por supuesto, enFalling Skies¸
la exitosa y aburridísima serie de Spielberg en la que un profesor de Historia
lidera a los sobrevivientes de una invasión alienígena.
También el cine nutre aRevolution: no sóloEl planeta de los simios(la versión original de con Charlton
Heston, de 1968), sobre todoEscape de
Los Ángeles(John
Carpetner, 1996), en la que Snake Plissken (Kurt Russell) debe meterse en la
ciudad de Los Ángeles, convertida en una prisión-lager cósmica a la que se
deportan no sólo a los criminales, sino a los disidentes del régimen (un
anticipo de los que sería la era Bush Jr.) para hacerse de un arma poderosa con
la que se puede apagar toda la energía del mundo, lo que trae la ilusión de un
nuevo comienzo. El final de ese film era magistral: al final Plissken enciende
un cigarrillo (sobre el que pesa la mayor de las prohibiciones) y con la brasa
aún crepitando en la pantalla oscura dice: “Bienvenidos a la raza humana”.
Bueno,Revolutionno
tiene la parte del “Bienvenido”.
Curioso
Si se visita el sitio oficial de la serie
en la página de la NBC, la recomendación es hacer clic en "La belleza de los lugares
abandonados", donde hay fotografías de fabricas, estaciones de
trenes, iglesias de Estados Unidos y hasta de la Vuelta al Mundo de la plaza de
diversiones de Pripka, Ucrania, donde hace 26 años sucedió el desastre nuclear
deChernobyly donde parece ambientada una de las
escenas del primer episodio.
Un correo de Calanda
Producciones (Calanda por “Los tambores de Calanda”, como escribió Luis
Buñuel en su autobiografía) me informa que el “Dr.” (sic) David Oubiña dictará
un curso en Rosario con el título “Los bordes de la literatura”, en el que
vincula, claro, cine y literatura. Recuerdo que entrevisté al dottore en otra
oportunidad, hace cinco años, y que esa nota se publicó –según me dice mi
archivo– el lunes 6 de agosto de 2007. Escribía entonces, en ocasión de otro
Bafici local:
Es al menos paradójico, dice el crítico, docente y
realizador cinematográfico David Oubiña, que la intensa producción de cine de
los últimos años no se haya visto acompañada de libros que le pongan palabras
al nuevo paisaje que comenzaron a desplegar los realizadores independientes a
partir de los años 90.
Oubiña, miembro de la primera redacción de la revista El Amante
cine, presentó en el Bafici Rosario su Estudio crítico sobre La Ciénaga, libro que inaugura la
colección Estudios de Cine, que la editorial Picnic dio a conocer en la última
edición del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. El volumen es la
punta de lanza de una serie de estudios que abordará films como Silvia Prieto, de Martín Rejtman; Mundo Grúa, de Pablo Trapero; Balnearios, de Mariano Llinás; El abrazo partido, Daniel Burman; Pizza, birra, faso, de Adrián
Caetano, entre otros.
Leo, en Google plus: "Clubes es un dúo virtual formado por Pablo J Fernández y Matías A Bordione. El primero reside en Rosario (Arg) y el segundo en Madrid (Esp). Todos los temas se componen a través de internet. Los sonidos cruzan el océano varias veces hasta que se transforman en canciones. Hubo una época en que ambos vivían en la misma ciudad (la génesis). Allí surgieron las 1eras canciones, pero ese no era el momento". A Matías lo conozco de San Nicolás, fue alumno mío en el colegio Don Bosco, en una época en la que predicaba aquello de que "nada que valga la pena aprender puede ser enseñado" (Oscar Wilde), aunque íntimamente creía, claro, que podía enseñarle algo. Qué felicidad saber de él por estos medios. Y cuán prolíficos se vuelven todos los vínculos nicoleños.
Los episodios de la quinta
temporada en 2012 terminan el próximo domingo (2 de septiembre)
en la cadena AMC (AXN en Argentina ni
siquiera tiene información sobre su estreno ni sobre la marcha de la temporadas
en la región: la televisión, como sabemos, es del siglo pasado). Es que tras
deliberaciones sobre su continuidad, AMC decidió hacer una temporada última de
16 capítulos, en lugar de los 13 que venían haciéndose hasta ahora. Quedan, por
lo tanto, 8 episodios para 2013.
Gilligan había declarado que pensó mucho en los spaghetti
western cuando se planteó hacer la serie y en el episodio 5 de esta última
temporada (“Dead Freight”, que podría traducirse como “carga muerta”), es más
que explícito con un robo a un tren.
Pero el episodio 7, el
terrible episodio 7 (“Say my Name”: “Pronunciá mi nombre”) tiene una
conversación en el desierto entre un grupo de gángsters y Walter White que
desnuda el meollo del asunto: los gángsters quieren comprarle a los socios de
White su parte para quitarlos del mercado. White, a su vez, produce la droga
más pura del mercado. Hablan en estos términos: “Mis socios me dijeron que
produces una meta que es 70% pura, con suerte. La que yo preparo es 99.1%
pura”, dice White. “¿Y?”, le espetan. “Y... Es el equipo de la escuela contra
los Yankees de Nueva York. La suya es, esa mala imitación de cola. Lo que yo
hago es Coca-Cola clásica”. Le responden: “Muy bien, si te matamos justo aquí,
justo ahora y te dejamos en el desierto, dejaríamos al mercado sin Coca, ¿no?
¿Ves cómo funciona? Solo estamos nosotros”. A lo que White, que a esta altura
ya es un poseso, porque en su camino a la cima de la fabricación y el tráfico
de drogas está remontando sus fracasos de estudiante, responde: “¿Realmente
quieres vivir en un mundo sin Coca-Cola? Me dicen que tiñes tu meta con
colorante de cocina para que se parezca a la mía. Ya imitaste mi producto
varias veces. Pero ahora tenés la oportunidad de venderla vos mismo. Un mejor
saque, significa que el cliente paga más. Más pureza significa más producción.
Eso es 130 millones de dólares en beneficios”.