socio

"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

jueves, 25 de febrero de 2016

golosina

Siempre sentí admiración por el blog Golosina Caníbal: no sólo por la cuidada y sutil elección de su nombre, por la cita a Acéphale, por la inestimable lista de blogs y revistas de la columna derecha o por el epígrafe que nos recibe y proviene del título de un episodio de la querida serie Fringe: "¿Por qué los soldados cambiaformas del otro universo se están robando cabezas congeladas?" Sentí siempre admiración y hasta envidia por la capacidad de Matías y Emiliano para extractar fragmentos de libros que a veces están editando o permanecer al tanto de otras actividades editoriales. Admiración por el estilo de las entradas, que mezclan, como en el cabezal, la máxima sofisticación de Bataille con la serie de televisión y la anotación hecha casi al pasar sobre temas que pueden devorarnos por meses. Lo tengo como sitio fuente de muchas cosas que cito.

Por eso, leer el 3 de febrero pasado que Matías recomendaba, entre otros dos blogs que sigo porque los hallé en la lista de Golosina Caníbal, mis traducciones en este blog, me produjo una alegría tan embriagadora que debí dejar pasar la resaca para poder anotar algo y agradecerle.

sábado, 20 de febrero de 2016

en bandeja

El niño quiso un helado y nos dijeron que la mejor heladería en Punta del Diablo, Rocha, Uruguay, era Tropical. Allí fuimos. 
Eligió americana y crema del cielo, en cucurucho. La señorita de la heladería le preparó los dos gustos en un cono uniforme que se sostenía erguido. Antes de entregarlo preguntó al niño si quería una bandeja. El niño dijo no. Pero la señorita tomó una bandeja de la pila, en el mostrador, y enunciando un "Bueno, por las dudas", zampó el prolijo cono en la bandeja y allí quedó el helado, hecho un montículo sobre la bandeja con el cucurucho de sombrero. 
Al salir observamos que toda la clientela comía el helado de la bandeja hasta que el cucurucho no representara un peligro para la pulcritud de la ropa y el lugar y lo recogían para comérselo. 
Como también soy, al fin y al cabo, uruguayo, la situación me pareció en principio natural, una medida de precaución. 
Pero cuando mi hija vio que gente hasta mayor que yo comía el helado de esa ridícula bandeja de telgopor, cuidando de dejar para lo último el cucurucho de sombrero, comenzó a reírse con ganas. No podía concebir el acto de desconfianza y precaución que significaba la bandeja: generaciones criadas para mantener en equilibrio el cono de helado sobre el cucurucho eran borradas de la faz del Uruguay con aquel pedazo de telgopor. 
El uruguayo es precavido, austero, monocorde a veces; teme el desorden y la estridencia. El argentino le resulta ruidoso, imprudente. Cuando en Argentina decimos 'buenísimo' o 'bárbaro', en Uruguay dicen 'impecable', como comer helado en bandeja.



jueves, 4 de febrero de 2016

los anti

Las elecciones en Estados Unidos, su bipartidismo (en el que incursionó desde hace unos años el Tea Party, suerte de asambleístas antipolítica, muy conservadores, de quienes los periodistas más rutilantes suelen burlarse por su extrema ignorancia y mal uso del idioma –basta buscar en YouTube las desopilantes intervenciones de Larry King o Bill Maher al respecto) no son, pese al tinte espectacular de las campañas, algo sencillo. Hoy día un republicano es poco menos que un dinosaurio conservador y racista, sin embargo, los republicanos hace ya largas décadas mantuvieron posturas conservadoras en lo económico pero no en lo social, uno de sus presidentes fue Abraham Lincoln.