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lunes, 23 de mayo de 2016

tv or not tv

A mediados de los 80 hubo varias películas de ciencia ficción de flaca factura que se fundaban en el largo alcance de las ondas de emisiones radiales y televisivas que llegaban hasta los confines del universo y atraían más de una amenaza a la Tierra. Eber Ludueña, el personaje creado por Luis Rubio hace casi 15 años, parece haber hecho esa travesía temporal y etérea: anclado en un momento del tiempo en el que las promesas del futuro se sostenían en ideales antiguos y dispares, el éxito del retrospectivo Eber Ludueña en la pantalla de televisión podría verse como la respuesta afectiva del público por los restos de un mundo que no termina de disolverse.
Si bien Ludueña pudo por momentos devorarse a su creador, Rubio supo también aprender de Ludueña esas cosas que nunca son del todo pasado, que son anacrónicas porque surfean el tiempo.
Luis Rubio prepara ahora el lanzamiento de TV or not TV –también se lo puede escuchar por radio, después de las 18, en la FM rosarina Sí 98.9–, un programa televisivo hecho con archivo e intervenciones suyas que tienen esa impronta anacrónica y lúcida. La presentación es casi una declaración de principios: se ve un televisor que emite un griterío de peleas y discusiones y un técnico que acude a repararlo. Tras unos golpes y unos ajustes en el sintonizador, escuchamos a Pepe Biondi sobre un sereno mar de risas. El técnico repara el contenido, no el cablerío. El signo de los tiempos –según preferimos leer esta pieza de Rubio– está también en el tiempo que dedicamos a leer y escuchar sus signos.
Desde Barcelona, antes de asistir a un homenaje al humorista español Pepe Rubianes –otra señal de Rubio–, Luis dialoga por WhatsApp mientras cae la tarde del domingo catalán.
—Varias veces dijiste que, salvo excepciones, ya no hay humor en la televisión, ni ideas: casi todos los programas repiten un formato en el que aparecen quienes hacen un chiste, pero no se trata de los espacios de humor que había hace unos años. ¿A qué podrías atribuirlo, qué es lo que cambió?
—Lo que digo es que no hay programas de humor, como la tele ya no tiene programas de investigación periodística, ni de análisis político ni de nada. Los programas hoy son de lo que pasa, de lo que la gente quiere ver en ese momento, entonces son un envase lo suficientemente flexible como para albergar cualquier cosa, y entonces todos los programas terminan hablando de lo mismo, de lo que sucede de la tarde a la noche: violencia de género, fondos buitre, Maradona le pegó a la esposa –hablan de eso–, aborto, bioética, cualquier cosa. Porque de esa manera no se encorsetan y pueden ir a pelear esas décimas de ráiting que les permite sobrevivir. Así de triste es la tele de hoy.

—¿Cómo te parece que influye la difusión de nuevos formatos de humor en redes sociales, desde Eameo! a los YouTubers o los memes.
—La gente más joven ya no mira tele como mirábamos nosotros, busca sus contenidos on demand, en otras plataformas –en los celulares, en las tablets, en las computadoras; en el laburo, ya la gente no mira tele. Entonces eso ha hecho que pierda público, por lo tanto pierde torta publicitaria. Con lo cual, con menos guita sólo puede hacer estos programas donde le pagan a un periodista que relata fútbol, se pelea con otro y conduce un programa de cocina; todo por un sueldo y así resulta: una televisión industrial contra los programas de antes que por ahí se pensaban en torno a la personalidad o el tipo de conductor. O sea, el de Julián Weich era un programa de una manera, el de Marcelo Tinelli, de otra; el de Nicolás Repetto, el de Mario Pergolini. Hoy no hay más eso, el conductor es como un commodity que entra, por decirlo así, en un (documento de) Excel que dice: conductor carilindo que estudió locución y va. Y si no es uno es otro entra el de atrás. Es una tele más industrial y de formatos y no tan de conductores, o artesanal, y las ideas ya no importan. Siempre digo que vos antes llevabas una idea a un canal y había tres posibilidades: la primera, que te la afanen; la segunda, que no te den bola y la última, que produzcan algo. Hoy la primera opción ya no existe, ni te la afanarían.
—Eber Ludueña surgió en una época en la que el país había sido duramente golpeado y de algún modo encarnó a ese ídolo caído, ¿creés que hoy día podría surgir un Eber Ludueña? ¿Por qué?
—Sí, tanto el “éxito” menemista y el fracaso de la Alianza fueron un poco el caldo de cultivo para que un personaje tan fracasado se convirtiera en una especie de emblema. Hoy, aunque no sé bien todavía, creo que vamos rumbo a que pueda surgir algún otro fracasado, lamentablemente para el resto del país. Pero son lecturas que corresponden a los que entienden de esto, o que las haga un sociólogo. Uno trata de hacer el humor que lo divierte a uno, que está empapado de todo eso y seguramente esas cuestiones lo rozan y lo inspiran, pero tampoco es algo que yo sepa.
—Y hablando de Eber, ¿cuáles fueron las historias más extrañas que viviste llevando el personaje, por ejemplo, a eventos privados en el interior?
—Con Eber, cosas extrañas… Muchos shows, bueno, un cumpleaños en Cariló de un pibe que cumplía 13, creo que era un Bar Mitzvah y me pidieron que baje en helicóptero en la playa de Cariló, así que fui a Pinamar, ahí tomaba el helicóptero y en tres minutos llegábamos. Y lo gracioso es que cuando esperaba el helicóptero, que estaba tapado con una especie de funda de cuerina, me dicen: Ahora viene el piloto y arrancan. Y ahí estábamos y llega el piloto y resulta que era Pachi, el de Quinta a fondo, que es un programa de Fox como Jackass, eran unos pibes que se golpeaban, rompían cosas; o sea un loco, un demente. Esa era la última persona que yo quería ver como piloto de ese helicóptero: Pachi de Quinta a fondo. Y fue y nos llevó con bastante prudencia hasta que aterricé en la playa e hice mi show.
—¿Cuáles son tus nuevos proyectos?
—Este año grabamos la segunda temporada de TV or not TV (en TBS: Turner Broadcasting System), que es un programa de archivo medio colage, divertido, no tan pensado ni para bajar línea ni para criticar sino para reflexionar sobre la tele de hoy y con humor. Es básicamente un programa de humor sobre la tele. Sale al aire en agosto la primera temporada y en junio empezamos la grabación de la segunda. A su vez, estamos con un proyecto para hacer algo con Eber en Canal 26 los viernes a la noche, que se llamaría El Club del 4 –lo hacemos con el Zorro Milicic, un productor comercial rosarino–: estamos armando la estrategia para poder arrancar en breve.

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