Alguien en la producción de Falling Skies
notó que hacía rato que el profesor Tom Mason (Noah Wyle), nuestro héroe en
la serie de la que este viernes TNT comenzará a emitir su
segunda temporada (como la seguimos por la web la vemos una semana antes, a
decir verdad), no hablaba de Historia y su personaje, delineado más en los
avances publicitarios que en el desarrollo narrativo de la tira, se diluía un
poco entre los otros valientes que enfrentan a un ejército alienígena que copó
la Tierra (o los Estados Unidos, que sabemos que es casi lo mismo). De modo que
acaso un guionista fue hasta Wikipedia y puso en boca de Mason esta frase: “Me
cuidaría de buscar lecciones en el pasado, porque nuestra historia está aún por
escribirse”.
La escena, en el minuto 15 del primer episodio
de la segunda temporada de Falling Skies
(“Worlds
Apart”) es más o menos así: Mason recuerda su cautiverio en la nave
extraterrestre. Es llevado frente a uno de los nuevos conquistadores, un ser
altísimo, con rostro de pescado en una oficina bio-psicodélica. Sucede algo así
como una discusión. El extraterrestre habla a través de una prisionera
esclavizada y lobotomizada con esos aparatos que, como ya contamos
acá, se parecen mucho al teledirector que los Ellos de El Eternauta usaban para dominar a los “hombres-robot”. El alien le
dice: “Profesor, le hemos estudiado detalladamente y vamos a hacerle una
propuesta que terminará con las hostilidades entre nosotros. A cambio del
derecho de asilo, estableceremos un área protegida donde los humanos serán
reubicados”. Mason toma nota, dice: “Una especie de campo de refugiados”. El
conquistador corrige: “Un lugar donde se les permitirá vivir en paz. Fue sacado
directamente de vuestra propia historia”. A lo que nuestro héroe retruca que
eso es “lo peor” de esa “nuestra” historia como “Camboya o los nazis”. A lo que
el alien agrega: “O Nankín, My Lai, el Sendero de Lágrimas.
Podemos recordar docenas de ejemplos, profesor Mason. Honestamente, la opresión
está en vuestra naturaleza”.
Lo que aún no entendemos muy bien de esta súper serie de Steven Spielberg para TNT, una de sus producciones audiovisuales más aburridas, en la que incluso la bella Moon Bloodgood (nuestra rebelde en Terminator Salvation) se desluce, es por qué hacer de Mason un profesor de historia y, a la vez, un olvidadizo de la historia (ya antes había recordado ejemplos de ejércitos poderosos devastados por nativos pero se cuidó de citar Vietnam). Lo que sí entendemos es que, en la lógica de la serie, la Historia es sólo un tema de conversación. Mejor, un tema de conversación entre las víctimas y sus opresores, como si lo histórico (que es más que el pasado*) se diluyera ante la irrupción de los extraterrestres pero fuera el único terreno de circulación de la palabra cuando aparece la posibilidad del diálogo. Es decir, hablar con el Otro es hacer historia, pero de forma totalmente banal y fútil. El resto se supone que debe ser la acción, que en estos dos capítulos iniciales con los que se presenta la nueva temporada, viene en dosis mayores que en toda la primera. Otra observación que debe haber hecho un guionista: “Che, ya que tenemos una invasión alienígena y diezmaron a media humanidad, ¿y si pasara algo?”
* "Articular el pasado históricamente no significa
reconocerlo «tal y como ha sido» [en palabras de Ranke]. Significa apoderarse
de un recuerdo que relampaguea en el instante de un peligro". Walter Benjamin, Sobre el concepto de historia.
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