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miércoles, 30 de julio de 2014

el fantasma en la hamaca

El sábado 16 de junio de 2007 un adolescente que volvía de una fiesta a su casa, en el barrio La Patria, de Firmat, observó que una de las tres hamacas de la plaza Belgrano, la del medio, se movía. No había viento y las otras permanecían quietas. En la plaza habían instalado juegos y las autoridades de la ciudad la preparaban para la jura de la bandera, en cuatro días. El chico filmó el movimiento. Ahí empezó todo. Cuatro años más tarde, Ivana Romero, autora de “Las hamacas de Firmat” –un nuevo volumen dentro de la colección de crónicas de la Editorial Municipal de Rosario que se presentó en Firmat hace dos semanas y ya se consigue en Rosario–, contó unos cuatro mil videos enYouTube sobre el asunto. Algo así como especialistas, periodistas del rubro “misterios”, o “créalo o no”, esa suerte de género, llegaron desde Estados Unidos, Japón y el fin del mundo a Firmat en los últimos años para registrar y tratar de aclarar el fenómeno de las hamacas que se mueven solas, ahora resguardadas tras unas rejas de colores –porque ni bien se conoció la noticia una fue robada y ofrecida a la venta a través de MercadoLibre.
"Las hamacas de Firmat", ilustración de Chachi Verona.

Romero nació en Firmat en 1976, se recibió en la Universidad Nacional de Rosario y ejerció en la ciudad el periodismo hasta que el mismo año que las hamacas de su pueblo comenzaron a moverse, ella se mudó a Buenos Aires, desde donde escribió su “crónica”, su relato sobre el fenómeno, no sin incurrir en un par de excursiones hasta el paisaje de su infancia. Pero lo que hace de las “Las hamacas de Firmat” un libro que sacia la sed de literatura es su comercio con un misterio que se desplaza entre una escena y otra hasta alcanzar el gran interrogante, la incógnita mayor de la ficción contemporánea, esa que funciona a partir de la pregunta “¿Quién soy?”
 
Así, como en un guión de cine, en el principio de “Las hamacas” está todo. La narradora, que no es otra que Ivana Romero, llama a su padre desde Buenos Aires. El hombre está en un campo que cuida desde hace unos años. Ella percibe por los ruidos que se cuelan en la llamada una actividad que el padre no termina de decirle. Ella recuerda que sus padres se separaron, que él fue maestro, que tuvo unos problemas cuando era militante gremial, que tuvo una panadería en el barrio La Patria, en el sur de Firmat (donde ella vivió sus primeros años), y así. Quién es ese hombre, qué es esa distancia que los separa, son cuestiones que relampaguean en esa charla. Hasta que él le dice: “Vos jugabas con el nenito que se murió”. El nenito fue durante mucho tiempo la leyenda más generalizada sobre el movimiento de las hamacas: las empujaba un niño que había muerto durante la construcción del barrio, cuando aún no existía la plaza y del que la familia prefirió guardar su dolor en silencio. Uno de esos accidentes espantosos sobre el que la narradora apenas se detiene. El fantasma de ese niño y de esa charla, de ese padre que avanza por el campo junto a un alambrado cortado, la fantasmagoría de la infancia y, por último, los fantasmas de Firmat, la ciudad agroindustrial en la que Roque Vasalli erigió su fábrica de tractores y su poder (fue intendente durante 10 años, que incluyeron los de la última dictadura). Romero, claro está, no resuelve esos misterios; hace lo que suelen hacer los buenos libros: les da carnadura, les pone nombres con los que llevarlos y con los que develar una historia, un pasado, un horizonte.

recordatorio

Una breve anotación, tipo recordatorio, sobre un par de series y una película que no estaban en la agenda. El film está escrito y dirigido por Scott Frank, creador de Shameless y está basado en uno de mis autores más transitados en los 90, Lawrence Block y, encima, sobre uno de los personajes que más me marcó, el detective Matt Scuder. Walk among the tombstones (paseo entre las tumbas) fue una de las últimas novelas que leí protagonizada por Scuder e inauguró, en la saga, la interacción con jóvenes hackers. Actúa Liam Neeson, lo cual es un riesgo siempre.

Vox califica a la serie Manhattan (por el Proyecto Manhattan) como un encuentro entre Mad Men y la guerra nuclear. Producida y emitida por el canal WGN, que se lanzó el año pasado a crear ficciones con Salem, Manhattan cuenta los orígenes de la bomba atómica. No se ciñe a la historia pero se acompaña de ella.

La otra serie es The Lottery, creada por Timothy Sexton y basada en su adaptación de la novela de P.D. James Children of Men para el film del mismo nombre. Un futuro cercano en el que no nacen más niños. Una bella científica logra embarazar unas pocas mujeres y se organiza una lotería para futuras mamás, lo que desencadena una conspiración inmensa y así.

Veremos.

cosas

Con Vicente, de vuelta de la escuela, pateamos durante unas cinco cuadras una tapa de telgopor (de esas que se usan pata tapar envases de helado de tres kilos) que él encontró tirada en la vereda. La rescaté cuando se fue a la calle y él halló el modo de cruzarla, apretándola entre sus piernas y saltando todo el trayecto de un cordón al otro. Al final, cuando lo convencí de devolverla a su condición de basura, me dijo: "¿Sabés por qué a mi me cuesta tanto desprenderme de las cosas? Porque creo que están vivas".
Tuvieron que pasar días para que esas palabras me revelaran su misterio y su melancolía.


martes, 29 de julio de 2014

retroporno

La “venganza” porno –a propósito de ésta noticia publicada en Télam–, como se conoce a esto de hacer público un hábito privado a modo de revancha contra una ex novia o novio –por lo general la publicación de fotos o videos erótico-pornográficos–, ya había sido ensayada en 1957, mucho antes de que naciera internet y las odiosas redes sociales, cuando el escritor oriental Juan Carlos Onetti publicó en una revista argentina su cuento “El infierno tan temido”, en el que una mujer envía a los amigos de su exmarido fotos de ella teniendo relaciones con otros hombres.

Foto tomada de Amauta.

poema de los drones



Si se lo piensa un poco, encaja muy bien con la época que el lugar de Rosario donde se desarrollan los “drones” –es decir, vehículos aéreos no tripulados y manejados mediante control remoto– que ya permiten seguir autos a pedido de la policía o ingresar a edificios siniestrados como el de Salta 2141 hace un año, no sea una mole palaciega al estilo de los viejos cuarteles de inteligencia, sino un modesto local de aeromodelismo a menos de cien metros de la Terminal de ómnibus Mariano Moreno al que Miguel Araya, su dueño, transporta los aparatos en un Fiat 147 cuya mayor sofisticación es una alarma.
Las nuevas tecnologías permiten que lo que antes requería el personal de un cuartel, concentrado en la clasificación de información y los desplazamientos en el campo, ahora funcione en la dispersión, de forma privada, individual, convirtiendo cualquier especialista en un agente oculto que opera en la intimidad de su casa, frente a la pantalla del celular, la computadora o la tablet.

conspiración sonora

Un nuevo cuaderno de apuntes: Diego Giordano –a quien podemos leer, entre otros sitios, en La música de Santa Fe– no sólo encontró dónde dejar sus anotaciones sobre música, sino que halló un nombre envidiable, La conspiración del ruido. A propósito, la última entrada dice, precisamente: "A veces un nombre realiza, de modo deliberado y contundente, el sentido de aquello que nombra, mezcla identidad y destino en una sola entidad. Ejemplos: Joyce bautizó su gran novela con el nombre del primer viajero de la literatura occidental, el futbolista Cristiano Ronaldo se llama así porque su padre es un hombre de fe que admira a Ronald Reagan, Kurt Cobain necesitaba volver al calor del vientre materno y por eso el último disco de Nirvana lleva como título In Utero…"
Mucho más que 140 caracteres, por suerte. 

viernes, 18 de julio de 2014

parásitos



Otra serie con vampiros que, como los zombies, también son muertos vivos o, como lo permite el inglés no-muertos (undead). The Strain, que el canal FX estrenó el domingo 13 de julio pasado, está dirigida por Guillermo del Toro y es una adaptación de su propia trilogía de novelas –escrita junto con Chuck Hogan– que lanzaron en 2009 ya con vistas a una serie de televisión que entonces nadie estaba dispuesto a financiar.

Se repite la figura de la nave que arriba con un misterio que es la salvación o el hundimiento (ya lo vimos en otras series recientes: en Extant Halle Berry vuelve del espacio, donde cumplió una misión solitaria de 13 meses, embarazada; en The Last Ship un barco lleva la cura para una peste que arrasa a la humanidad, y así).

Acá, un avión aterriza en el aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York, con las puertas selladas, las luces apagadas y los pasajeros “plácidamente” muertos, salvo cuatro sobrevivientes. Son convocadas todas las agencias de seguridad pero los primeros en entrar en acción son los epidemiólogos del CDC (siglas en inglés para Centro de Control de Enfermedades).

Lo que nos encontraremos de aquí en más no son los vampiros como los de True Blood ni otros que vimos en los últimos años, sino la fisiología de unos parásitos, impedidos de hablar, con el organismo invadido por unos gusanos “capilares” que se alimentan de sangre.

Si bien, tal como informa la saga de novelas, algunos elementos del folklore vampírico funcionan (la luz del sol los mata, la plata, la decapitación, etcétera), ninguno de los condimentos religiosos están activos.

A diferencia de True Blood (logran sintetizar un símil de la sangre humana que impide que los vampiros deban atacar a los humanos para alimentarse), que transita su última temporada y donde los vampiros, al hablar y recordar su paso por la Historia, encarnan algún tipo de trascendencia. Los de The Strain, en cambio, son sólo un artefacto biológico y las escenas finales del episodio piloto, en la que se nos muestra a uno de los Antiguos (Ancients: los siete vampiros originales, según la entrada sobre la saga en Wikipedia): sugiere que la única trascendencia es financiera.

La presencia de David Bradley (el Walder Frey de Game of Thrones) como el profesor Abraham Setrakian, un judío armenio sobreviviente de Treblinka que regentea una casa de empeños en el centro neoyorkino, donde esconde su verdadero trabajo, el de un matavampiros, es también un guiño al cine del que Bradley participó en su carrera: películas que rozan la clase B, apelan al cliché y ostentan cinefilia.

A su vez, las indagaciones sobre el Mal –un vampiro es un parásito que toma posesión de una persona– que reclaman la intervención de la medicina no son patrimonio de esta serie: ya el Exorcista III o El príncipe de las Tinieblas desplegaron este cruce entre los sobrenatural y la ciencia.
Los personajes mexicanos o latinos, comprometidos con el mundo del hampa, que de repente son confrontados con algo que define su humanidad, como el del muchacho que es contratado para cruzar el río con un vampiro (según informa la novela, los vampiros no pueden vadear cursos de agua), son hasta ahora como una declaración de principios de Del Toro que, por lo que se ve en este estreno, trabajó sobre algo mucho más atractivo y misterioso que su amigo Alfonso Cuarón cuando nos trajo su aburridísima Believe, estrenada y olvidada este año.

lunes, 14 de julio de 2014

un gato en la oscuridad



A fines del año pasado, Daniel García –acaso el más deslumbrante de los artistas rosarinos contemporáneos– nos sorprendió con Imperio, dieciséis tracks de música que armó tras mezclar pistas de canciones conocidas, sonidos descargados de internet, “loops de batería o bajo de pocos segundos de duración, catálogos de marcas de instrumentos –como saxos o platillos–, efectos de sonido de diversos tipos, fragmentos de programas de radio o tv; en fin, un archivo que crece y crece”. Claro, el resultado es algo que, por su proceso, nos recuerda cierta música electrónica. Pero el interrogante es ¿cómo llega Daniel García, pintor, artista plástico, a componer música sin ser músico, a desplegar ese universo sonoro? La respuesta, de ninguna manera explícita, es Un gato que camina solo, el libro de García que publicó la editorial Iván Rosado y presenta el sábado 26 de julio a las 19 en el local 12 de la galería Dominicis, en Catamarca 1427.

Como en los temas de “Imperio”, como en la música, García despliega también tiempo en el espacio en el que desarrolla su obra pictórica. Y, claro, en la música halla espacio. Así, Un gato que camina solo es un libro sobre un personaje de dibujo, el gato Félix –y del dibujo animado del cine de la década del 20–, y es a la vez el desarrollo de una peripecia habitual en el trabajo de Daniel García: la investigación de un tema, el acercamiento erudito a un objeto, la necesidad de su estudio, de darle un nombre, de hallar sus ecos en el tiempo y en las palabras que lo acogen. Desde el ser gato –el título del libro procede de un cuento de Rudyard Kipling con el que García comienza la genealogía del personaje– hasta la percepción del gato en la cultura cristiana: “El gato nunca fue estimado por la Iglesia Católica –anota–, a pesar de contar en ella con algunos defensores como San Patricio y Gregorio Magno. En los años de la Baja Edad Media, herejes, brujas y gatos eran quemados en las hogueras de la noche de San Juan”.

sabella

Sí, el fútbol comenzó a interesarme cuando empecé a acompañar a mi hijo a las prácticas. Pero aún así, aún con las pruebas a la vista de lo que el juego significa en la cosa social de los niños, en las habilidades que desarrolla, en lo bello que resulta, etcétera, me cuesta muchísimo despejar todo ese "velo político" alrededor del fútbol. Y claro, todo mundial es a la vez un hecho político que los torpes para analizar el fútbol, como yo, vemos magnificado. Pero la politización de este mundial me pareció mayor, mejor y memorable. Con todo el contrapunto entre los medios antioficiales, que atacaban a Alejandro Sabella por cierta afinidad con el gobierno y con Sabella, que daba lecciones de política internacional a los jugadores, y con Maradona y Víctor Hugo Morales en un estudio de Telesur, recorriendo los barrios pobres de Río de Janeiro, donde era mayor el apoyo a la selección argentina. Además de los momentos compartidos con la familia, este Mundial queda para mí entre los mejores de mi vida y uno de los más críticos, en torno a esa figura gigantesca que es el fútbol, la política y la vida. Por primera vez en muchísimo tiempo descubrí también que la televisión es aún capaz de mostrar algunas cosas.

viernes, 11 de julio de 2014

un resto de existencia

La gran noticia es que Extant se emite los miércoles, lo que nos da un par de horas más de sueño los domingos. Otra buena es que la protagoniza Halle Berry, inagotablemente bella aunque acuciada en esta oportunidad por su drama. La serie, que emitió su primer episodio de los 13 de la primera temporada el 9 de julio, incluso ganó el premio de los críticos antes de salir al aire como "La más excitante de las nuevas series".
Imagen tomada de AVClub.

Luego tenemos un par de malas noticias o, mejor, malos augurios: la produce Steven Spielberg, que insiste con modelos de series de los años 70-80 (es decir, cuando las series aún no habían tomado el camino del cine); y además, su intriga original es también, como en el caso de series que ya comentamos acá, demasiado grande, el tipo de misterio "maestro" que, una vez planteado, lleva a la intriga decreciente, a la trama que inventa peripecias para evitar resolver lo argumentalmente irresoluble. En un futuro más o menos próximo, Halle Berry, que acá interpreta a la astronauta Molly Wood, vuelve a la Tierra tras pasar trece meses en el espacio y descubre que está embarazada. Pero hay más, Goran Visnjic, que interpreta a su marido John Wood, fabrica androides, entre ellos fabricó al hijo de ambos, un robot con sentimientos que observa a su madre humana comportarse de manera extraña. "No es nada, sólo se trata del período de adaptación", le dice ella, quien comienza a observar al niño androide (prototipo del Proyecto Humanichs) como a un extraño e, incluso, como a un extraño hostil.
En su artículo para AVClub, Sonia Saraiya apunta que "Lo mejor de Extant hasta ahora es que ese intrigante misterio central compromete a un personaje que puede ser interpretado por Halle Berry. Alien trajo el concepto de un héroe femenino que lleva un niño monstruoso a la ciencia ficción, del que Ripley es aún el ejemplo único". (Sin saberlo, Sonia tiene razón, porque la otra heroína es Sarah Connor, pero claro, Terminator ya no es ciencia ficción, es la Biblia.)
No es una observación menor: Halle Berry encarna un personaje que sólo podría encarnar una mujer y, también, una mujer negra (hay una historia anterior, que vemos en una encuentro fantasmagórico en la estación espacial, con un ex marido negro; mientras que John Wood y su hijoide robot son blancos: mientras ella afrontaba los misterios estelares, en una soledad que el espacio multiplica, su esposo, abajo, en la Tierra, perfeccionaba su plan de poblar el mundo con "conceptos" de hijos a los que insuflarles vida soplando sobre un chip y sobre el capital. Asimismo, el piloto es la introducción a Molly Wood: ella es el centro de la escena y el centro de la intriga, una virgen María negra que con la extrañeza de su misterio descubre la extrañeza del mundo que la rodea.
Sí, sí, los parentescos y referencias ya fueron señalados en todas partes: mezcla de la sobrevaluada 2001, Odisea en el espacio e Inteligencia artificial, de Alien con Sunshine o Gravity Solaris (sobre todo la versión de Steven Soderberg) y así.
Como se trata de la señora Berry y el señor Spielberg todos han pensado en cine. Sólo algunos, como el crítico de Variety, recordaron que Spielberg también produjo el bodrio Under the Dome (que hace tres semanas comenzó su segunda temporada), y que con el misterio inicial en Under the Dome nunca se dio un paso más allá del que ya se había dado con el tráiler promocional, sobre todo si se tiene en cuenta que ambas tiras se emiten y producen en CBS.
El vocablo "extant", según lo define el diccionario Oxford, significa "aún existente" o, mejor, "un resto de existencia", que vendría a ser el concepto que mejor se ajusta a lo que nos dejó ver este primer episodio. 
Eso por ahora.

martes, 8 de julio de 2014

v8

El tipo cumple 8 años y ya armó su playlist: va de sus gustos muy trend a las canciones de los luchadores, de ahí a su cosa más vintage, con Cebollitas, uno de sus hallazgos en YouTube.
Acá va parte de esa playlist.
V8 by Napoleón Zoilo on Grooveshark


miércoles, 2 de julio de 2014

arqueologías

El Museo Histórico Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc” inaugura el 8 de julio –a 75 años de su fundación– la muestra Arqueologías de un pasado americano, de los Andes al Paraná, que exhibe su colección de piezas de culturas indígenas, que confronta con los hallazgos que produjo la investigación científica que entre 2006 y 2010 precisó el lugar donde estuvo el Fuerte de Sancti Spiritus –en Puerto Gaboto–. Una nueva oportunidad en la que la institución revisa críticamente el modo en que se construyó la historia nacional y la de la ciudad.

Junto con la celebración de los 75 años del Museo Histórico Provincial de Rosario Julio Marc –fundado en julio de 1939–, la institución inaugura el 8 de julio de 2014 a las 19 la muestra Arqueologías de un pasado americano. De los Andes al Paraná, que exhibe piezas de lo que en sus orígenes Julio Marc y Ángel Guido llamaron la sala de “Arte Americano” –es decir, piezas de las culturas originarias–, junto con las que aportó la investigación arqueológica que entre 2006 y 2010 pudo precisar la locación exacta del Fuerte Sancti Spiritus –en la localidad de Puerto Gaboto–, primer asentamiento europeo en el sur del continente entre 1527 y 1529.
 
 Dados de hueso y cuentas de colores halladas en la excavación de Sancti Spirtitus.

intereses comunes

Yo ya no vivía en Uruguay durante la dictadura cuando, según recuerdan, se cambió la partitura del Himno Nacional de modo que al llegar a la parte, que en la escuela cantábamos a viva voz, que dice "Tiranos temblad", el tono fuera más bajo y las voces se vieran obligadas a cantar esas palabras, que se repiten dos veces, con mayor suavidad. Imagino que desde siempre ese fragmento identificó al himno oriental, lo mismo que el "Oíd mortales" al argentino.
Hace poco más de dos meses, Radar me recordaba algo que escuché de un oriental durante uno de los últimos festivales de poesía. El adictivo programa de YouTube Tiranos temblad.
Como para reafirmar nuestros lazos e intereses comunitarios, en nuestro programa de radio favorito, Más tarde que nunca, entrevistaron el viernes pasado a uno de los realizadores de Tiranos tembladAcá está la entrada a esa entrevista.
Y a continuación se puede escuchar:


martes, 1 de julio de 2014

remanentes

The Leftovers corre el mismo riesgo que en su momento corrió la cancelada Flashforward: el misterio inicial es tan grande que es difícil proyectar algo que lo emparde (la definición es de Alfred Hitchcock, de cuando se negó a filmar una película en cuya escena inicial se encontraba un barco con un único sobreviviente). Está basada en una novela de Tom Perrotta de 2011 que desarrolla Damon Lindelof (la otra cabeza de Lost). El mismo Perrotta trabaja en los guiones.
The Leftovers ("los que quedan"o, mejor, "los remanentes"), a diferencia de lo que pudimos leer de la novela, sigue el derrotero de varios personajes (aunque principalmente el de Kevin Garvey, jefe de la policía de Mapleton, New York, sus dos hijos y su esposa, que se ha convertido a un extraño culto cuyos miembros visten de blanco, guardan silencio y fuman carretillas de cigarrillos) tres años después de un evento excepcional hiciera desvanecer al 2 por ciento de la población global un 14 de octubre. 
La magnitud de la pérdida es tan grande e inexplicable (bebés, adultos, jóvenes, Salman Rushdie, Jennifer López, Bonnie Raitt, Anthony Bourdain, entre otras celebridades, todos desaparecen instantáneamente y a un mismo tiempo) que el mundo luce casi igual aunque trastornado de modo radical.
El culto al que pertenece la esposa de Garvey (interpretado por Justin Theroux) es hasta ahora el mejor hallazgo para dibujar ese gigantesco enigma en torno a cómo partieron (o fueron abducidos) y dónde están los que se fueron, a los que oficialmente se nombra como los "héroes". De algún modo los lazos sociales o, mejor, esa red de entendimiento mutuo que consiste en mantener la justa distancia en las relaciones sociales, se ha roto. Lo notamos cuando el jefe Garvey va a avisarle a la dueña de un perro que su mascota fue muerta: lo que realmente importaba desapareció hace tres años, le dice; hace ya mucho que ni repara en el perro. Y le cierra la puerta de calle en las narices.
Decíamos que en ese silencio y en esa respiración de tabaco hay algo, una señal. También en la breve discusión entre dos columnistas de televisión (ahí nos enteramos de que Rushdie, Jennifer López, etc., ya no están): la mujer dice que intenta mantener una charla "secular" mientras que su interlocutor quiere traer la Biblia a la charla.
Por otro lado, hay un gurú para el que trabaja el hijo de Garvey, un hombre que perdió un hijo ese 14 de octubre y dice que se le aparece en sueños y le anuncia que algo va a suceder. "El tiempo de gracia se termina", dice el gurú.
Hasta ahora, más intrigado que fascinado, puedo decir que The Leftovers es "apocalíptica" en un sentido bastante novedoso: muestra menos la desolación de un mundo que debe acarrear con semejante pérdida que la desolación de un mundo que estaba a la intemperie, sin recurso alguno para afrontar esa pérdida. Las respuestas más efectivas que se nos muestra son el silencio viciado de tabaco, el alcohol, el sexo y una diversión perversa: quemarse con un hierro al rojo.
Hay como una suerte de reverberación maligna en el cuadro social que nos enseña este episodio piloto, pero es menos maligna por lo que ese evento trajo que por lo que quedó de la humanidad tras la pérdida. Se me ocurre, en principio, para volver a aquella teoría en torno a la devastación de los horizontes utópicos de los que trata toda serie, que si había un principio de utopía en el sufrimiento y el dolor (la humanidad de Cristo la recordamos así, coronada de espinas), ese principio estaba perdido mucho antes de que se desvaneciera de repente el 2 por ciento de la humanidad. El resto es capitalismo liberal que de ningún modo quiero escuchar hablar de la Biblia.
Veremos.