Páginas

miércoles, 29 de febrero de 2012

gryffindor




Como siempre, entro a Golosina Caníbal y, aunque comparto el marco de referencia de su pregunta de cabecera ("¿por qué los cambiaformas del otro universo están robándose cabezas congeladas?"), todavía no estoy seguro de tener una respuesta. Sin embargo, siempre puedo enterarme de cosas útiles, por ejemplo, que salió el número 8 de la revista Luthor, y que allí adentro está este artículo de Guadalupe Campos "Escenas de lectura familiar", sobre Las voces de los clásicos en Harry Potter, de Karina Bonifatti.
Dice de entrada: "¿Qué lee un chico? ¿Para qué lo hace? ¿Para qué debería leer? ¿Cuál es la función que debería cumplir un adulto en ese proceso? Estas cuatro preguntas implícitas parecen ser los ejes rectores del libro de Karina Bonifatti en su lectura lúdica de los siete libros de la saga de Harry Potter. Sin embargo, nunca son planteadas abiertamente, sino que el camino que realiza es algo más sinuoso: presentar la narración de una situación de lectura dialogada que los tiene a ella y sus dos hijos como personajes centrales. Es a partir de este recurso (platónico, en definitiva) como desmenuza poco a poco un uso posible de la lectura en uno de sus entornos posibles: el hogar".
Nos cuenta del libro de Bonifatti: "La estrategia de lectura es, básicamente, la de vincular la saga con la guerra de Troya, narrada desde el eje de las historias de los hijos de los grandes héroes: Hermione, hija de Helena y Menelao; Orestes, hijo de Agamenón y Clitemnestra; y Pirro, hijo de Aquiles y Deidamia. A grandes rasgos, equipara por una parte a esos tres personajes con Hermione Granger, Ron Weasley y Harry Potter respectivamente, y por otra a los griegos con la casa Gryffindor, a los troyanos con las otras tres casas en conjunto. ¿El método? En definitiva, bastante semejante a la lectura figural medieval del Antiguo Testamento: si aquella permitía equiparar cada elemento conflictivo o difícil de explicar con su realización en el Nuevo, mediante la lectura atenta a los detalles (con la posibilidad de obviar elementos más gruesos), aquí cada elemento en el texto conocido (Harry Potter) puede leerse como reconfiguración de los mitos antiguos".
Me recuerda charlas que he tenido, cosas que elucubró mi esposa, chistes que hizo Luis.

Acá el texto completo.

martes, 28 de febrero de 2012

lunes, 27 de febrero de 2012

las malvinas sumergidas

Imagen de Wikipedia.


Desde 2006, cuando publicara la maravillosa novela Pequeños hombres blancos, la escritora tandilense Patricia Ratto ha desarrollado una suerte de trilogía “sureña” que se completará cuando en breve la editorial Adriana Hidalgo distribuya en librerías Trasfondo, una ficción basada en la historia real de la campaña del submarino ARA San Luis en el conflicto armado de Malvinas, en 1982.
Trasfondo es una ficción, pero como ya lo había hecho en Nudos, su novela de 2008, o en Pequeños hombres blancos, en las que hay rastros autobiográficos que atraviesan el relato, para la escritura de esta nueva novela la autora entrevistó a catorce de los tripulantes del submarino ARA San Luis, hurgó en las crónicas periodísticas y visitó el museo de Submarinos de Mar del Plata y al submarino ARA Salta –gemelo del San Luis: la tradición exige que los sumergibles lleven el nombre de una provincia argentina que empiece con “s”– que continúa operando en la Fuerza de Submarinos.
Lo que de inmediato asociamos a la palabra “trasfondo” es, a la vez, lo que mejor define el clima que desatan las dos novelas anteriores. La sensación de que lo que estamos leyendo podría ser una suerte de distracción de esa otra trama que asoma en el relato, el momento fulgurante en el que la Historia se vuelve un parte decisiva de la propia vida: la presencia de un campo de concentración en un pueblito de Chubut al que llegó una joven maestra en Pequeños hombres blancos, los rosarios que fabrican unas alumnas de un colegio confesional para los soldados de Malvinas en Nudos.  
Escribe Martín Kohan en la contratapa de Trasfondo: “Una arraigada costumbre cultural nos habituó a pensar que en todo trasfondo se oculta siempre una verdad: la parte más sincera de la realidad del mundo. Pero Patricia Ratto se aparta de esa convención y explora una alternativa menos usual y más estimulante: en el trasfondo, en Trasfondo, aparecen las falsificaciones, el engaño, lo irreal. También lo imposible, también lo deseado, también lo temido; en resumen, la ficción. Acaso sea, en definitiva, la mejor manera de encarar un relato de guerra. Sobre todo si esa guerra es la guerra de Malvinas, en la que nada resultó tan verdadero como la falsificación, el engaño, la ficción, la irrealidad”.
Y dice también Kohan, definiendo una característica que puede aplicarse a toda la trilogía de Ratto: “Trasfondo es una novela de guerra y una novela de espera, contada por los sumergidos en un submarino de combate. Ese submarino funciona como barco fantasma. Sus habitantes, es decir los combatientes, no saben lo que está pasando afuera, no saben lo que está pasando arriba, porque quien está en el lugar de los hechos puede ser el que menos los entiende”.
En la novela, 35 hombres patrullan durante 39 días (864 horas de inmersión) el Atlántico Sur: no ven el océano ni el cielo ni el sol, tienen desperfectos en un motor y en la computadora, los torpedos funcionaban defectuosamente, están solos y están en guerra.
A la historia real, a la soledad real de esos combatientes sumergidos, la ficción de Ratto viene a ofrecer una figura, un modo con el que esa historia pueda andar de boca en boca.


martes, 21 de febrero de 2012

patria de diamante

Hace tiempo buscaba una palabra para señalar esa ráfaga de vacío que trajo la muerte de Spinetta. La encontré en un mensaje que llegó esta mañana de mi amigo Juan Pablo, desde Boulder, Colorado.
Fotografía de Mariano Sánchez | NA, con una ligera intervención en Photoshop.


Dice: "Leo, con tristeza, que se murió Spinetta. Hacía años que no pensaba en Spinetta. Y su música no me definió en ningún sentido significativo. La apreciaba, pero salvo algunos temas, no me decía mucho. Sin embargo, su muerte me afecta un poco, porque me hizo pensar en los 80, cuando escuchaba Spinetta (a quien Clarín insiste en llamar El Flaco, indiferente al gusto del homenajeado por la eufonía). Para un emigrante, la patria tiene la obligación de permanecer tal y como estaba cuando se fue. Cualquier cosa que cambie, da la pauta de que la patria, como la infancia, está cada vez más lejana."
Le respondo, en este momento: "Tampoco a mí me «gustaba», es decir, tampoco yo encontré en Spinetta cosas con las que izar banderas; sin embargo su muerte también me afectó y pensé que no escucharlo era un lujo que podía darme mientras vivía. Muerto, es todo aquello con lo que crecí, es decir, todo aquello a lo que me debo."
Descansa en paz, querido Spinetta.

domingo, 19 de febrero de 2012

sdd fanático



Antes de que Cuevana enamorara brevemente a los internautas, recuerdo haber leído en Facebook varios comentarios del tipo: “Voy a ver qué película puso Fanático hoy”. El tal Fanático es una o más personas (aunque en el sitio todo apuntala la idea de que se trata de una única persona) que suben films recién estrenados en sdd-fanatico.org (el sitio pasó por varios dominios antes de establecerse con esa denominación: siempre en blogger, fue eliminado tres veces al menos) para descarga directa, es decir, films cuyos archivos están alojados en servidores de almacenamiento. En la internet post-Megaupload la descarga directa es cada día más lenta, difícil y tediosa. Actualmente, para descargar de Fanático hay que haberse abonado a una cuenta Premium. Fanático (cuya identidad y procedencia se desconoce) recomienda File4safe, lo que vendría acorroborar la vieja teoría de que el misterioso subidor se beneficia con premios de esos sitios (cosa que es, desde luego, legítima). Sigue llamando la atención, no obstante, la facilidad con la que consigue copias buenas de estrenos que no se encuentran, por ejemplo, en BitTorrent. Suele usar copias R5, cierto, pero tampoco es la gran mayoría de las veces.
En el inicio de su página nos cuenta desde hace más de un mes: "He tratado de mantener una linea en cuanto a facilidad y calidad de las peliculas presentadas. Con el tiempo he agregado algunas paginas como sdd-juegos, sdd-musica e incluso elfana.tv a pedido de ustedes. Es el momento ideal para hacer los cambios necesarios para que ustedes disfruten mas de la pagina y de sus contenidos. Por lo pronto si eres uploader y deseas colaborar con fanatico, enviame un mail con el asunto «Soy uploader». Si no eres uploader y quieres colaborar, que mejor que poner me gusta en facebook y empezar una campaña diciendole a todos tus amigos que entren a la pagina. Por ultimo tambien agradezco sus sugerencias y comentarios y les dejo dos preguntas planteadas para que me respondan al mail: Comprarias el libro de fanatico? Un libro que cuente mi historia y la de la pagina desde los comienzos... me lo propusieron hacer y me gustaria saber cuantos hay interesados. Si trabajas en una editorial tambien hazmelo saber al mail."
Veremos si nos responde en estos días.

viernes, 17 de febrero de 2012

el reo y el periodista

 Videla al ser condenado en el tribunal cordobés. Imagen del CIJ.



La entrevista al reo Jorge Rafael Videla, condenado por delitos de lesa humanidad, que le hiciera el periodista de derecha Ricardo Angoso para el semanario español Cambio 16 fue menos un ejercicio periodístico que una declaración de principios del periodista y un descargo del convicto. La primera pregunta decía: “¿Cómo estaba viviendo Argentina en el año 1976, qué estaba pasando en ese momento?”. Es decir: se está entrevistando a alguien sobre quien la Justicia se expidió, pero el periodista le sirve al reo la oportunidad de dar su versión de los hechos. Y así sigue. Ninguna pregunta se nutre de las pruebas que condenaron al hombre que comandó el genocidio en Argentina entre 1976 y 1981. Hasta que llega a la suma canallada de preguntarle al responsable de esas muertes (y es la Justicia quien estableció esa responsabilidad, no olvidar el punto): “Hay una gran disparidad en las víctimas que se ofrecen desde la izquierda, desde las Madres de Mayo, y desde otros colectivos, ¿cuántas víctimas o desaparecidos hubo en Argentina entre 1976 y 1982?” El reo, claro, habla.
Coincidencia o no, ese descargo se hace en un semanario de España, donde en estos días el juez Baltasar Garzón es juzgado por investigar los crímenes del franquismo; es decir, el reportaje aporta razones a esa causa.
Alfredo Leuco entrevistó una vez a Horacio Verbitsky junto con el conductor de Hora Clave, la pregunta fue si entrevistaría a Videla. Verbitsky respondió: “No, a mí me repugnaría estar al lado de él. Y además no tengo ninguna expectativa de que diga nada sincero. Ya lo hubiera dicho”. En otras palabras: ¿cuál es el sentido de hacer una entrevista, y sobre todo a alguien sobre quien la Justicia se expidió?
La postura del periodista español es repugnante y está reforzada por las circunstancias que refiere el oscuro Horacio Ricardo Palma, quien describe el encuentro con el genocida como una rueda de amigos. Y aunque Videla no dice nada nuevo, habla, es decir, acaso a su pesar, arroja pistas para interpretar eso que Videla es en la historia: el cabecilla de un genocidio. Dice sobre la dictadura: “Y la clase política no daba muestras ni ansiedad de que el periodo se agotase y se iniciase una nueva etapa política; nos seguían con atención y desconocían cómo había sido la guerra, que parecía haber ocurrido en una nebulosa”. Y vuelve a usar el término “nebulosa”: “Fue un error de nuestra parte aceptar y mantener en el tiempo el término de desaparecido digamos como algo así nebuloso”.
Usar el término “nebuloso” para referirse al exterminio y la política del terror (secuestros clandestinos, torturas, robo de bebés, terrorismo económico) es por lo menos sugestivo. En esa misma “nebulosa” cabe el Operativo Independencia en Tucumán, ensayo previo de lo que sería la dictadura, descripto por Acdel Vilas, su primer jefe, como un operativo “cultural” (en el que murieron fusilados entre 800 y 1.000 personas, la mayoría obreros). En “nebuloso” caben los campos clandestinos, los grupos de tareas, los vuelos de la muerte, las madres asesinadas luego de parir. Y, a la vez, en el discurso del reo, todo eso no puede ser sino una “nebulosa”: ¿cómo dimensionar la magnitud del crimen sino como algo que “abunda en nieblas” (rae.es)?
En “Los golpes a la puerta en Macbeth” Thomas de Quincey ensaya el método en que Shakespeare crea efectos para dar cuenta del horror del asesinato del monarca, escribe: “Cuando se ha consumado la obra de las tinieblas, el mundo de las tinieblas pasa como una procesión en las nubes”. Videla se refiriese a la matanza con la palabra “nebulosa” (matanza que admite, porque también dice que el presidente interino en el gobierno de María Estela Martínez de Perón, Ítalo Argentino Luder, había firmado unos decretos de aniquilamiento en el 75 que daban a las Fuerzas Armadas “licencia para matar” y que ni hubiese sido necesario el golpe), el reo ve aquellos crímenes como una “procesión en las nubes”. Por suerte para nosotros, la Justicia pudo precisar nombres, acciones y escenas en esa nebulosa que ahora flota tétricamente sobre esa entrevista. 

miércoles, 15 de febrero de 2012

el oficio periodístico

Una de las últimas actualizaciones del blog Nación Apache es del historiador foucaultiano Leonardo Sai y versa sobre el periodismo, es decir, vuelve al argumento aquél de que es una ridiculez pensar el periodismo como una profesión. Y define como al pasar la clave del asunto: “El periodismo no es una reflexión sino una condición ética de la comunicación basada en la vocación, la integridad, la práctica y la honestidad intelectual”. A continuación esboza una serie de puntos, como para recuperar la pasión perdida, pero se lee demasiado Gilles Deleuze en el planteo y formularlo acá empantanaría la lectura. Aunque hay una puntualización sobre temas casi obvios que fascina: “«Objetividad» no es contemplar las cosas desde varios puntos de vista. Eso se llama versatilidad. Tampoco es una disposición moral para no dejarse llevar por su sentir particular hasta el grado de tergiversar los hechos. Eso se llama honradez”. 

martes, 14 de febrero de 2012

ensayo documental



El fotógrafo Héctor Rio larga un taller de “Ensayo documental”. Como sabemos ya, los fotógrafos hoy día son artistas, por lo tanto no es tan importante el sentido como el proyecto, la cita como el decir, y así, de modo que todo es ensayo. Bien, Rio trabajó con algunos de los fotógrafos más intensos de los últimos años y él mismo multiplicó su trabajo con intervenciones en distintos frentes. Su taller viene promovido con una imagen fabulosa: una sesión en una iglesia pentecostal de barrio. Todo se intuye: la biblia en el atril, la mujer que afirma su fe con el brazo en alto, el hombre, atrás, que se abre en cruz. Pero lo central es el niño parado en medio del salón pobre, como una aparición entre las sillas, o un milagro: la inquietante presencia del niño en medio de ese juego adulto. Si querés unirte a la causa entrá al blog de Rio o escribile.


Sigo con los problemitas con las herramientas de edición del blog.

lunes, 13 de febrero de 2012

de las hadas a los zombis


Los muertos vivientes retornaron este domingo (y en Argentina, según se anunció, el lunes por Fox). Luego de una pausa que duró dos meses, The Walking Dead, la serie creada por el director y productor Frank Darabont en base al cómic de Robert Kirkman, retomó su segunda temporada con el octavo de sus trece episodios, “Nebraska”.


Como sabemos, The Walking Dead narra el derrotero de un grupo de sobrevivientes de un apocalipsis zombi por la costa Este de Estados Unidos. El centro narrativo de la segunda temporada es el campamento en la granja de Hershell Greene, fervoroso creyente, quien aloja zombis en el granero, entre ellos su esposa y madre de su hija mayor, a la espera de una cura que pueda devolvérselas. Mientras tanto, el grupo cuyo liderazgo se disputan solapadamente Rick Grimes (Andrew Lincoln) y Shane Walsh (Jon Bernthal), están varados en el lugar en busca de Sofía, la niña que se perdió en el bosque y a quien encuentran en el séptimo episodio entre los muertos vivientes encerrados en el granero. Tras una matanza a la que Hersehell se resistió, Rick Grimes debe hacerse cargo de exterminar a la Sofía convertida en zombi.
Planteado así parece una estupidez. Pero la serie, que reúne una de las mayores audiencias en todas partes, no está planteada como una batalla interminable entre muertos vivos y sobrevivientes, sino que sigue el periplo del grupo en esa desertificación del mundo civilizado.
Como ya hemos escrito en este espacio sobre The Walking Dead, lo que nos interesa ahora no es tanto el relato o el análisis como subrayar una característica que emparenta la serie con el antiguo cuento maravilloso o de hadas.
A principios del siglo XIX, tras la revolución francesa y la industrial, cuando ya los saberes se habían dividido y la ciencia comenzó a elaborar un lenguaje propio, inaccesible para los no entendidos, nació el cuento fantástico, que vino a reemplazar el cuento de hadas. Es decir, nació un tipo de narración en el que lo maravilloso aparecía en el relato como una excepción. El cuento fantástico se convierte así en un relato realista en el que irrumpe algo de otro orden. A diferencia del cuento de hadas, en el que los seres maravillosos convivían con lo cotidiano. Pero, sobre todo, el cuento fantástico viene también a señalar que han aparecido diferencias en el mundo, que se convive con distintas visiones y versiones sobre la realidad (es un género realista en el que irrumpe lo sobrenatural): ya no es más un uni-verso, sino un multiverso, en él conviven el eterno presente del “érase una vez” y el tiempo histórico en el que los muertos se resisten a morir, como sucede en el cuento de fantasmas más frecuente.
The Walking Dead recuerda al cuento de hadas en la convivencia entre vivos y zombis: el zombi ya no es un monstruo (que siempre es único y excepcional), sino un elemento más de este nuevo universo. El zombi viene a ser así la plaga del mundo reducido a la ideología única porque, ya lo leímos: “Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.



ligera de equipaje



Además de ganar numerosos premios nacionales e internacionales (entre ellos el Clarín de novela en 2003, el Monte Ávila en 1997 o el del Fondo Nacional de las Artes para Cuento), la escritora Patricia Suárez (Rosario, 1969) va tras la beatificación en el Vaticano: uno de los días más calientes de enero pasado dejó su departamento en Buenos Aires para mudarse a Santa Fe capital; “¡el amor!”, arguye en esta entrevista que contesta vía correo electrónico mientras el mercurio del termómetro pisa los 38 grados y ella espera el camión de la mudanza.

 Fotografías de Matías Sarlo.

Por estos días la Editorial Municipal de Rosario, donde Patricia había ganado ya el premio de novela por Aparte del principio de la realidad (1998), distribuye Ligera de equipaje, un pequeño libro de poesía que ganó el concurso Felipe Aldana 2011 (jurado: Francisco Bittar, Alejandro Pidello y Grabriela Saccone) y despliega una serie de inquisiciones sobre el amor apelando a formas diversas y actuales: el correo electrónico, la carta, las películas (y buenas películas, por ejemplo, Edmond, de David Mamet), las anotaciones en el libro de un hostal. Escribe en un poema: “me había asaltado el deseo,/ un deseo migratorio del pasado”, ensaya unos textos cuyo centro es el aborto bajo el título común: “Infección” a partir de una cita de Anne Sexton. Es un libro magnífico y en muchos poemas asistimos a esa maravilla de las buenas canciones: como que nos recuerdan algo que habíamos olvidado, como que su novedad consiste en ofrecernos un dèjá vu.
Ligera de equipaje es el cuarto libro de poesía de Patricia, quien además de poesías, novelas, cuentos, entrevistas, columnas y notas periodísticas en medios argentinos y latinoamericanos, escribió unas treinta obras de teatro, literatura para niños y hasta novelas que una compañía de celulares distribuyó por sms. La entrada de Wikipedia nos desasna: “Hija de un matrimonio mixto, recibió educación religiosa judía, católica y metodista”.
—Los poemas de Ligera de equipaje ensayan varias posibilidades sobre las relaciones amorosas, terribles muchas veces. ¿La poesía es un espacio en el que las cosas aparecen más crudas o descarnadas que en tu narrativa?
Creo que es un espacio más personal. Y donde la ficción es transversal. Estos poemas son anécdotas, más música, más filosofía. Algo así.
—Ganaste premios importantes a nivel nacional e internacional, como el Clarín de novela, ¿qué es lo que te lleva a presentarte en tu ciudad, al premio Felipe Aldana?
—Los libros que la EMR (Editorial Municipal de Rosario) saca con el Premio Aldana son bellísimos. Ese es un factor importante a la hora de editar. Además, si es como se suele decir, que “la poesía no vende”, le sumás que un libro –formato y contenido– pueda resultar poco atractivo, los alicientes para comprarlos son mínimos. La EMR, en cambio, los distribuye en todas partes (doy fe de haberlos visto en distintas ciudades). Y por último, tenía ganas de volver a Rosario.
—A propósito de la pregunta anterior, ¿cómo ves la política de la editorial Municipal en materia de construcción de un fondo con autores de Rosario y la región?
—Lo veo con inmenso alivio. Tanto la EMR, que es señera en el asunto, como Homo Sapiens con el proyecto de narrativa que lleva adelante Marcelo Scalona; Ross, con Gloria Lenardón y Marta Ortiz de directoras, y la flamante Cuenta Conmigo de libros para chicos, dirigida por María Luisa Miretti, son la certeza del crecimiento de la ciudad y de cómo la ciudad apoya a la gente que quiere dedicarse a las letras. Para mí, en lo personal es un gran estímulo y habla de un país federal que se está formando como tal. Por razones particulares –¡el amor!– vuelvo a la provincia este año y me es muy grato hacerlo en una ciudad que me recibe con alegría y con proyectos de trabajo que hace diez años eran impensables. Estoy muy orgullosa de ser rosarina y de que Rosario y la provincia de Santa Fe hayan crecido tanto en el área de cultura.
—Los poemas de Ligera abrevan en fuentes muy diversas, desde las películas y los libros a las noticias y ciertas “anécdotas” personales. ¿Cómo te enfrentás con esos materiales, es decir, cómo es ese encuentro con la experiencia de ver una película y comenzar a pensarlo como un poema?
—No hay un sistema. Algunas cosas me impactan y otras –que serían el germen de un gran poema para otros– me dejan indiferente. Quiero decir, no es que vi la película de Mamet [se refiere a Edmond, una película de David Mamet protagonizada por William H. Macy] y dije: “Voy a escribir un poema sobre el amor y el destino”. Simplemente, me quedó una voz dentro, resonando, la de Macy en el film, y la voz construyó ese poema. Por supuesto, no soy una médium. La voz, la música con que suena el poema, usa mis palabras y mis pensamientos. En mi caso –lo digo con modestia– la literatura es una cuestión de intuición, de sexto sentido. Y de valentía, vos tenés que animarte a hacer o decir lo que no queda bien en otras ocasiones. Por supuesto, cuantas más lecturas y técnicas conocés y poseés mejor y menos doloroso es el proceso de escritura.
–Una parte del libro se llama “Infección” y se refiere a embarazos y abortos, ¿hay una posición, más allá de estética, política en referencia a eso? Es imposible no ver a la mujer en esas líneas.
—Y sí. Hay una posición –hoy más necesaria que nunca– de despenalizar el aborto. Es casi obsoleto que aún se esté discutiendo la posibilidad de una legislación que ampare a las mujeres en este sentido.
–A partir de tus libros publicados, de tu columna en Clarín, ¿te has convertido en una escritora “profesional”, en el sentido que Manuel Gálvez contemplaba la idea, por ejemplo? ¿Cómo es eso?
—¡Paradójico! Es algo paradojal y te sume en la paradoja todo el tiempo; te la pasás como una liebre encandilada. Por un lado, yo disfruto enormemente de escribir por encargo, la columna de Caty Kharma, algunos libros para chicos, teatro, etcétera. Pero por otro lado, la imaginación y las energías son limitadas y hay textos que yo querría hacer pero quedan postergados por estos proyectos que necesitan de vos con inmediatez. Acabo de terminar una obra de teatro sobre un médico nazi prófugo en la Argentina, el Dr. Vaernet, que decía tener una cura para la homosexualidad que había probado en los campos de Buchenwald; tengo que entregar dentro de poco (en realidad ya estoy atrasada) un libro para Atlántida para adolescentes sobre Cleopatra y a principios de marzo el boceto o primera versión de una obra sobre Belgrano para el teatro La Comedia de Rosario (proyecto ante el que estoy muy agradecida que se me haya brindado la oportunidad de escribir), pero digo, en la vorágine de vivir con el culo sobre el huracán de la literatura, a veces se pierde profundidad. Acrecentar el talento viviendo de la literatura es muy arduo, me siento más un creativo de la serie Mad Men que el concepto clásico que tenemos de lo que es un escritor-artista, un tipo que lucha con sus propios demonios y los va volcando en un papel, a su tiempo.
—Usás Facebook, ¿y Twitter? ¿Qué te interesa de las redes?
—Uso los dos. Pero Twitter es a la comunicación lo que es el cuento hiperbreve a la literatura: poco más que un aforismo con ingenio. Y no tengo ganas de ser creativa y despertar Ooes de admiración por mi ingenio. Prefiero comunicar cuanto es posible. En Twitter me limito a subir las recomendaciones de páginas que me gustan, notas, emisoras de radio, películas, etcétera. En Facebook pongo todo lo que estreno o los libros que salen, a veces hago pedidos de libro o de info (y la gente que es la mar de amable te responde, te pega links) y a veces algo personal.
—¿Cómo creés que la difusión y dispersión de materiales en internet afecta el mercado editorial o perjudica a los autores? ¿Tenés una posición al respecto?
—Me preocupa cuando todos comienzan a levantar voces sobre las propiedades robadas. Creo que el objetivo de Internet es hacer gratuito lo imposible. Los autores siempre estamos abajo en la cadena de las grandes empresas. Por eso, yo no creo que el robo y la piratería afecte tanto en verdad a los verdaderos escritores. Creo que afecta de verdad cuando firmás un contrato por el 6% de derechos, cuando lo legal es el 10%. Creo que afecta que un autor deba pagarse un libro para publicar. La piratería afecta a la gente que hace plata con la literatura. Que es otra clase de gente. Para mí era un lujo ver Cuevana, ver videos en You Tube o bajarte un libro de Mallarmé que no tiene derechos pero una editorial equis lo re editó hace veinte años y no permite que nadie lo lea. Sé que no es del todo correcta mi posición. Pero yo prefiero que mucha gente me pueda leer y tener menos plata, que tener todo resuelto económicamente y ser la autora estrella de una empresa monopólica. Y en última instancia, el tiempo es el gran escultor: los monopolios editoriales ya se están tambaleando.

Un poema de Ligera de equipaje
En “Infección”

La cadencia con que el doctor
habla de filosofía,
la búsqueda interior,
el poder de la concentración,
la importancia de la libertad,
y el abstenerse de juzgar a nadie;
y luego garrapatea una cifra
y dice que eso es lo que cuesta
cuando es pequeño,
pero si crece un mes más,
el precio es otro,
el riesgo es otro,
la vida vale oro, sentencia,
y de esperar, acabará naciendo el bebé.

domingo, 12 de febrero de 2012

is there a bodyguard for death?

Había nacido el 9 de agosto de 1963 y en 1992, con 29 años, llenó el mundo con aquél estruendo de estribillo que decía: "And I... Will always love you ohhh...". Deseábamos que un cataclismo acabara con ese alarido. Veinte años más tarde el cataclismo llegó y sólo alcanzó a Whitney Houston
 Siempre joven, y con guardaespaldas, así te recordaremos, Whitney.

En 2009 había intentado volver. Las reseñas tomaron nota no tanto de su retorno, como del intento desesperado de recuperar la fama. Whitney, una de las mujeres más hermosas que dio el pop, había caído en un abismo de adicciones y excesos y nadaba hacia la superficie.
Este sábado, un cable de la agencia AP informó que la ex reina del pop había muerto: no mencionaba las causas y deslizaba que en las relaciones mentadas en la cabeza de la nota (abuso de drogas, conducta errática y quilombos maritales) estaban las causas del deceso.
"El teniente Mark Rosen, de la policía de Los Ángeles apostada en Beverly Hills. observaba el cable, dijo al noticiero de la KABC-TV que Houston murió en su habitación del cuarto piso del Beverly Hilton. Su cuerpo permanecia en el hotel y los detectives del barrio estaban investigando". 
La muerte de Houston sucedió en la vispera de la noche mayor de la música, la de la entrega de los premios Grammy, donde ella reinó una vez. Acaso su muerte le devuelva el trono. 
Quincy Jones lamento no haber trabajado con ella y dijo que la extrañaría
"The biggest devil is me. I'm either my best friend or my worst enemy" ("Soy el mayor de los demonios. Puedo ser tanto mi mejor amiga como mi peor enemigo"), le había dicho Houston a Diane Sawyer en una entrevista para la cadena ABC en 2002. Parece que el enemigo ganó este sábado.

martes, 7 de febrero de 2012

coelho pirata

Lo que María Kodama está dispuesta a quitarnos, Paulo Coelho parece feliz de restituirnos. En su blog oficial publicó una entrada en la que esgrime sus pensamientos sobre la ley Sopa (antipiratería, de Estados Unidos) y cuenta que cuando sus libros se piratearon en Rusia, en 1999, debido a una escasez de papel que impidió que se publicaran más de 2.000 ejemplares, los lectores se multiplicaron, y que tres años más tarde, cuando se volvió a imprimir, vendió casi unos 10 millones de ejemplares. Además, señala la relación que tuvo la literatura con la piratería desde el siglo XIX. Dicen, porque esto sucedió hace como dos o tres días, que el portal de descargas torrent The Pirate Bay tuvo en su portada al autor de, de... bueno de lo que escribe Coelho, como enlace "patrocinado" durante un buen tiempo. Y pensar que cuando la editorial Sudamericana promueve los éxitos de Coelho a través de los correos que nos llegan a nuestra casilla se guarda de mencionar estas cosas.

lunes, 6 de febrero de 2012

el cuento judicial de la kodama

El escritor bonaerense Manuel Peyrou compartía con Jorge Luis Borges su amistad y su antiperonismo. Uno de los cuentos de su libro La noche repetida trata de un hombre que decide hacer perfecto su desasosiego rodeándose cosas feas. Claro que Peyrou era un esteta, sus argumentos y su puesta en escena era un ir y venir por los libros y los autores que lo habían conmovido, el mismo Borges, por ejemplo. María Kodama parece proceder de modo semejante: como si intentase llevar a un estado –no de perfección, quizás– de paroxismo cuanto se ha dicho de ella, cosas que vagan en estado de rumor o trascendido y ahora ella misma vuelve material, cristaliza, digamos, con una serie de decisiones judiciales muy desagradables.
Pablo Katchadjian. Imagen tomada del blog de Eterna Cadencia (espero que no se pasen de listos y me demanden á la Kodama).

El año pasado los abogados de Kodama entablaron un juicio contra el escritor español Agustín Fernández Mallo, que había publicado en la también pleitista editorial Alfagura el libro El hacedor (de Borges), remake (un título tan pavo informa suficiente sobre la obra): hete aquí que halló (o hallaron los abogados) que se trataba de un plagio en un volumen que, con mayores o menores luces, homenajeaba sin dudas al escritor argentino.
Pero ahora, es decir, esta semana, pongamos que el lunes que viene, la Kodama arremete judicialmente contra El Aleph engordado, un libro que el joven escritor argentino Pablo Katchadjian publicó en una edición de 200 ejemplares en la Imprenta Argentina de Poesía. Copio acá lo que arguyeron críticos y escritores grossos sobre la materia (con la esperanza de que una mala jugada de Vicodin no los lleve a hacerme juicio): “En ese texto –pone Damián Tabarovsky–, lleva las 4 mil palabras originales del cuento de Borges a 9.600 (de ahí el «engorde») con, según el autor, una sola regla: «No quitar ni alterar nada del texto original, ni palabras, ni comas, ni puntos, ni el orden. Eso significa que, si alguien quisiera, podría volver al texto de Borges desde éste»”.
Se trata, como otros textos de Katchadjian, de un experimento, una cita, un homenaje, como quiera llamárselo, pero no de un hurto, no de un ataque a la ley de propiedad intelectual, con la que los esbirros legales de Kodama quieren ahora lapidar a nuestro joven autor.
Katchadjian, nos informa Tabarovsky, será defendido por el abogado Ricardo Strafacce (autor de una gordísima biografía de Osvaldo Lamborghini que publicó Mansalva y amigos del finado Lamborghini, según nos confiara un día el editor, rechazaron financiar desde su lugar de poder con el argumento de que ni Borges tenía una biografía tan gruesa… en fin, paradojas). Por último, nuestro mencionado autor de la nota dice también que “el juez debe determinar si hace o no lugar a la demanda penal –¡sí, penal!– que la heredera de los colosales derechos de autor de Borges interpuso”.
¿No será que Kodama, como Peyrou, también está escribiendo su cuento del desasosiego, sólo que en papel membretado en Tribunales?

domingo, 5 de febrero de 2012

au revoir

Con el Renault 12 fuimos a San Luis, a la costa de Rocha, a Paysandú, Uruguay; a Colón, Victoria, Camps y Diamante, Entre Ríos; a Buenos Aires; a San Nicolás; a La Lucila; a Zavalla, Casilda, Mugueta (toda la ruta familiar) y a lugares que hoy no recuerdo. La única vez que tuvo un percance en ruta se le había tapado el filtro de nafta, y tuvo el decoro de detenerse en una estación de servicio, sobre la Panamericana. Leo cosas fantásticas sobre el R12 y entiendo que son todas reales. Aprendí a tocarle el acelerador, a conectar el cable que va del burro de arranque al encendido, bajo el carburador, aprendí, entre otras cosas, a llevar a mi familia de vacaciones y a hacer los trámites de la ciudad que exigen un viaje. Me robaron el equipo de música, la batería, la auxiliar y una vez, pensando que abrí mi R12, me metí en otro, hasta más cómodo y más nuevo.
Aún la imagen del matrimonio es un atardecer, caerca de la entrada de San Nicolás, en la que mi esposa me cebaba mates y hablábamos de nuestras cosas, mientras mi hija dormía en el asiento de atrás. 
Mi hija aprendió a cebarme mates, una vez que volvíamos a Rosario; mi hijo se subió a este auto, dos días después de nacer, para ir a casa.
Mi hija, recuerdo, salió un día de la puerta de casa para ir al jardín, verano todavía, hacía unos pocos días que habíamos vuelto de La Paloma, y corrió hacia el auto que estaba estacionado contra el cordón, con los brazos abiertos, como si quisiera abrazarlo, y dijo "¡autito!" Y recuerdo que me dije que algo mío, algo que debí haberle transmitido, había en ese diminutivo lleno de cariño.

No me gusta hacer una prosopopeya del auto, pero hay que decir que parte de mí se va en esa masa gris que tantas veces dejé abandonada y observé con pena, como una prenda amorosa con la que se quiere arrancar una lágrima que haga más cierto el amor.
No habrá otro igual, querido Renault 12.

Una hora y media más tarde

Me llega este mensaje a través de Facebook: 
Gabi Chaia
«Au revoir... Mis saludos al R12.
PD: que también nos ha alojado en varias oportunidades... te relato: me trajo el día que fueron hasta Arroyo Seco el día que tenías que hacer la famosa inspección... los recorridos a la salida de plástica... o en ocasión de algún evento de las chicas... Pasar de casualidad por delante de tu casa y mirar a ver si estaba el bicho gris, a ver si estaban Uds... Todo eso.»
Es cierto lo que dice Gabi, el auto es también una señal y en este sencillo ritual de despedida entran quienes llegaron hasta nosotros precisamente en auto. Una milagrosa y cotidiana constelación de amigos, parientes, caben en el "bicho gris", como si su figura, al fin y al cabo, nos dibujara algo, algo tan propio como el espacio que llevamos para alojar afectos.
 

viernes, 3 de febrero de 2012

espías familiares

Nos habíamos visto en su casa de Roldán y me dijo que un canal para el que trabaja comenzaba con la promoción de una "nueva" serie que comenzaría a emitirse en Argentina en estos días; que le habían prometido pasarle unos episodios, pero que aún no los tenían. Cuando me dijo de qué serie se trataba le dije de inmediato que se la pasaba, que tenía la primera temporada completa. Unos días después le pasé dos devedés con los doce episodios de Homeland, previa recomendación de que descargara la versión gratuita del BSPlayer. El 24 de enero me llegó su mensaje: "acá estamos en Pinamar, en este mediodía nublado y luego de desayunar. (...) La verdad es que la serie nos salvó la vida. La vimos en tres o cuatro noches seguidas y nos encantó. 
"Geniales las actuaciones, las idas y vueltas del guión, ese tema con los puntos de vista, los puntos ciegos, los juegos con las cámaras, las relaciones personales ganando lugar a la trama de espionaje, algunas escenas particulares que son geniales (la de la mezquita, el interrogatorio en la cabaña de Carrie a Brody y viceversa), etc, etc, etc. temas que desglosaremos en profundidad con un vino de por medio. (...)
"La verdad es que algunos capítulos nos disparaban un montón de cosas que nos quedábamos charlando, y que obviamente sería imposible de resumir.
"Nosotros acá en Pinamar nos sentimos como sgt. Brody, tratando de adaptarnos a este mundo de adolescentes que si bien son compatriotas no entienden nuestros rituales, ni saben de lo riesgoso de sus acciones". 
Hasta ahí el mensaje de mi amigo.
Claro que ya había notado estos puentes entre la trama de la serie y eso que podríamos llamar el "drama cotidiano", lo material de la vida: la misma serie está planteada del modo que Eric Ambler desarrollaba sus intrigas de espionaje, explotando las pequeñas miserias de los personajes, sin escenarios espectaculares ni otras acciones que no fueran las que ocurren en la intimidad de la vida doméstica: una aventura privada cuyo desenlace está allá, en el fondo del abismo planetario. Sin los argumentos de la paradoja temporal, la del "efecto mariposa", aquella metáfora de Ray Bradbury según la cual la interrupción del vuelo de una mariposa en el pasado podría provocar un vuelco drástico en el futuro, la trama de Homeland viene a señalarnos más o menos eso: la pequeña reverberación moral de un ser anónimo puede tener consecuencias tremendas pero, sobre todo, una política de estado, un sistema político, se funda en torno a la presión y la ilusión que traen esas reverberaciones.
Le escribí, mucho después, tras unas disculpas: "Homeland es republicana: es autocrítica con respecto a los errores de la politica exterior, pero nunca cuestiona los fundamentos o el fundamentalismo de esa política, además de poner la responsabilidad de los errores en una única persona, etcétera. Más allá de eso, la serie es genial y casi revolucionaria por su planteo: lo doméstico de esa política exterior, es como poner a un niño a jugar con una bomba atómica. lo real puede no ser lo que se muestra, pero lo que sí es verdadero son las magnitudes de lo que vemos".
Pero lo que me fascinó del mensaje de mi amigo no fue tanto su encantamiento con la serie sino la escena del final, esa en la que él y su esposa se recluyen a ver la serie mientras los hijos agitan el mundo exterior. Claro, Brody, en la serie, no sólo es un hombre que estuvo en una prisión extranjera, es un recién llegado a su familia, que ha crecido con su fantasma; es un exiliado de la "verdadera vida", la que siempre está en otra parte, y en su alienación vemos en espejo esa gradual mutación por la cual nos enajenamos de una realidad (la de nuestros hijos) que va convirtiéndose en un afuera indescifrable.
Como le puse en mi mensaje, en esa escena de mi amigo y su esposa recluidos, viendo la serie mientras la prole copa la parada, se desliza también, y echando mano a la metáfora del espionaje, que el vínculo con nuestra descendencia puede resolverse también en secreto.