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sábado, 31 de agosto de 2013

museos personales

En los años de facultad había creado un personaje, un escocés que había quedado varado en una pequeña ciudad cerca de Rosario y había fracasado varias veces en el intento de forjarse una reputación como músico. De todos esos intentos fallidos había construido algo así como una historia, que exhibía –y de alguna manera escribía– en un museo personal que funcionaba en la misma casa en la que vivía, una choza más o menos arreglada de una gran chacra que le habían prestado para vivir. Desde entonces guardo cosas pequeñas que usé con intensidad en algún momento (el cubo amarillo con el que jugó mi hija en su primera infancia, el primer cepillo Buttler-Gum 411 comprado a principios de los 90 o las tazas inglesas que me legó mi madre): la idea no es que esos objetos me recuerden el que fui, sino el futuro cifrado en su uso, el futuro que quedó en suspenso cuando esos objetos cayeron en desuso, aquello que, al no suceder, permenece en ese horizonte sin tiempo: ni pasado ni futuro, una efervescencia sobre la línea del tiempo.
Pero fue recién cuando mi hijo comenzó a construir sus "muestras" –lo que él llama "museos"– cuando caí en la cuenta de mi progresivo trabajo en un museo. A la vez, me alarmó de algún modo esa propensión suya a museificar sus juguetes. Do modo que decidí preguntarle.


Última muestra: personajes de ficción y dispositivos de reproducción. Vicente, Rosario, principios de agosto de 2013.

tertulia

El paseo en bicicleta del sábado incluye una parada en La Dama de la Tertulia (Santa María de Oro y pasaje Corvalán, Refinería), donde al ratito de sentarme a una mesa de la vereda, con fondo musical de Alessandro Mannarino, comenzaron a llegar las damas (entre los 20 y los 60 hay para repartir). Se me hace que vienen a por las clases de crochet que anuncia el cartel, o las de Tarot, o no sé, pero algo quieren aprender o, mejor, algún conocimiento hay en juego en esta tertulia, for sure.
Mientras tanto, las páginas de Ernst Cassirer me informan de cosas que había leído en este mismo libro, a mediados de los 90, cosas que repetía sin recordar bien de dónde las había tomado. Por ejemplo: "Así, el mito, el arte, el lenguaje y el conocimiento se convierten en símbolos, no porque designen alguna realidad presente ofreciendo una imagen, una alegoría indicadora y explicativa, sino en el sentido de que cada uno de ellos crea y despliega de sí un mundo propio de sentido." (en "Sobre el problema del nombre de los dioses": "el nombre no sólo designa la esencia sino que inclusive es ella misma".)

Me So Mbriacato by Alessandro Mannarino on Grooveshark

jueves, 29 de agosto de 2013

404 visitante

Este miércoles estuvimos en la inauguración del Festival 404, que Gina Valenti lleva adelante hace ya diez años. Esta vez en el Espacio Cultural universitario de San Martín casi Córdoba, en el ex Banco Nación.
Acá un breve repaso de esa visita inicial con lo poco que pudo hacer la camarita del XPeria-Neo.
A leap ino the dark, de Haylee Bolinger y Muharrem Ylidirim, que promete ser el espacio para chicos de la muestra:


Rosario, bailamos?, de Hsin-Chien Huang:


Los robots histéricos de Bill Vorn:


La sednsación, por lo menos de la inauguración, "las gotitas de aceite que suben", en la descripción de los visitantes. Me decía su autor, Matt Kenyon, que se trata de un efecto de la percepción, y que las latas de aceite usadas, de las principales petroleras del mundo, tienen un sentido crítico. Supermajor:



Multicore, según pude charlar con Lee,Chia-Hsiang, mezcla de algún modo la X-Box con el origami, ya que las cajas interactivas para recoger las monedas que caen en la pantalla están hechas de un papel especial que él selecciona y permite que sólo se ve el dibujo de esa caja, hecha a la vez con la técnica del origami.


Insect Swarm II, de Tsai, Bing-Hua, despliega un fantástico y virtual enjambre de insectos (como dice su título) cuando hablamos al micrófono que hay frente a la pantalla:

miércoles, 28 de agosto de 2013

torre de la canción


Ya dijimos acá que las canciones "son la otra vida". Incluso que "Tower of Song" (Leonard Cohen, de I'm Your Man, 1988) lo declara abiertamente. Faltaba una traducción.

Tower of Song


Well my friends are gone and my hair is grey / Bien, los amigos ya partieron y el pelo se me puso gris
I ache in the places where I used to play / Y me duele en esos lugares donde solía jugar
And I'm crazy for love but I'm not coming on / Y aunque estoy loco de amor, ya no voy a meterme
I'm just paying my rent every day / Sólo voy a pagar mi pensión diaria
Oh in the Tower of Song / en la torre de la canción

I said to Hank Williams: how lonely does it get? / Le pregunté a Hank Williams: ¿Se pone muy solitario todo esto?
Hank Williams hasn't answered yet / Y si bien Hank Williams no me respondió todavía
But I hear him coughing all night long / Puedo escucharlo toser toda la noche
A hundred floors above me / Unos cien pisos más arriba
In the Tower of Song / En la torre de la Canción

I was born like this, I had no choice / Nací así, no tuve otra opción
I was born with the gift of a golden voice / Nací con el don de la voz dorada
And twenty-seven angels from the Great Beyond / Y 27 ángeles del Gran Más Allá
They tied me to this table right here / Me ataron a esta mesa aquí
In the Tower of Song / En la Torre de la Canción

So you can stick your little pins in that voodoo doll / De modo que podés clavarle tus alfilercitos a esa muñeca de vudú
I'm very sorry, baby, doesn't look like me at all / pero lo siento, nena, no se parece a mí para nada
I'm standing by the window where the light is strong  / Estoy parado junto a la ventana, donde la luz es intensa
Ah they don't let a woman kill you / Uf, no van a dejar que una mujer te mate
Not in the Tower of Song / No en la Torre de la Canción

Now you can say that I've grown bitter but of this you may be sure / Incluso podés decir que me fui amargando, pero una cosa es segura
The rich have got their channels in the bedrooms of the poor / Los ricos tienen las antenas puestas en los dormitorios de los pobres
And there's a mighty judgement coming, but I may be wrong / Y un juicio poderoso se avecina, pero puedo equivocarme, claro
You see, you hear these funny voices / Ya ves, esas son las voces que se escuchan
In the Tower of Song / Acá en la Torre de la canción


viernes, 23 de agosto de 2013

un libro redondo



El libro Redondos, a quién le importa se presenta como una “biografía política de Patricio Rey” y cumple. En 220 páginas recorre el tránsito de la banda entre principios de los 80 y la separación en 2001. Pero el artilugio de los autores, el rosarino Ezequiel Gatto y los porteños Ignacio Gago y Agustín J. Valle (historiadores, filósofos, periodistas, jóvenes), que firman como el colectivo Perros Sapiens, es la construcción del sujeto “Patricio Rey”. Escriben: "Patricio Rey es el mito de que alguien puede apadrinar los berretines de una libertad grupal, que se basta pequeña y efímera pero cuya intensidad puede crecer con trascendencia inmensurable. Alguien excelso, de jerarquía redoblada –patricia y monárquica–, para atizar encuentros en torno al principio ordenador del placer, con el mandato de perder la forma humana y un concepto regente de fiesta”. Y rematan: “Un Rey que no es otra cosa que el nombre genérico de la multitud reunida, efecto transcorporal del encuentro”.

De ese modo, Redondos, a quién le importa, no es una suma de datos y anécdotas sobre la banda, sino la lectura, divida en tres partes (“Figuras”, “Historia” y “Apropiaciones”), de esa porción de la historia (el retorno a la democracia, los 90 y el 2001) en la que Patricio Rey viene a poner, antes que una interpretación, el cuerpo; viene a hacer cuerpo esa historia. Con esa escritura y esa tesis brillante colabora también el “ánimo” (término pródigo en el libro) de los autores, también ellos seguidores de la banda, ponen el cuerpo en estas páginas.


Editado por Tinta Limón, editorial autogestiva que se propone fundadora de una “nueva clandestinidad” y cuyo catálogo abunda en lecturas y construcciones a partir del quiebre histórico de Diciembre de 2001, Redondos es a la vez un libro sobre ese hiato, ese hueco histórico que significó el fin de la posdictadura –el fin de la telenovela neoliberal, la caravana de los muertos vivos, es decir, los excluidos de la década del 90. Escriben: “Patricio Rey fue una de las trincheras a la verdad de la época”. Y agregan, luego de una descripción tomada del blog Lobo Suelto de los enfrentamientos entre jóvenes y policías represores durante el último diciembre del gobierno de la Alianza que encabezó Fernando De la Rúa: “Los Redondos como tipo de sensibilidad autónoma y clave de ocupación del espacio público (clave autogestiva y ácrata) que eclosiona en 2001”. Y también: “No decimos que Patricio Rey haya sido una causa de 2001; decimos que fue uno de sus primordiales cauces: afluente de una ola que venía a inundar lo social con su sentido y su fuerza. Espacio de gesta, de politización de lo proto-político. Es evidente que las escenas callejeras de diciembre de 2001 eran más parecidas a una escena de un recital de los Redondos que a una manifestación política; el aguante callejero contra la cana, los saqueos, la desobediencia a la autoridad, el desprecio por las instancias de representación.”

Es que en esta “biografía política” lo que se biografía es, específicamente, lo político: no sus figuras institucionales y anecdóticas, sino su esencia sensible, los modos en que se habita la ciudad (del griego “polis” proviene política –como señalara Giambattista Vico en su Ciencia Nueva–, pero también “polemos”: guerra).

“Los Redondos, entonces –escribe Perros Sapiens–, son un sitio de preservación de lo político durante la posdictadura. Sobre todo si pensamos los noventa como período de posdictadura plena. El alfonsinismo osciló en torno a ilusiones, esperanzas, intentos fallidos y titubeos, y la década menemista fue la totalización «legal» del proyecto de la dictadura (podríamos decir «su acabada»)”.

Los autores desbrozan entonces las distintas escenas de ese lapso en el que los Redondos crearon una nueva clandestinidad (lejos de las distintas pantallas de la época, desde la televisión al aparato publicitario, desde la cancha mundialista de River Plate a los recitales en Capital Federal) y dieron cuerpo a Patricio Rey. Llegan con su lectura, es decir, llegan a la escena a la que ellos mismos le pusieron su cuerpo como seguidores de la banda, a la contemporaneidad: desde los tuits entre Carlos Indio Solari y Aníbal Fernández hasta la musicalización del acto de recuperación de la fragata Libertad con el tema de los Redondos “Juguetes perdidos”. Pero no es un grupo musical lo que se busca en esas páginas, sino el sujeto que se ha construido en torno a ese grupo, Patricio Rey. Y Patricio Rey sale indemne de esos “detalles”, de esas acciones personales que vienen retorcer o desviar la gesta. Escriben: “Así como Los Redondos no se quebraron con la Dictadura porque nunca compitieron con el Estado, tampoco se quedaron vacíos en los noventa porque nunca creyeron en la esperanza de los ochenta. No llegaron a los noventa bañados en desilusión. Siempre un reservorio, un nosotros autoconstituido y permeable, unos parámetros estratégicos asentados en habitar su tiempo y, a la vez, fugar de lo que la época tenía para ofrecer”.
En su libro La corrosión del carácter (las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo), Richard Sennett señalaba que “el nuevo capitalismo es un régimen de poder ilegible”. En el libro que nos ocupa, Perros Sapiens van tras un modo de hacer legible a Patricio Rey –el sujeto histórico y social–, sin renunciar a ninguna de las partes de su cuerpo político. También, las etapas que atravesó la banda hasta constituirse en ese gigantesco aparato de práctica política. Analizan temas, por ejemplo, “Un ángel para tu soledad”: “una propuesta de Patricio Rey para bautizar lo que ya es una realidad; la fiesta pagana ricotera tiene componentes propios de una religiosidad: la energía, la intensidad, la congregación de fuerzas, la peregrinación rutera y nocturna, los cánticos-plegarias, los símbolos, los cuerpos en estado de éxtasis, el culto a nuestros muertos, lo sagrado. Una religión especial que incluso se permite tener su propio infierno (mundano y encantador)”. Analizan momentos, por ejemplo Cromañón, la muerte de Walter Bulascio. Analizan el “sentido”, aquella fulgurante concepción del sentido encarnada en un poema de TS Eliot de 1943: “Tuvimos la experiencia pero perdimos el sentido. Acercarnos al sentido restaura la experiencia, de un modo diferente, más allá de cualquier sentido”.


miércoles, 21 de agosto de 2013

404

Hace ya 10 años que Gina Valenti lleva adelante el 404 Festival Internacional de Arte y Teconología, que este año se llevará a cabo del 28 al 31 de Agosto de 2013 en Rosario, con la presencia de reconocidos artistas e investigadores provenientes de Alemania, Canadá, China, Colombia, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Inglaterra, Japón, Kazajistán, Rusia, Taiwán y Argentina.
Consistirá en una novedosa exhibición sin precedentes con instalaciones interactivas y robóticas, videos y animaciones, conferencias e imágenes digitales, destinada a niños, adolescentes y adultos.

La sede principal será el Espacio Cultural Universitario (ECU) ubicado en San Martín 750 de la ciudad de Rosario y dirigido por la Universidad Nacional de Rosario. Estas actividades serán con entrada libre y gratuita, abiertas a la comunidad.
Éste es un festival independiente y sin fines de lucro, cuya dirección y organización se encuentran a cargo de la Artista y Licenciada Gina Valenti.
Más información el sitio del 404festival.
Acá el magnífico trailer de esta 10ª edición:


404 FESTIVAL / TRAILER 2013 / 10 AÑOS! - 10 YEARS! from 404 Festival on Vimeo.

una academia para armar

por Alejandro Chacra Moreira

La confrontación electoral ha exacerbado los peores rasgos de la videopolítica. En este caso me refiero a una escena, ya típica, aquella que vemos reproducirse en cada ocasión que observadores, intelectuales o periodistas son invitados a programas políticos, a guisa de comentaristas: de entrada el programa impone su sentido al mundo, editorializa la información y los invitados se limitan a refrendar lo que ya ha sido afirmado, si el editorial dice “hay un perro en el centro de la mesa”, el invitado dirá: “ en efecto, hay un perro en el centro de la mesa”, de tal modo conductor e invitados conviven en feliz armonía : ningún diálogo, ninguna discusión, ningún desvío. Es el esquema básico de 6,7,8 , salvo alguna excepción, y es también el esquema básico de Argentina para armar, dirigida por Maria Laura Santillán, ex mujer de uno de los gerentes del canal, y novia , si hemos de creer a las revistas del corazón, del dueño de esa empresa de la ética periodística que es editorial Perfil. He visto ayer, domingo 18, el programa por TN, con una mesa compuesta por académicos, Liliana De Riz, Alejandro Katz, Marcelo Cavarozzi y Silvio Waisbord, y el periodista de la Nación Jorge Fernandez Díaz Bueno, Podría suponerse que Maria Laura Santillan (cuyos comienzos como notera del mitico Roberto Galán creo recordar) debería haberse colocado en un lugar de cierta subordinación, escuchar semejante cúmulo de saberes académicos en el set, pero como siempre ocurrió todo lo contrario: en este caso Maria Laura es la voz de la sabiduría, emplaza a los invitados , dispone los temas,( previsiblemente la corrupción, el espíritu anti republicano del gobierno y la irremediable autoritarismo de la presidente, todo en un lenguaje apocalíptico) y allí van los invitados, sin salirse en nada del libreto impuesto. Así como 6,7,8 decide que el centro del mal radica en la “corpo”, (y de ese modo el invitado, por ejemplo el tan limitado jefe de gabinete Abal Medina, otro brillante académico por lo demás, repetirá, como un idiota, hasta el hartazgo, “la corpo”, “la corpo”, al infinito) así también Maria Laura decide que la derrota del gobierno ha sido “abrumadora” y que el kirchnerismo está definitivamente agotado, sin que quepa ninguna discusión. Tal es la verdad. Y allí vamos. Como complemento, La pobreza de los profesores invitados y la complicidad con las falacias que sostienen conceptualmente la emisión de TN es de verdad alarmante. Me detengo en dos ideas, que se dijeron casi al final. La primera de Katz quien para calificar a Massa utilizó peyorativamente el término “carrerista”, como si tal descripción sustentada en un juicio moral anodino y banal –ese Massa es otro oportunista–, explicara lo que en verdad se trata de explicar, a saber por qué Massa ganó las elecciones y se proyecta como líder de la oposición. Katz: opinar trivialidades de algo no es explicarlo. Es como si analizaramos a Binner a partir de sus dificultades para discursear o, seamos directos, de su cara de pelotudo: esa cara no explica el contundente respaldo que obtuvo del electorado santafesino. La otra es del secretario de redacción del diario La nación Jorge Fernandez Diaz quien formuló una típica hipótesis de sicología de supermercado para caracterizar a la presidenta de madre narcisista, aquella que tiene a sus hijos bajo sus polleras sin darles libertad, (versión bien pensante de aquella popularizada por dos bufones cordobeses que en clave irónica denuncia a la presidenta como yegua). Pues bien, me interesa subrayar lo siguiente: si un estudiante de ciencias políticas en tren de rendir su tesis de licenciatura sobre la política argentina contemporánea presentara como hipótesis de trabajo alguna de estas dos ideas: carrerismo y narcisimo- el tribunal le diría que son interesantes para conversarlas en sobremesa con amigos, pero que un trabajo universitario requiere de cosas mucho más serias, requiere demostrar todo lo que supuestamente se aprende en una carrera desde Platón en adelante. Se trata, observemos, de explicaciones sostenidas en la pasiones de los personajes, pues bien: las ciencias sociales nacieron hace ya más de un siglo para superar ese enfoque. Por un lado, entonces el programa de ayer reveló las dificultades que encuentran los intelectuales para intervenir con cierta sagacidad en los medios de comunicación, se supone que el papel del intelectual no es reproducir el sentido común sino subvertirlo, abrir al conductor y a los televidentes a nuevas formas de pensar los mismos problemas, en lugar de ello, (es increíble en caso cómo Cavarozzi quien durante los 80 fue para nosotros una lectura obligatoria), los intelectuales en ese caso aceptaron de manera penosa convertirse en pie de pagina de las ideas que en este caso importan, que no son otras que los intentos desmedidos de la conductora por atacar al gobierno, denostarlo, calumniarlo: la presidenta es una exaltada, el gobierno es considerado una asociación ilícita, por eso sus aliados son denominados “cómplices”, etc. Pero todavía más serio es el resentimiento, el asombroso prejuicio gorila que estos intelectuales revelan, cuyos efectos para la inteligencia son catastróficos. No tienen nada para decir, ninguna idea por ofrecer salvo reiterar 50 años después aquello que me contaban mis tías abuelas a la sombra de los eucaliptos en el campo, a saber que la culpa de todo en este país la tiene el peronismo. Pero como si eso no bastara, lo que ahora De Riz y compañía agregan es la firme convicción de que nuestras tragedias , la de la argentina contemporánea, se deben a las pasiones malsanas de la presidenta y de ese grupo de fascinerosos que la sigue. La naturaleza del prejuicio es misteriosa tanto mas cuando atrapa a personas como estas que, suponemos, en principio deberían estar exentos: miles y miles de horas de lectura, investigación, artículos, papers para entender la sociedad y la política se resuelven , sin embargo, sencillamente: el problema, al final, no era otro que esa conchuda de la presidenta: tal la conclusión de Argentina para armar del 18 de agosto de 2013.

21

Esta tarde en el CCPE asistimos a la presentación de lo que será el XXI Festival Internacional de poesía de Rosario, que se hará entre el 26 y el 28 de septiembre próximo en Plataforma Lavardén y el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.
En la mesa de este martes leyeron, bajo la invocación gongorina de Martín Prieto, Tamara Kamenszain, Arturo Carrera y Héctor Piccoli.
Acá algunos fragmentos de sus intervenciones.

un santo al revés

Y llegan estos momentos en los que me muevo a tientas, casi, pero con entusiasmo, como si buscara un tesoro. Es que en el último episodio de Ray Donovan ("Bridget", el octavo de esta primera temporada, que superó con creces las pobres expectativas que sembró su primer episodio) actúa Rosanna Arquette, es decir, nuestra versión alter de los 80, la que le abría al yuppie de After Hours la puerta al paraíso alternativo de una ciudad la Nueva York que daba sus primeros pasos hacia el abismo de la especulación inmobiliaria, etcétera. Nuestra actriz se encuentra en una sofisticada casa de masajes a Mickey Donovan, el satánico padre de nuestro héroe (Jon Voigt). Ella le dice que escribe y hace comentarios que dejan en claro que conoce el ambiente. Mickey le dice que también conoce el ambiente, porque fue asesor de un film debido a su vida criminal, y que acaba de salir de la cárcel. Ella quiere llevárselo a la cama. Él la invita a su casa y tienen una escena un tanto violenta (no porque haya golpes, sino por la baja estofa de las propuesta y una frase miserable que él le espeta: "Sos demasiado vieja para mí". La cosa termina cuando Mickey cae en la cuenta de la barbaridad que cometió y ella se va. Y cuando la cincuentona ya está en la puerta, abatida por eso por lo que tuvo que pasar, él vuelve sobre sus pasos y le grita: "¿Soy lo suficientemente auténtico para vos?" Con lo que deja en claro el lugar de ella y su propio lugar.
Además, mientras esa escena tiene lugar en el departamento de Mickey, un joven al que Ray metió el caño de un revólver en su boca para que se aleje de su hija, intenta evitar que la adolescente tenga sexo con él, por temor al padre, quien a su vez tortura a un especulador inmobiliario en su estudio y, también, mientras los hermanos Donovan celebran el cumpleaños de su hermana muerta, Bridget (el mismo nombre que la hija adolescente de Ray, nombre en el que suena el puente –bridge– roto entre la familia).
La serie, recordemos, tiene como fondo el catolicismo de los Donovan (irlandeses, llegados a Los Angeles desde Boston), y el judaísmo del principal empleador de Ray (Liev Schreiber): Ezra (Elliott Gould).
Digamos, para abreviar, en esta serie que cada vez más ahonda en la naturaleza del cine, como si se tratara de una autoconciencia lúdica que despliega otra de sus historias, que Mickey opera, en efecto, de modo casi luciférico (el nombre significa, literalmente, quien trae la luz; aunque esa luz nos hunda, claro): muestra el camino, pero ese camino sólo es descendente. No se jacta, como en esos personajes "alter" que proliferaron en los 80, de su rareza, no es alguien excéntrico, sino auténticamente maligno en su capacidad de señalar esas cosas que no tienen "símbolo", que no pueden ser verbalizadas ni nombradas (tuvo otra escena aterradora y brillante cuando asiste a la reunión de personas abusadas durante la infancia a la que va su hijo) Ray Donovan, parece, viene a restaurar algunos símbolos de Hollywood que se mercantilizaron en camino, como los héroes de la épica de pacotilla, las grandes estrellas de los blockbusters del momento, a los que Ray debe socorrer de sus aventuras con travestis o con sus pasados homicidas. Allí donde Ray debe devolver a los iconos del Hollywood actual al mercado de imágenes (potestantes), Mickey las catapulta a los infiernos: cierto, sus santos están invertidos y provocan el mal, pero cobran al menos un espesor de otro mundo, secreto, que significa sagrado.  
Leo que la dirección, es decir, la puesta en escena del episodio, estuvo en manos de Guy Ferland, quien, según la entrada de Wikipedia, se decidió a meterse en el cine luego de ver Notorius, de Hitchcock. Fue también director de la cruel serie The Shield y de nuestra querida Sons of Anarchy

Rosanna Arquette en Bridget, s01e08.

proeza

Como la proliferación de dispositivos hizo que proliferaran a su vez las fotografías y los videos armé un discreto blog en Tumblr para poner ahí las imágenes personales que acaso no caben en éste por razones que no termino de entender o no tengo ganas de explicar. Como las imágenes podrian involucrar a mi círculo más próximo, avisé. Entre los avisados está mi amigo Fernando Demarco, quien unió la línea de puntos que forman todas esas fotos y armó una historia que sintetizó en estas breves palabras, las únicas que he recibido desde su casilla en un largo tiempo: "Veo que ya cumpliste los 50. Felicitaciones! Un año de un diabético equivalen a dos de un ario sano y a 0,5 de un haitiano. Aunque viendo cómo se come colectivamente la polenta en lo de los Mangiaterra, la proeza es aún mayor". 
En fin, lo tomo como un cumplido y paso a ilustrar con imágenes:

Il signore Demarco descorcha una botella de Los Arroyos, el vino que fabrica con Walter Álvarez en la viña de Lagostena.


Polenta a la spianattore en casa de los Mangiaterra.
Pequeño encuentro familiar por los 50.

martes, 20 de agosto de 2013

goodbye elmore leonard

Murió Elmore Leonard, este martes en su casa en las afueras de Detroit. Lo "leemos" de algún modo en Justified, serie basada en una de sus novelas y de la que participaba en los guiones. Leonard tenía 87 años hasta hoy. En su decálogo para escribir bien recomendaba no abundar en detalles de personas o lugares.
Foto de Dermot Cleary, en NPR.org.

la previa del festival

Este martes (20 de agosto) a las 19, en el Túnel 4 del CCPE, se realizará el anuncio de la programación completa de la nueva edición del Festival de Poesía de Rosario, y se inaugurará una muestra celebratoria de los 400 años de la publicación de las Soledades. Los poetas invitados son Arturo Carrera, Héctor A. Piccoli y Tamara Kamenszain. La exposición Góngora. La estrella inextinguible desvela la figura de este gran poeta y analiza más de cuatro siglos de influencia del universo gongorino en la literatura universal a través de dos centenares de piezas entre cuadros, manuscritos, grabados, dibujos, cartas, esculturas, instrumentos musicales, tapices, partituras, carteles, libros, y revistas.

miércoles, 14 de agosto de 2013

el círculo del eterno retorno

Alerta, spoiler.
Ayer en V.O.S., la columna sobre series en Más Tarde que Nunca, hablamos de Breaking Bad, que el domingo pasado comenzó la segunda parte de su quinta y última temporada. En el flashforward con el que empezó la temporada, Walter White con cabello, en el día su cumpleaños 52, un año después de la fecha en la que suceden los capítulos y al volante de un auto americano de los 80 en cuyo baúl lleva una ametralladora M60 (esto lo vimos ya en el primer episodio de la primera parte de la quinta temporada, en 2012), llega a su casa, ahora un sitio abandonado y cercado en cuya piscina unos muchachos practican skateboard. Todo aquello por lo que WW ha peleado estaba cifrado allí, en pagar la hipoteca de su casa, su hogar, la familia. Pero WW vuelve a su casa desertificada, como si se hubiese movido en círculos (la observación es de Federico Aicardi): es el círculo del eterno retorno, porque en el sistema de valores de la serie no hay ningún elemento trascendente que interrumpa ese círculo. O, mejor: Walter White opera como una suerte de demonio, en él todo valor –moral, ético– adquiere su signo negativo; por ejemplo, su trabajo como padre, en pos de garantizarle un futuro a sus hijos, resulta en el asesinato de al menos dos niños. WW es a Breaking Bad lo que Tom Ripley es a la narrativa de Patricia Highsmith, una copia en negativo de un héroe o, mejor, del héroe burgués: su trascendencia se cumple de manera invertida.
Pablo Zinni, por último, halló un artículo con varias teorías –algunas muy bien fundadas– sobre el posible final de la serie: Walter White mata a Skyler (fundada en el hecho de que vemos una licencia suya de conducir en el que figura el nombre de soltera de ella, Lambert; además, señala que WW toma hábitos de personas a quienes mata, como esto de partir con la mano el tocino para dibujar el número de su cumpleaños, etcétera), Walter White se suicida (fundada en los colores de la ropa que usa nuestro protagonista-antagonista y, en particular, el indicio de que algo malo va a pasar cuando WW lleva puesto algo verde), y así. La nota completa en (hermoso nombre para un sitio como éstos) The Daily Beast.

moral republicana

Imperdible "La vuelta de la moral", el editorial del número 15 de revista Crisis. Comienza: "Moral y gestión son las dos palabras del momento. Ambas tienen implicancias con la década del noventa y, a la vez, se proyectan como espejos de lo que el kirchnerismo quiso o quiere ser e irremediablemente ya no puede.
La moral, como armazón cultural de la destitución ética del menemismo. La moral, gran tema de todas las izquierdas, hoy también es el silogismo de un revitalizado conservadurismo eclesial.
La gestión, palabra del catálogo neoliberal. Un modo ejecutivo de adherir al fin de la historia. Una línea de tiempo que se construye en el minuto a minuto de las demandas diarias.
El énfasis en los negocios espurios y en un nuevo perfil administrador, con menos relato y más cloacas, se vislumbran como dos luces distintas pero brillan casi iguales y simultáneas, en el túnel de salida de este ciclo político." (completo en el enlace).


martes, 13 de agosto de 2013

historia de una herida

 

Una vez Pablo Montini me llevó a uno de los depósitos del Museo Histórico Provincial y me enseñó unas pinturas coloniales que mostraban una imagen religiosa (una virgen, que es la imagen más frecuente, la figura con la que los colonizadores católicos llegaron con mayor facilidad a los nativos, porque evocaba la Pacha Mama). Abajo, casi en el borde del marco, la tela estaba quemada, tiznada y seca: la huella, me explicaba Pablo, del uso de la pintura en el templo. Los fieles encendían velas contra la pintura y a veces la llama quemaba la tela.
Al leer “Otro manifiesto iconoclasta”, el excepcional texto en el que Sandino Núñez, sin renunciar a su visión esencialmente de izquierda y atea, distingue entre “la inmanencia de la imagen (que trae el modo de estar en el mundo protestante) y la trascendencia del signo (el modo de estar en el mundo católico)”, recordé esa pintura hasta con cierta emoción. En ese agujero tiznado de esa pintura colonial, hecha por indios, copiada de grabados europeos y “traducida” a la perspectiva nativa que la emparenta al icono bizantino, hay una huella que hace imposible reducir el cuadro a una “imagen” –para volver sobre las palabras de Núñez: objeto de intercambio en el mercado, ya sea el simbólico como el comercial. La misma marca de la llama la afea, la vuelve “antiestética”, la vuelve ilegible salvo que se la historice. El catolicismo también es eso: la historia de una herida, la imposibilidad de arrojar sin más a la rueda del mercado los signos que señalan lo trascendente. Allí, en esa pintura hecha en Perú hace 400 años, por un indio pobre, alfabetizado apenas para cumplir la tarea de reproducir la “buena nueva”, reside la historia de alguien que se arrodilló ante ella y prendió una vela que nos alumbra todavía desde ese agujero tiznado.

lunes, 12 de agosto de 2013

s05e09

Breaking Bad comenzó la segunda parte de su quinta y última temporada.


cumpleaños

Mi esposa vuelve a sorprenderme con un libro, si bien el autor era el señalado, el título es una señal de su sensibilidad y su inteligencia.

. "El nuevo capitalismo es, con frecuencia, un régimen de poder ilegible", escribe Sennett.

viernes, 9 de agosto de 2013

el libro y el drone


Por mi trabajo, debía hacerle una entrevista a Silvana Rabinovich. Por mis intereses quería conversar con ella. Hicimos un poco de las dos cosas, aunque temo que haya llevado la peor parte la entrevista.

En México, donde es investigadora en la Universidad Nacional Autónoma (Unam), la rosarina Silvana Rabinovich tradujo del hebreo a Martin Buber, el notable filósofo judío que nos legara la recopilación de las leyendas jasídicas que influyeron a más de un narrador contemporáneo, así como el autor de una filosofía del dialogo cuyo eco se escucha en la charla y la escritura de Rabinovich.

Nuestra autora acaba de publicar en España La biblia y el drone. Sobre usos y abusos de figuras bíblicas, título que según ella cuenta en la “Introducción”, es una paráfrasis del verso de Discépolo (“ver llorar la Biblia junto a un calefón”: con la consiguiente aclaración: tanto el calefón, como el drone –aparato aéreo tripulado a control remoto para bombardear blancos palestinos en el conflicto entre Israel y Palestina–: producen calor). Allí repasa algunos de los mitos fundadores del estado-nación israelí, la filosofía del movimiento sionista nacido en Europa a fines del siglo XIX (que tuvo en sus filas a personalidades dispares como Theodor Herzl, Franz Rosenzweig o el mismo Buber) y los conceptos surgidos de la religión y, sobre todo, la lengua, que hoy le dan sustento en la guerra permanente que mantiene en sus fronteras y en su interior. “El pubelo judío –dirá mientras conversamos– no es uno solo”.

Fiel a su trabajo de traductora –también tradujo del francés a Emmanuel Levinas, Hélène Cixous y Enzo Traverso, entre otros–, cuando le preguntamos a Rabinovich dónde está la esperanza que permita un entendimiento en medio de ese estado de guerra casi permanente en el que se encuentra Israel, nos dirá: “En la traducción. Para mí la lengua es traducción”.

Pero quien encare este último libro de Rabinovich con el fin de entender de un modo, digamos, sociológico, las raíces de esa guerra que enfrenta a Israel con los palestinos y otros países árabes, se sorprenderá descubriendo cuánto de nuestra propia historia se juegan en esas lides, porque el meollo del asunto es la lengua misma, las historias bíblicas que compartimos, cosas que habitamos como parientes dispersos de una enorme familia.

Las fuentes de Rabinovich cruzan, por decirlo de alguna manera, tres “continentes”: la sabiduría, la belleza y la poesía. Sus análisis de pasajes bíblicos ven del texto sagrado a los intérpretes antiguos y modernos, tanto como a los poetas y los filósofos. “Aprendí el hebreo con mi abuelo, que era maestro de biblia hebrea, pero era muy irreverente –cuenta–, entonces no lo toleraban mucho tiempo en las comunidades. Tuvo que dejar de dar clases, que le gustaban mucho. Después se dedicó al comercio y le fue muy mal. Y cuando yo tenía 6 años mi padre comunista murió, mi familia dijo que bueno, que ya era hora de ir a la escuela hebrea y entonces le pidieron a mi abuelo que me enseñara la lengua hebrea. Y mi abuelo se encontró todos los días volviendo a hacer eso que tanto le gustaba, me enseñó con los diarios hebreos que llegaban al país en papel de arroz, el juego era descubrir las raíces de las palabras que ahora se habían vuelto la lengua cotidiana”.

Uno de los primeros puntos que Rabinovich aborda en su libro es, precisamente, los riesgos de adquirir el hebreo, que hasta entrado el siglo XX se reservaba sólo para el oficio religioso, como lengua cotidiana. Se vale de algunas de los pensadores judíos más influyentes en la filosofía contemporánea, por ejemplo Walter Benjamin, Buber, Franz Rosenzweig, a quien cita: “Ni la lengua, ni la tierra son susceptibles de ser apropiadas”. Pero también se leen en sus páginas las palabras de pensadores palestinos como Edward Said o franceses como Jacques Derrida o René Girard, quien señala: “La tendencia a eliminar lo sagrado, prepara su retorno subrepticio bajo la forma de la violencia y el saber de la violencia”. Escribe Rabinovich: “El hebreo moderno pretende despojarse de sus atavíos religiosos pero sus cuadradas letras demuestran lo absurdo (y peligroso) de tal empresa. El sueño del hebreo moderno puede crear monstruos, y sobre eso ya advertía (Gershom) Scholem: «¿No es posible que la fuerza religiosa de este lenguaje se vuelva violentamente contra los que lo hablan?»”