Con la presentación del libro Retórica
conjetural o el nacimiento del sujeto, de Juan
Bautista Ritvo –este jueves a las 19.30 en el Museo Estevez, de Santa Fe
748–, se presenta también la editorial que lo edita, Nube Negra, dirigida por
dos libreros de Rosario, Natalio Rangone (Oliva Libros, en Entre Ríos
579) y Germán Armando (El Juguete
Rabioso, Mendoza 784). Además, la editorial tiene como editor al mismo
Ritvo, filósofo, psicoanalista, lector incansable y gigantesco.
A
Ritvo le preguntamos cómo fue pensado el catálogo de Nube Negra y si se plantea
como un espacio que no había hasta ahora entre las editoriales.
“Los
títulos iniciales –dice– son los tres psicoanalíticos: el mío, luego uno de
Sara Vasallo sobre el deseo y la gracia en Pascal y San Agustín, y Metamorfosis de la melancolía, de Claude
Rabant. Como ves: dos títulos en castellano y de autores locales y el tercero
es una traducción del francés.
—¿Entonces cuál es el criterio?
—El
criterio que tenemos es publicar sólo textos –sean locales, sean extranjeros–
que estén pensados en primera persona por alguien que arriesga su posición en
lugar de refugiarse en la cita incesante –el rezo, diría– del autor magistral.
Este es el espacio editorial que queremos ganar.
—¿Y después?
—Habrá
otros textos de filosofía y de literatura, a condición de que se respeten tales
criterios. Por ejemplo, tenemos en carpeta para el año que viene –los tres
títulos citados saldrán todos antes de la primera mitad del año que viene– un
antología bilingüe hecha por Héctor Piccoli de autores alemanes que es
extremadamente rigurosa en sus fundamentos.
Germán Armando y Natalio Rangone.
Por
su parte, Germán Armando dio detalles del proyecto.
—¿Cómo influyó tu experiencia como librero para montar la editorial?
—De
manera decisiva, no hubiera llegado a la edición por otros medios porque no
cuento con preparación académica y la relación que tengo con el ámbito de la
producción literaria o filosófica es a través de la librería. Ahora, si la
pregunta apunta a precisar qué le puede aportar la experiencia como librero al
proyecto editorial, creo que se destaca principalmente una mejor orientación
respecto a qué títulos, autores o temáticas pueden sobrevivir comercialmente
sin renunciar a la calidad de la propuesta.
—La
idea original es editar libros de psicoanálisis y filosofía, en especial
aquellos que trabajen ese cruce no siempre sencillo, no siempre fraterno; pero
sobre todo nos interesa la impronta autoral, en el sentido de que la
publicación se vea justificada por un decir no redundante con lo ya dicho o de
sobra sabido. En la librería (Juguete rabioso) el material que mayor salida
tiene es novela y cuento; no muy lejos, poesía y teatro; y después las
disciplinas: psicoanálisis en primer lugar, filosofía y un poco más atrás las
ciencias sociales, historia, estética. Diría que es una venta pareja en la que
–a excepción de la ficción– no se destaca un área temática sobre otra, pero
tampoco un título o autor sobre el resto. Es decir, es raro que de un título o
autor particular registre una venta muy superior a la media.
—¿La editorial viene a cubrir algún hueco entre las publicaciones que hay
en Rosario?
—En
Rosario se edita muy poco en relación a la –por llamarla de alguna manera– vida
cultural que tenemos, por lo que más que huecos hay océanos entre las
publicaciones. No obstante, en los últimos años la edición local ha ganado en
dinámica y ese panorama está mejorando; igualmente no creo que estemos
enfocados a cubrir algún hueco o nicho, creo que inicialmente estamos
preocupados por delinear título a título un perfil editorial con el que el
lector pueda asociar “un libro no prescindible, bien presentado”.
—Las dos librerías se ocupan de vender ejemplares de editoriales
independientes de Rosario, ¿cuáles de esas editoriales tiene más circulación y
a qué lo atribuyen?
—En
el Juguete rabioso la de mayor circulación es Beatriz Viterbo, creo que a ello
contribuye un catálogo logrado en años de un trabajo sostenido y coherente en
función de un perfil muy definido. Pero, como decía, en los últimos años han
surgido y crecido muchas editoriales, principalmente abocadas a la ficción, se
me vienen a la cabeza Rio ancho, Ombú Bonsai,
La pulga renga, Serapis, Baltasara (seguro me olvido de varias); que vienen
editando mucha producción local contemporánea y rescatando obras importantes de
la ciudad y la región.
—¿Imaginan una competencia con otras editoriales nacionales o lo piensan
del mismo modo a cómo funcionan las dos librerías: más especializadas, con un
público que rara vez va a comprar a las grandes cadenas?
—En el caso de las editoriales, con el tipo de
catálogo que nosotros tenemos en mente, autores y títulos no compiten con los
que pudieran publicar otras editoriales, antes bien se potencian o
complementan: un autor remite a otro, se perfila una constelación; toman cuerpo
ciertas afinidades temáticas o, aunque más no sea, alguna polémica. Autores y
editoriales van tejiendo una trama que cuanto más concurrida más fuerte
resulta, y por tanto, capaz de reportar beneficios a todos los que participan
en ella. Seguramente el hecho de que Sudamericana venda muchos libros de
Borges, antes que perjudicar favorezca a que Emecé venda los suyos de Bioy. Y
también un índice auspicioso para la suerte de un libro de Beatriz Viterbo
sobre ambos autores. Distinto es el caso cuando las grandes editoriales
compiten entre sí ofreciendo bienes enteramente sustituibles: cada una tiene su
biografía del técnico de la selección, sus predicciones para el 2015, su libro
a favor y su libro en contra de Cristina (Kirchner). A un nivel general, puede
que sí se da una competencia en bloque entre editoriales que promueven una
literatura de entretenimiento, más episódica y empalmada con fenómenos
comunicacionales masivos; y editoriales que promueven una literatura con los
atributos que tradicionalmente le suponemos; pero –amén de una disputa
bizantina– este sería un enfrentamiento tan desparejo que mejor ni plantearlo.
—¿Qué colecciones siguen?
—En la misma colección, Apertura, sigue el de
Sara Vassallo y el de Claude Rabant, con traducción de Marcela Giani.
Inaugurando una colección de literatura clásica, El peregrino
querubínico de Angelus Silesius con traducción y notas de Héctor
Piccoli y, también de Héctor, un trabajo sobre poesía del barroco alemán.
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