Temporada y estación (en el sentido de estación del año) se
dicen del mismo modo en inglés: “season”. Así, esa organización milenaria del
tiempo que organizó cosechas y festividades, se aplica también a la televisión.
Las series suelen lanzarse por estaciones: marzo, julio, septiembre y diciembre
son los meses más importantes del calendario televisivo, único patrón, quizás,
que aún mantiene unido a la tevé a ese producto casi fílmico que llamamos
series.
Del mismo modo que acá en el sur encaramos la primavera,
allá en el norte se avecina el otoño (el mes que “cae” del calendario: “fall”
es el otro término para “autumn”), y con el otoño llegan nuevas series, acaso
deslizando la idea de que con los primeros fríos conviene encerrarse en casa a
mirar la caja lúcida.
De las series que conoceremos esta primavera seleccionamos
algunas cuyos pilotos ya pueden conseguirse vía internet pero, vale aclararlo,
remarcamos aquellas que no pertenecen al
género comedia. No porque la comedia no tenga grandes obras, sino porque
nuestro interés se guía por aquellas producciones que más descaradamente
ensayan una teoría acerca de por qué “Es más fácil imaginar el fin del mundo
que el fin del capitalismo” (la frase es de Mark
Fisher), antes que por la puesta en escena de los fracasos de la comunión
en la era de la comunicación, que suele ser el tema preferido de muchas
comedias.
Por ejemplo, Blindspot
y Minority Report, cuyos pilotos
están hace un largo mes en la web,
estrenan este lunes 21 de septiembre.
Blindspot, como Quantico (que se estrena el domingo 27
de septiembre), tienen como protagonistas (además de mujeres hermosas) al FBI,
que con el antecedente de Los expedientes
secretos X y a medida que se suceden las ficciones, se ha convertido en el
organismo más omnisciente de las series televisivas. El FBI como la
materialización de un Dios americano que todo lo sabe, todo lo escruta y todo
lo planifica. Una deidad estatal, policíaca y conspirativa, del tamaño de los
miedos estadounidenses.
La primera (Blindspot)
trata sobre una chica que aparece desnuda dentro de un bolso enorme en Times
Square (la famosa plaza seca de Nueva York). Bueno, en realidad no está del
todo desnuda. Siguiendo la máxima de Marylin Monroe, lleva puestos unos
hermosos tatuajes. El más visible, donde la espalda se une al cuello, es el del
nombre del agente del FBI al que llaman de inmediato. El personaje de Jamie Alexander, la
actriz que protagoniza la serie, tiene la memoria borrada. Si bien no sabe
quién es y qué le sucede, es una experta en el manejo de armas, sabe pelear
como un ninja y se pregunta si acaso no ha sido programada para ver o
desencadenar algo. A partir de allí comienza una investigación que lleva a
descifrar en los tatuajes una suerte de mapa de atentados que han de cometerse
en Nueva York. Mezcla de Prison Break
y Blacklist,
cada episodio descifra el enigma de uno de los tatuajes. Habrá que ver cuántas
temporadas permiten los tatuajes en un cuerpo humano. En 1952 el genial Ray
Bradbury había logrado cuentos fascinantes con esta idea en su libro El hombre ilustrado.
Quantico, en
cambio, transcurre en los mismos cuarteles de entrenamiento del FBI que se
llaman Quantico, en Virginia. Hay un atentado y romances entre reclutas. Las
chicas son hermosas y los muchachos no se quedan atrás. Las imágenes
promocionales nos muestran a cadetes mujeres que usan pañuelos en la cabeza, lo
que da la idea de que el FBI (como ya habíamos visto en Homeland) es no sólo una usina de saber criminal, también es el
limbo de todas las religiones y culturas. Bien, a pesar de todo esto, los
personajes se toman muy en serio todo lo que ocurre y se entretienen con acción
y explosiones que suman testosterona y feromona para el siguiente encuentro
amoroso. Y así.
Pero volvamos a Minority
Report: basada en la película de Steven Spielberg de 2002 (que se basaba en
un cuento de uno de los escritores más prolíficos de la ciencia ficción
contemporánea, el finado Philip K. Dick), transcurre 11 años después del 2050 y
pico, cuando sucedía la película. Los tres hermanos que predecían el crimen
fueron separados y disuelta la unidad de Precrimen. Sin embargo Dash, uno de
los tres fenómenos, tiene incompletas visiones sobre asesinatos que van a
suceder y, mientras busca a su hermano gemelo perdido, ayuda a una voluptuosa
detective a resolver sus casos.
Otra serie basada en una película
(Sin límites, Neil Burger, 2011) es Limitless,
que se estrena el martes 22 de septiembre. La protagoniza Jake McDermont e
investiga, como en la película, una poderosa droga que convierte a sus usuarios
en una suerte de súper héroes, capaces de retener lecturas complejísimas y ver
en detalle la delicada y engañosa trama del capitalismo (eso, por lo menos, nos
enseñaba la película), pero dado que la productora es la televisión abierta
estadounidense, la CBS, conviene no hacerse demasiadas ilusiones e ir por dosis
pequeñas.
También el martes 22, pero esta vez por Fox, conoceremos Scream Queens, definida como una comedia
de terror y creada por los responsables de American
Horror Story, lo que ya la vuelve atractiva. Al estilo de los diez
indiecitos de Agatha Christie, diez jóvenes mujeres de una prestigiosa
fraternidad femenina de una universidad van son asesinadas, una por episodio,
lo que trae a flote un crimen cometido hace veinte años en la antigua casona
universitaria, un horrible asesinato en el que estuvo involucrado el mismísimo
demonio. Como sabemos, el cine de terror (en este caso, las series) es uno de
los terrenos más fértiles para la crítica política. Así lo hizo en sus mejores
episodios American Horror Story,
sobre todo en la primera temporada, en la que asistíamos, a través de una
gótica casa de Los Ángeles, a la historia de la ciudad a través de sus élites. Veremos.
Retorno
Entre los retornos, el otoño norteño trae las segundas
temporadas de algunas de las mejores series estrenadas el año pasado.
La maravillosa Fargo (que el
año pasado recreaba en diez episodios el universo de los hermanos Coen o,
mejor, la cosmovisión de los Coen sobre el mal, aprovechando los cabos sueltos
de la película de 1996) tendrá una precuela que se estrena el 12 de octubre en
FX.
En la serie del año pasado vimos que el personaje de Billy Bob Thornton
le recordaba al padre de la sheriff del pueblo de Bemidji episodios
de su pasado. Esa presencia anterior, ese recuerdo de un mal que parece
alimentarse de los más nimios defectos humanos es lo que promete desarrollar
esta segunda temporada al modo de una precuela. Porque sabemos que las series
están abocada en este último lustro a hurgar en su propia historia.
Restos
El 4 de octubre se estrena en HBO la segunda temporada de The Leftovers,
una de las mejores y más inquietantes series que conocimos el año pasado. La
acción tiene lugar en un pequeño pueblo de la costa Este tres años después de
que 140 millones de personas del mundo entero desaparecieran súbitamente y sin
explicación (la serie, creada por Damon Lindelof, una de
las cabezas de Lost, tampoco intenta
expedirse sobre ello) en lo que es llamado con el eufemismo “Sudden departure”
(la “partida súbita”). The Leftovers
es “apocalíptica” en un sentido bastante novedoso: muestra menos la desolación
de un mundo que debe acarrear con semejante pérdida que la desolación de un
mundo que estaba a la intemperie, sin recurso alguno para afrontar esa pérdida.
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