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domingo, 21 de enero de 2018

teología política, una lista de lecturas

Adam Kotsko nos tira acá una lista de lectura de teología política. (Todos los enlaces fueron agregados en esta entrada.) Dice:

“Algunos amigos de Facebook me preguntaron cuál era mi 'canon' personal sobre teología política y creí que sería un buen tema para postear en el blog. Esta lista, como cualquier intento de canon, no sólo refleja el estado de un campo sino que apunta a cambiarlo. No sólo aborda lo que es la teología política, también lo que podría y debería ser. Mientras que algunas de mis elecciones son presumiblemente obvias, otras expresan mi convicción de que la teología política debe apañárselas con interrogantes económicos, de raza, género y sexualidad; de que nuestro orden neoliberal contemporáneo es un orden de teología política, de que la teología política es una disciplina genealógica, y de que la raíz de la teología política no homologa política y teología, sino el problema que motiva a ambos, en términos políticos, al problema de la legitimidad y, en términos teológicos, al problema del mal. En otras palabras, esta podría ser una lista de lectura para entender el estilo de teología política que practico en The Prince of this World y Neoliberalism’s Demons (traducción al español acá). Pero, más allá de eso, es el intento de reagrupar el cuerpo de obras que pueden tener una productiva lectura una en contra de la otra.
Imagen tomada de Itself.
He aquí la lista en algo así como un orden cronológico:
1.       Friedrich Nietzsche, La genealogía de la moral: Muchas de las preguntas clave de la teología política –el complejo cruce entre moral, religión, economía y poder, tanto como las diferencias étnicas y raciales– forman parte del frente y el centro en este texto, que también ofrece las bases del método genealógico.
2.       Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo: Las anteojeras convencionales de la teología política, que define lo político excluyendo lo económico, es lo único que evita que este texto sea un clásico obvio en la materia. Todo lo que esperamos de un estudio teológico político está presente en este texto, y la exclusión es aún más atroz cuando reconocemos cuán profundamente weberiano resulta Schmitt (precisamente porque también es profundamente anti-weberiano).
3.       Carl Schmitt, Teología polítca: se me reirían en la sala si no incluía esta, y con razón. Viví durante años aquí en la tensión de la promesa del proyecto de investigación de Schmitt y las luces de giro que lo llevarían a un destructivo callejón sin salida.


4.       Sigmund Freud, Moisés y la religión monoteísta: el psicoanálisis siempre tuvo un papel en la teología política y este es el texto más teológico de Freud. Aceptaría acaso Tótem y tabú, pero me inclino por Moisés y la religión monoteísta reconociendo que la mayoría de los clásicos de la teología política tienden a ser desordenados y difíciles de manejar a nivel textual.
5.       Ernst Kantorowicz, Los dos cuerpos del rey: Otro “dámelo”. En diálogo con los otros textos de esta lista, podemos ver sin embargo en Kantorowicz una versión de la teología política que da por sentado el cruce de lo político y lo económico: este estudio trata tanto de la política fiscal y los estatutos corporativos como de lo que trata: el pregonado paralelo entre Cristo y el rey.
6.       Hannah Arendt, La condición humana: Este libro proporciona la base para una distinción cualitativa total entre lo político y lo económico, que en Los demonios del neoliberalismo llamo "axioma de Arendt", y que dará forma decisiva a los estudios posteriores de teología política. Toma el sesgo incoherente de Schmitt en contra del terreno económico y lo equipa con un rigor teórico real y lo inviste de una genealogía completa. Considero desafortunada la influencia, pero debemos enfrentarla para superarla.
7.       Michel Foucault, Seguridad, territorio, población: Resulta realmente un punto panorámico para toda la serie de clases de Foucault. Este volumen en particular realza el trabajo pesado sobre la influencia pastoral de las técnicas de gestión sobre la modernidad. Hasta ahora, es probable que Foucault resulte el autor más desconcertado ante mi designación de teólogo político, pero no creo que podamos entender la materia tal como es hoy día, ni tampoco el tipo de trabajo genealógico que debe hacerse, sin recurrir y ampliar los análisis de Foucault. (La traducción de “stand-in” como “punto panorámico”, al principio de este párrafo, se la debo a Ng.)
8.       Silvia Federici, Calibán y la bruja: una obra maestra de la genealogía que vincula el surgimiento del capitalismo con el surgimiento del pensamiento racial, la disciplina del género y la expresión sexual, y el lugar siempre cambiante del pensamiento teológico y metafísico.
9.       Jan Assmann, The Price of Monotheism (La distinción mosaica o el precio del monoteísmo): Una descripción conceptualmente elegante de la ambivalencia política del monoteísmo, reconociéndolo como una demanda revolucionaria insostenible en última instancia.
10.   Giorgio Agamben, El reino y la gloria: una vez más, esto es un punto panorámico de todo su cuerpo de trabajo, que empujó a la teología política hacia adelante de muchas maneras. El reino y la gloria resultó muy influyente, tanto para mi pensamiento como para la materia en general, forzando la cuestión de lo económico, aunque de una manera que considero incoherente, debido a su lealtad casi fanática al axioma de Arendt. (Y por supuesto, cumple con el estándar de "desorden pesado").
11.   Alexander Weheliye, Habaeus Viscus: Una crítica profunda de Foucault y Agamben que se asienta en su ceguera ante la cuestión de la raza. Su recuento en torno a la carne ingobernable proporciona una forma de llegar al "infijable" problema de la legitimidad y al problema del mal que está en la raíz de mi explicación de la teología política.
12.   Wendy BrownUndoing the Demos: Si bien ella seguramente no disfrutaría la comparación, el estudio de Brown sobre el neoliberalismo es profundamente schmittiano en su estructura y aproximación y llega a la cuestión de la legitimidad (o falta de ella) de nuestro orden actual. Brown se guía por una fe inquebrantable en el axioma de Arendt que en última instancia socava su proyecto, desde mi punto de vista, pero su manera de plantear la cuestión del neoliberalismo fue lo que me abrió la posibilidad de pensar en términos teológicos políticos.
13.   Jared Hickman, Black Prometheus: Este estudio de la influencia perdurable de la figura de Prometeo en el pensamiento racial moderno es también (tanto en la estimación de Peter Coviello como en la mía) la explicación político-teológica definitiva de la raza en el mundo moderno. Su teoría de la competencia de paradigmas teológico-políticos racializados dentro del espacio global de inmanencia abierto en 1492 corta los falsos binarios que nos impiden realmente captar la profunda dinámica de la modernidad.

Por supuesto, sería arrogante poner mis propios libros aquí, aunque si cundiera la perplejidad acerca de por qué puse en una lista estos libros, un vistazo a mi trabajo podría ayudar. Y si alguien quiere contratarme para enseñar una clase de posgrado con esta lista de lectura, ya saben cómo contactarme...

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