Adam
Kotsko nos tira acá una lista de lectura de teología
política. (Todos los enlaces fueron agregados en esta entrada.) Dice:
“Algunos amigos de Facebook me
preguntaron cuál era mi 'canon' personal sobre teología política y creí que
sería un buen tema para postear en el blog. Esta lista, como cualquier intento
de canon, no sólo refleja el estado de un campo sino que apunta a cambiarlo. No
sólo aborda lo que es la teología política, también lo que podría y debería
ser. Mientras que algunas de mis elecciones son presumiblemente obvias, otras
expresan mi convicción de que la teología política debe apañárselas con
interrogantes económicos, de raza, género y sexualidad; de que nuestro orden
neoliberal contemporáneo es un orden de teología política, de que la teología
política es una disciplina genealógica, y de que la raíz de la teología
política no homologa política y teología, sino el problema que motiva a ambos,
en términos políticos, al problema de la legitimidad y, en términos teológicos,
al problema del mal. En otras palabras, esta podría ser una lista de lectura
para entender el estilo de teología política que practico en The Prince of this World y Neoliberalism’s Demons (traducción al español acá). Pero, más allá de eso, es
el intento de reagrupar el cuerpo de obras que pueden tener una productiva
lectura una en contra de la otra.
Imagen tomada de Itself.
He aquí la lista en algo así
como un orden cronológico:
1.
Friedrich
Nietzsche, La
genealogía de la moral: Muchas de las preguntas clave de la teología
política –el complejo cruce entre moral, religión, economía y poder, tanto como
las diferencias étnicas y raciales– forman parte del frente y el centro en este
texto, que también ofrece las bases del método genealógico.
2.
Max
Weber, La
ética protestante y el espíritu del capitalismo: Las anteojeras
convencionales de la teología política, que define lo político excluyendo lo
económico, es lo único que evita que este texto sea un clásico obvio en la
materia. Todo lo que esperamos de un estudio teológico político está presente
en este texto, y la exclusión es aún más atroz cuando reconocemos cuán
profundamente weberiano resulta Schmitt (precisamente porque también es
profundamente anti-weberiano).
3.
Carl
Schmitt, Teología
polítca: se me reirían en la sala si no incluía esta, y con razón. Viví
durante años aquí en la tensión de la promesa del proyecto de investigación de
Schmitt y las luces de giro que lo llevarían a un destructivo callejón sin
salida.
4.
Sigmund
Freud, Moisés
y la religión monoteísta: el psicoanálisis siempre tuvo un papel en la
teología política y este es el texto más teológico de Freud. Aceptaría acaso Tótem y tabú,
pero me inclino por Moisés y la religión
monoteísta reconociendo que la mayoría de los clásicos de la teología
política tienden a ser desordenados y difíciles de manejar a nivel textual.
5.
Ernst
Kantorowicz, Los dos
cuerpos del rey: Otro “dámelo”. En diálogo con los otros textos de esta
lista, podemos ver sin embargo en Kantorowicz una versión de la teología
política que da por sentado el cruce de lo político y lo económico: este
estudio trata tanto de la política fiscal y los estatutos corporativos como de
lo que trata: el pregonado paralelo entre Cristo y el rey.
6.
Hannah
Arendt, La
condición humana: Este libro proporciona la base para una distinción
cualitativa total entre lo político y lo económico, que en Los
demonios del neoliberalismo llamo "axioma de Arendt", y que dará
forma decisiva a los estudios posteriores de teología política. Toma el sesgo
incoherente de Schmitt en contra del terreno económico y lo equipa con un rigor
teórico real y lo inviste de una genealogía completa. Considero desafortunada
la influencia, pero debemos enfrentarla para superarla.
7.
Michel
Foucault, Seguridad,
territorio, población: Resulta realmente un punto panorámico para toda
la serie de clases de Foucault. Este volumen en particular realza el trabajo
pesado sobre la influencia pastoral de las técnicas de gestión sobre la
modernidad. Hasta ahora, es probable que Foucault resulte el autor más
desconcertado ante mi designación de teólogo político, pero no creo que podamos
entender la materia tal como es hoy día, ni tampoco el tipo de trabajo
genealógico que debe hacerse, sin recurrir y ampliar los análisis de Foucault.
(La traducción de “stand-in” como “punto panorámico”, al principio de este
párrafo, se la debo a Ng.)
8.
Silvia
Federici, Calibán
y la bruja: una obra maestra de la genealogía que vincula el
surgimiento del capitalismo con el surgimiento del pensamiento racial, la
disciplina del género y la expresión sexual, y el lugar siempre cambiante del
pensamiento teológico y metafísico.
9.
Jan
Assmann, The Price
of Monotheism (La distinción
mosaica o el precio del monoteísmo): Una descripción conceptualmente
elegante de la ambivalencia política del monoteísmo, reconociéndolo como una
demanda revolucionaria insostenible en última instancia.
10.
Giorgio
Agamben, El
reino y la gloria: una vez más, esto es un punto panorámico de todo su
cuerpo de trabajo, que empujó a la teología política hacia adelante de muchas
maneras. El reino y la gloria resultó
muy influyente, tanto para mi pensamiento como para la materia en general,
forzando la cuestión de lo económico, aunque de una manera que considero
incoherente, debido a su lealtad casi fanática al axioma de Arendt. (Y por
supuesto, cumple con el estándar de "desorden pesado").
11.
Alexander
Weheliye, Habaeus
Viscus: Una crítica profunda de Foucault y Agamben que se asienta en su
ceguera ante la cuestión de la raza. Su recuento en torno a la carne
ingobernable proporciona una forma de llegar al "infijable" problema
de la legitimidad y al problema del mal que está en la raíz de mi explicación
de la teología política.
12.
Wendy
Brown, Undoing
the Demos: Si bien ella seguramente no disfrutaría la comparación, el
estudio de Brown sobre el neoliberalismo es profundamente schmittiano en su
estructura y aproximación y llega a la cuestión de la legitimidad (o falta de
ella) de nuestro orden actual. Brown se guía por una fe inquebrantable en el
axioma de Arendt que en última instancia socava su proyecto, desde mi punto de
vista, pero su manera de plantear la cuestión del neoliberalismo fue lo que me
abrió la posibilidad de pensar en términos teológicos políticos.
13.
Jared
Hickman, Black
Prometheus: Este estudio de la influencia perdurable de la figura de
Prometeo en el pensamiento racial moderno es también (tanto en la estimación de
Peter
Coviello como en la mía) la explicación político-teológica definitiva de la
raza en el mundo moderno. Su teoría de la competencia de paradigmas teológico-políticos
racializados dentro del espacio global de inmanencia abierto en 1492 corta los
falsos binarios que nos impiden realmente captar la profunda dinámica de la
modernidad.
Por supuesto, sería arrogante poner mis propios
libros aquí, aunque si cundiera la perplejidad acerca de por qué puse en una lista
estos libros, un vistazo a mi trabajo podría ayudar. Y si alguien quiere
contratarme para enseñar una clase de posgrado con esta lista de lectura, ya
saben cómo contactarme...
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