El domingo, el correo de revista Crisis ofrecía entre sus lecturas de política internacional esta entrevista con estas palabras: "Bill Gates fue durante muchos años el hombre más rico del
mundo y hoy detenta la segunda fortuna del planeta. Gracias a su intenso
filantropismo, en 2015 alertó con precisión la inminencia de una mortífera
pandemia. Desde entonces se convirtió en uno de los principales conocedores de
la problemática y con su Fundación coordina estrategias millonarias para frenar
al covid-19."
"Ezra Klein no es la primera vez que entrevista al dueño
de IBM. El fundador y editor de VOX, uno de los medios mas innovadores y
exitosos de los últimos años, formula preguntas relevantes y precisas sobre lo que
viene durante y mas allá de la emergencia. Un anhelo temerario resume el
propósito de Gates: borrar las pandemias de la faz de la tierra, para mantener
al mundo tal cual es."
Ezra
Klein
| Vox (acá el original)*
En
2015, le hice a Bill Gates una
pregunta simple: ¿a qué le tiene más miedo? Me respondió con las
estadísticas de muertes en el siglo XX. Están los picos de la la Primera y la
Segunda Guerra Mundial. Pero en el medio hubo un pico tan grande como la
Segunda Guerra: la pandemia de gripe española de 1918, que mató a unos 65
millones de personas. El mayor temor de Gates era una gripe como esa, que
arrasara nuestro mundo hiperglobalizado.
Gates
había financiado modelos que imaginaban precisamente ese escenario. En cuestión
de días, estaría en todos los centros urbanos del mundo. En unos meses, decenas
de millones podrían morir.
Bill
Gates vio venir esto e intentó advertir al mundo. Hizo charlas TED
y entrevistas con los medios. Publicó en revistas médicas.
Hizo propuestas de políticas y gastó millones en investigación de vacunas. Y
falló. El virus llegó y no estábamos listos. Ahora todos vivimos en las
postrimerías de la pesadilla de Gates.
Gates
reorientó
su fundación y comprometió cientos de millones de dólares para la lucha
mundial contra el coronavirus.
Recientemente publicó un largo ensayo
que detalla lo que sabemos y no sabemos sobre el virus y la enfermedad que
causa, el covid-19, y lo que necesitamos inventar y desplegar para volver a la
normalidad de manera segura.
Pero,
sobre todo, quería hacerle la pregunta inversa a la que le hice en 2015: ¿qué
espera? ¿Cuál es su visión de la vida después del coronavirus?
—El 28 de febrero escribió en el
New England Journal of Medicine que el covid-19 “ha comenzado a comportarse en
gran medida como el patógeno que ataca una vez en un siglo que tanto nos ha
preocupado”. Han pasado dos meses. ¿Lo que hemos aprendido desde entonces lo
tiene más o menos preocupado?
—Lamentablemente,
la enfermedad tuvo un crecimiento exponencial en gran parte de Europa y Estados
Unidos. Así que la mortalidad es allí mayor de lo que esperaba. Todavía estamos
aprendiendo sobre cómo hacer pruebas. En los Estados Unidos, incluso los
números exageran donde estamos porque no estamos priorizando a las personas
adecuadas, no estamos obteniendo resultados de manera oportuna. Así que fue una
mezcla de cosas. El hecho de que el aislamiento social realmente derribe los
números, son buenas noticias. Pero, por supuesto, eso viene con costos
increíbles.
—Cuando hablamos en 2015, usted
mencionó un modelo que puso en marcha, con el que descubrió que una gripe
similar a la de 1918 podría matar a 33 millones de personas en todo el mundo en
seis meses. No parece que estemos por llegar a ese número de muertos. ¿Cree que
es porque esto no es tan mortal o contagioso como lo que se vio en 1918, o
porque nosotros, como comunidad global, estamos haciendo dando una mejor
respuesta de la que los modelos pudieron predecir?
—Realmente
no sabemos qué va a pasar en los países en desarrollo, donde vive la mayor
parte de la población mundial. Los casos reales reportados fuera de esos países
son bastante pequeños hasta la fecha. Pero a menos que haya algún factor
mágico, la probabilidad de que la gran mayoría de las muertes ocurran allí es
muy alta. Para ellos es más difícil aislarse socialmente y hacer lo que hemos
hecho. Así que creo que es prematuro predecir el eventual número de muertos.
—Hablemos de la imagen del mundo en
desarrollo por un momento. Hace un mes, me preocupaban los reportes de que
Brasil estuviera a punto de ser un desastre; que Sudáfrica, con su población
altamente inmunocomprometida, sería un desastre; que India estaría en una forma
terrible. Hasta ahora, no ha sido tan malo como a mucha gente le preocupaba que
resulte. ¿Por qué cree que es así?
—Eso,
para mí, es lo más misterioso. Espero que haya otras razones además de que
simplemente no están testeando suficientes personas y que las personas temen ir
a hacerse tests, o que las personas que viajan por el mundo están separadas de
la mayor parte de la población, por lo que el contagio de un trabajador que
vive en el barrio pobre puede haber tomado un mes extra o dos.Tienen una mejor
estructura de edad, pero tienen más contaminación del aire, mucho VIH, mucha
desnutrición, lo que se asocia con muy malos resultados. Hay una ciudad en
Ecuador que está experimentando un crecimiento exponencial. Así que estoy
averiguando, ¿tienen un metro en Guayaquil?
Ya
se sabe que en Nueva York y Londres todo resultó incluso peor que donde se
tomaron medidas por la pura densidad pura, o incluso de lo que la relación con
los viajes internacionales predecían. ¿Qué actividades conducen a estos eventos
de súper propagación?
—Para mí esta es la parte difícil. Las
piezas no encajan entre sí. ¿Por qué la ciudad de Nueva York se ve como se ve,
pero San Francisco ha mantenido esto bajo control? Y si la respuesta es solo un
distanciamiento social temprano, ¿por qué Florida, que cerró mucho más tarde y
tenía un liderazgo político muy pobre y una población mucho mayor, se ve peor?
Es lo mismo con algunos de los países en desarrollo. Me parece que hay
variables aquí que no estamos viendo o que no estamos midiendo correctamente.
—La
gripe, que ha existido durante mucho tiempo, mata a un promedio de 40,000
personas cada año. Y es asombroso lo mucho que no sabemos sobre la gripe. No
entendemos por qué la gripe es estacional. Es algo muy profundo esto de que hay
un período de tres meses en el que es muy activa y casi nueve meses en los que
es difícil encontrarla, dependiendo del hemisferio en el que se encuentre.
Las
enfermedades infecciosas no han recibido la profundidad [de atención] que
tiene, por ejemplo, el cáncer o las enfermedades cardíacas, porque en gran
parte se ha ido de los países ricos que impulsan las prioridades científicas.
Eso es una gran parte de lo que hace nuestra fundación: trabajar en las cosas
que matan a la mayoría de las personas, incluida la carga de enfermedades infecciosas
restante. Entonces no es algo que me impresione. Este es un síndrome muy
novedoso al que nos enfrentamos.
—Una cosa que aprecio de su trabajo es
que tiene una sección sobre lo que no sabemos. ¿Cuáles son las grandes cosas
que desearías que supiéramos y que simplemente no sabemos?
—La
estacionalidad y los efectos climáticos. Parece cada vez más certero que la
infección en los interiores es la parte dramática de la infección, y que la
forma en que funciona nuestra circulación en espacios cerrados como el metro
realmente funciona en contra nuestra.
¿Los
asintomáticos están ligeramente expuestos y, por lo tanto, no se encuentran
tanto en la cadena de infección? El mejor estudio
sobre eso en Singapur muestra que alrededor del 6 por ciento [de los casos
provino de una transferencia asintomática]. Pero otras personas han realizado
los estudios de diferentes maneras que dan, creo, cifras irrealmente altas.
Todavía no sabemos lo suficiente sobre la respuesta inmune humana. Eso es muy
importante, porque si es una respuesta muy débil, entonces no estás protegido
de una segunda infección. No creo que sea probable. Hasta que realmente estemos
mirando este plasma sanguíneo para ver cuáles son las respuestas de los
anticuerpos, no esta cosa de serología binaria que no es útil, estamos en un
territorio completamente desconocido.
—Para volver a lo que acaba de decir
sobre las pruebas serológicas binarias. Hemos visto algo de eso en los condados
de Santa Clara y Los Ángeles. Para aquellos que no están familiarizados con este
debate, lo que encontraron es una prevalencia mucho más alta de la
enfermedad y una tasa de mortalidad mucho más baja. ¿Por qué cree que esos
estudios no son confiables o útiles?
—La
tasa de falsos positivos en esa prueba de serología es muy, muy alta. Así es
como funcionan las estadísticas. Cuando se tiene un 98 por ciento que
ciertamente no está infectado, los falsos positivos abruman por completo los
datos reales. Entonces, ese estudio daría que hay 10 veces más personas que han
estado expuestas que quienes han mostrado síntomas. La mayoría de las otras
cosas –como Diamond Princess, Singapur, donde se estudian las cargas virales–,
mostraron más o menos dos o tres veces [la cantidad de personas expuestas].
Eso
se resolverá. Tenemos pruebas serológicas cuantitativas que se están aplicando a
nivel de población en aproximadamente cinco países diferentes, incluido un
trabajo que estoy patrocinando. Así que llegaremos al fondo de eso. De hecho,
sería mejor si más personas hubieran estado expuestas, si eso está asociado con
la inmunidad, pero eso también se desconoce.
—Estaba mirando un artículo que
publicaste en 2015 sobre la preparación para las pandemias. Y el punto que
destacabas fue revelador: constantemente ensayamos para la guerra contra un
enemigo de otro país. Ensayamos constantemente como parte de los juegos de
guerra militares de la OTAN o los Estados Unidos.
Las pandemias son algo bien conocido,
han sucedido a lo largo de la historia. Sabíamos que una iba a llegar eventualmente.
Y no estábamos haciendo estos ensayos previos. ¿Por qué cree que estamos mucho
más centrados en las amenazas mutuas que en las amenazas que provienen de la
naturaleza?
—Creo
que en parte es porque las epidemias menores que tuvimos realmente no afectaron
a los Estados Unidos. Si nos fijamos en los países asiáticos que lo hicieron
bien, muchos de ellos tomaron nota: primer paso, identificar todas las máquinas
de PCR. [Máquinas de reacción en cadena de polimerasa (Polymerase chain reaction machines),
usadas por laboratorios para copiar pequeños segmentos de ADN.] Paso dos: obtener
suministros para máquinas de PCR. No lo hemos hecho de manera razonable hoy, a
pesar de que tenemos más máquinas per cápita que nadie.
Lugares
como Taiwán o Corea del Sur, porque fueron golpeados con MERS o SARS, tenían el
manual. Abrieron ese manual, siguieron esos pasos y les ahorró el 10 por ciento
del PBI y el inmenso sufrimiento humano por haber tomado las enfermedades
respiratorias de manera seria.
El
hecho de que [una nueva enfermedad infecciosa] no haya estado en este país
durante tanto tiempo nos permitió no pensar en ella como una prioridad.
Desearía haber tenido más éxito en hacer que estas inversiones se realicen por
adelantado. Pienso en el pasado: ¿cómo podría haber sido más fuerte, más
articulado? Se hizo muy poco.
—En tu ensayo del 23 de abril
argumentabas que no solo necesitamos una política para reabrir, hay
innovaciones que necesitamos pero que aún no tenemos. ¿Cuáles son algunas de
las innovaciones que necesitamos?
—Hay
tres categorias. Debe haber una escalada de tests y, si se alcanzara un nivel
milagroso, es posible que quieras testear a todos antes de que suban a un
crucero o entren a un parque temático, o vayan a trabajar a un almacén. Estamos
lejos de eso. . El test es la primera gran categoría. También pondría el
rastreo de contactos porque es gran parte del régimen para reducir la
infección.
Luego
están las terapias o las drogas. Y finalmente, la vacuna.
—Comencemos entonces con los tests. Se
ha informado de escasez de cosas como reactivos e hisopos. En su opinión, ¿qué
hay entre el que tenemos y el tipo de régimen de prueba que desearía tener?
—Le
estamos mostrando a la FDA (Adminsitración de Drogas y Alimentos de EEUU) que
básicamente cualquier hisopo funciona. Se puede tomar un hisopo, ponerlo en una
bolsa de plástico y enviarlo de regreso, siempre que llegue a la máquina en un
plazo razonable. Así que con qué hacemos el test no debería ser un factor
limitante.
—Pasemos al siguiente grupo de innovaciones.
A falta de vacunas, ¿hay medicamentos en este momento que crees que son
prometedores y que podemos tener en un tiempo más rápido que las vacunas?
—Absolutamente.
Una terapéutica es más fácil. Esto está sucediendo en este momento, tenemos
estudios en curso. El Reino Unido está haciendo un buen trabajo en esto. Alemania
está haciendo un buen trabajo.
Hay
compuestos particulares, y no necesariamente los que se mencionan, que parecen
muy prometedores. Hay uno en el que se observa la sangre de pacientes
recuperados y se encuentran los mejores anticuerpos. Y luego se usa
directamente esa sangre o se fabrica ese anticuerpo. Ese es bastante
prometedor. Así que nos estamos organizando, ¿quién tiene los mejores
anticuerpos? ¿Quién tiene esa capacidad de fabricación? Y tratando de ponerlo
en marcha antes de fin de año.
—Dado lo que acabamos
de hablar, ¿cuánto cree que el factor limitante aquí resulte la capacidad de
fabricación de la cadena de suministro dentro de seis meses?
—Para
algunas de estos proyectos de vacunas, es difícil ampliar la fabricación, en
parte porque son novedosas o simplemente porque la química es muy compleja. Y
estás en un nuevo régimen cuando se habla de fabricar miles de millones de
vacunas. No fabricamos miles de millones de ninguna vacuna. Hacemos cientos de
millones, e incluso pero eso hemos tenido décadas de trabajo eficiente.
Incluso
el acabado, cuando al final se llena un frasco de vidrio: se trata de un vidrio
especial de grado farmacéutico; el mundo no tiene suficiente de eso. Así que
estamos trabajando para lograrlo porque todos las aproximaciones a la vacuna
deben ponerse en una frasco en algún momento. Espero que lleguemos al punto en
que se trate de la pieza de fabricación, porque allí las inversiones son como
máximo de miles de millones y se ahorran billones.
—Déjeme hacerle una
pregunta tonta sobre las vacunas. Veo bastante confianza en que habrá una
vacuna en, digamos, 18 meses. Y, sin embargo, no tenemos una vacuna contra el
VIH/SIDA. Hay muchos coronavirus contra los que hemos querido vacunas para
siempre. ¿Qué posibilidades hay de que en dos años, 3.000 millones de personas
hayan sido vacunadas de manera efectiva?
—Muy
probable.
—¿Por qué?
—Este
objetivo no es tan difícil como el VIH. Es decir, la proteína de la corona no
está cambiando su forma como con el VIH. Y para el SARS, realmente recibimos
una vacuna. Entonces la enfermedad desapareció. Y entonces nunca hicimos un
ensayo de fase tres. Incluso tenemos un antiviral para el ébola.
Así
que no creo que el coronavirus sea un objetivo imposible, pero no puedo
garantizarlo. Incluso ahora, estamos empezando a ver datos de animales.
Entonces, para fines del verano (septiembre), será bastante claro. Y creo que
al menos algunas de los 10 proyectos principales se verán muy prometedores.
—Cuénteme un poco
sobre su proyecto para establecer diferentes plataformas de fabricación de
vacunas por adelantado, sabiendo que aún no estamos seguros de qué tipo de
instalación vamos a necesitar.
—Bueno
[la Coalición
para las innovaciones en preparación para epidemias –CEPI, por las
siglas en inglés–] es el grupo que creamos para hacer mucho de este trabajo.
Hemos estado financiando directamente a estas personas. Algunos de ellos tienen
nuevos enfoques de ARN y uno tiene un enfoque de ADN. Estos nuevos enfoques
tienen ciertas ventajas, pero no es la idea apostar totalmente por uno de ellos
porque nunca antes se había hecho una vacuna de esa manera. Entonces, si se
observa el nivel de riesgo, es probable que se trate de las vacunas de
subunidades más clásicas, aunque se inicien un poco más tarde. Comprender los
mecanismos y la fabricación es sencillo para el caso.
—Hábleme sobre
algunos de estos nuevos enfoques. ¿Qué los hace diferentes y qué podría
mejorarlos?
—Por
lo general, se coloca una parte de la forma del virus, el sistema inmunitario
lo detecta, se da cuenta de que es algo extraño y se prepara de inmediato para
producir anticuerpos. Por lo tanto, generalmente se inyecta al menos parte del
virus. A veces todo el virus, pero está atenuado, por lo que no se multiplica
demasiado. A veces se toma el virus, se lo mata y se lo pega.
La
mayoría de las vacunas nuevas son vacunas de subunidades, en las que no se
inserta el virus completo. Simplemente se coloca un pequeño trozo, como la
proteína de la corona en el caso del coronavirus. En lugar de poner todo el
virus, lo que se hace es poner el código, las instrucciones para lograr esa
forma. Lo que tienes que fabricar es solo ARN, lo cual es trivial porque son
solo estos códigos conocidos los que se unen.
Por
eso es un enfoque prometedor que están tomando estas nuevas empresas: si
funciona, será la plataforma para una respuesta rápida en futuras pandemias.
—Si hubiéramos estado
invirtiendo fuertemente en la capacidad de producción de vacunas en los últimos
cinco o 10 años, ¿cree que hoy estaríamos en un lugar diferente?
—Oh
absolutamente. Podríamos hacer esto en un año.
Hay
una serie de cosas que hay que poner en práctica para entender: ¿Quién debe
intensificar y tomar las decisiones? ¿Dónde agrupamos este dinero? ¿Cómo van a
hacer los reguladores para llegar a una solución rápida en lugar de tener una
gran base de datos de seguridad?
Existe
un instinto político de las personas de verse bien o no verse mal. La crisis es
un momento difícil para pensar en todas las piezas que son necesarias. Es bueno
no tener esa respiración sobre ti mientras tomas estas decisiones científicas.
—¿Existen enfoques
regulatorios que podríamos tener en cuenta para que esto se mueva mucho más
rápido? La gente habla, por ejemplo, de “pruebas
de desafío humano“. ¿Le parece posible algo de eso?
—La
decisión depende de los reguladores. Sobre todo cuando de tiene una enfermedad
grave como esta, no es ético usar pruebas de desafío en humanos. Así que no
creo que se use aquí. En papel, sí, eso le brinda una forma más rápida de ver
si la vacuna es efectiva para que pueda acortar el cronograma. ¿Pero quiénes
son esos voluntarios? ¿Están completamente informados? Para la malaria está
permitido porque tenemos medicamentos que son completamente curativos. Pero
para la tuberculosis, el VIH, no está permitido. Y a menos que haya alguna
innovación descollante, no debería permitirse.
—En este momento en
los EEUU, no terminamos con los tests y la estructura de rastreo de contactos o
las innovaciones, y mucho menos estas innovaciones terapéuticas o de vacunas
secundarias. Y, sin embargo, varios estados están avanzando hacia la
reapertura. ¿Qué tan preocupado estás por los graves problemas de un segundo
pico?
—Estoy
súper preocupado por eso. A menos que sean muy graduales y elijan las cosas que
sabemos que no elevan la tasa de infección a más de uno, entonces tendrá esta
heterogeneidad donde algunas partes de los Estados Unidos estarán bien y otras
tendrán un mal desempeño. La tentación de prohibir el viaje entre esas partes
será muy difícil.
Sin
los tests, [la reapertura] es realmente algo ciego. Odio tener un récord roto
en esto, pero, ¿dónde está la priorización de las pruebas? Para la mayoría de
los lugares, a fines de mayo, principios de junio, tendremos los números de
casos bajos. Entonces, si se usa ese tiempo para arreglar las pruebas, iniciar
el rastreo de contactos, entonces la apertura tendrá sentido. Y eso no debería
ser algo político. Debería ser una cosa científica.
—Mencionabas un par
de veces el problema de priorizar testeos, que creo que es un problema con el
que las personas están menos familiarizadas. ¿Puedes hablar sobre lo que
debería ser versus lo que es?
—Algunas
personas tienen acceso a testear a los que no tienen síntomas, y algunas
personas con síntomas no tienen acceso a los tests. Por lo tanto, un porcentaje
sustancial de los tests no es útil. Es casi corrupto en el sentido de que si
tiene una relación cercana con su médico en un hospital, ingresará a su máquina
de PCR sin importar cuáles sean sus circunstancias. Y si no tiene ese tipo de
conexión, incluso si es un trabajador de la salud, puede volver a hacerse las
pruebas cinco días después. Por lo tanto, es difícil entender por qué la gente
no está indignada por esto.
—Como tecnólogo, ¿qué
opina de estas ideas de rastreo de contratos para hacer una vigilancia digital
a gran escala, utilizando teléfonos y Bluetooth para imponer la cuarentena con
información digital?
—Es
complejo de caracterizar. Algunos son más bien como una ayuda de memoria para
recordarte dónde estuviste. Entonces, si te llaman para una entrevista, se
puedes con precisión: sí, fui a esa tienda, y a esa otra. Eso puede ser útil.
Si
solo se usa Bluetooth, la distancia es demasiado grande, por lo que los falsos
positivos serán abrumadores. Sería cientos por persona en muchos casos. Algunas
personas van más allá y usan un sonido ultrasónico para ver qué teléfonos están
cerca. Pero incluso eso no es perfecto porque muchas de las infecciones ocurren
en un lugar donde se dejó una partícula de virus en una superficie. Una persona
se va con su teléfono; alguien más aparece una o dos horas después y toca ese
virus y se infecta. No hay proximidad telefónica allí.
Pero
el enfoque alemán, que requiere mano de obra, puede funcionar muy bien.
Mientras esa base de datos se administre correctamente, no interferirá con el
tema de la privacidad de la manera en que lo hacen algunos de los enfoques
asiáticos.
—En 2015 le pregunté
a qué le tenía miedo y me dijo que temía una gripe respiratoria letal y
pandémica. Estamos viviendo esa pesadilla ahora. Déjeme preguntarte lo
contrario. Pensando en tres o cinco años en el futuro más allá de la vacuna.
¿Qué espera?
—Espero
que esto haga a un mundo más unido. Después de la Segunda Guerra Mundial
creamos nuevas instituciones y evitamos con éxito tener otra guerra mundial.
Eso es algo fenomenal. No hemos disparado un arma nuclear como parte de un
conflicto. Y lo hicimos uniéndonos a través de una variedad de instituciones,
incluida la OMS sobre salud. Tan malo como fue, el resultado fue positivo.
Este
es un evento trágico. Lo bueno que salga de esto no compensará de ninguna
manera los problemas que causa. Pero debería decirnos que esta ciencia es
importante: utilicémosla para evitar pandemias. No vamos a estar fuera de esto
hasta que lo eliminemos del mundo entero. La prohibición del viaje es una
medida de fuerza bruta que tiene muchos efectos negativos. Incluso si tenemos
que hacer eso temporalmente, no es donde queremos estar.
—Pero también hay una
versión más oscura de eso. La gente podría aprender la lección de que estamos
demasiado interconectados, que nuestras fronteras están demasiado abiertas, hay
demasiada inmigración. Ya hemos visto a Donald Trump tratando de eliminar las
tarjetas verdes (de residencia en EEUU). ¿Le preocupa que esto conduzca a un
retroceso en la cooperación global?
—En
el caso de la Segunda Guerra Mundial, sabemos que Alemania y Japón tuvieron
algo que ver con causar la guerra. En ese caso, no fue solo un murciélago que
se comió alguien en algún lugar.
Podría
haberse dicho entonces que cambiarían permanentemente las actitudes hacia la
gente de Japón o Alemania, y durante el curso de la guerra, hicimos cosas horribles
que lamentamos. Pero eso terminó. Mi padre era parte de la ocupación en Japón y
no podía creer lo amistosos y cooperativos que eran. Muy rápidamente, los
ayudamos a construir. Se reconstruyeron. La sensación de beneficio mutuo era
muy fuerte allí a través de esas instituciones.
Tomamos
una situación mucho peor y la incorporamos a las instituciones y al crecimiento
económico y la innovación que hemos tenido entre la Segunda Guerra Mundial y
ahora. Espero que esto se vea así.
—Al comienzo de tu
ensayo dice que esto es como una guerra mundial, pero todos estamos del mismo
lado. Y lo que me llama la atención sobre este período en el que estamos es el
esfuerzo por crear lados. En Estados Unidos se pone el esfuerzo en echar la culpa
a China, tratando de hacer que la ONU llame al covid-19 el “virus Wuhan”. Y
China ha respondido del mismo modo.
Esto es algo en lo
que obviamente no solo debe haber cooperación mundial en salud pública sino
también cooperación económica para salir de la crisis. Y, sin embargo, hay
líderes que ven ganancias a corto plazo en el tipo de enemistad que les hará
más difícil sacar a su país del problema.
—Creo
que, al final, Estados Unidos se mostrará fortalecido, aunque ciertamente no
fue así hasta la fecha. El Congreso de los Estados Unidos ha sido el más
generoso en financiación del VIH para todo el mundo. Ha sido uno de los más
generosos con GAVI (Alianza para la producción de vacunas) en términos de
financiación de vacunas. El gobierno de los Estados Unidos ha ayudado a la
salud del mundo entero. Ha sido una gran parte de la reducción de muertes.
En
este caso, no solo es humanitario, se trata de relaciones estratégicas y se
trata de asegurarse de que la enfermedad no regrese a los EEUU a medida que
participamos en el comercio global del que nos beneficiamos enormemente. Así
que creo que lo que está viendo a corto plazo, en términos de cómo se está
involucrando Estados Unidos, no es donde terminaremos. Hay muchas voces que nos
empujarán a trabajar con Europa y con otros países y ser parte de las
innovaciones que llevarán esto a su fin.
—Estados Unidos ha
hablado sobre retirar los fondos de la Organización Mundial de la Salud. Hay
personas, creo que con razón, decepcionadas
por parte de la respuesta de la OMS. ¿Cómo debemos pensar en la Organización
Mundial de la Salud? ¿Por qué sería importante seguir adelante y continuar
financiándola?
—Hay
un gran incendio. El departamento de bomberos llegó 20 minutos tarde. Esto es
como decir: “Vamos a despedir a todos los bomberos”. Sí, deberíamos hacer una
autopsia. Pero muchas personas no respondieron tan rápido como deberían. Este
no es el momento de comenzar a echar la culpa.
La
Organización Mundial de la Salud es lo que ayuda a todos los países a
comprender qué sucede con las epidemias. Tienen un presupuesto muy pequeño. En
las películas muestran a chicos volando y noqueando el bioterrorismo. No tienen
presupuesto para eso. Su presupuesto es menos de una milésima parte de lo que
solo Estados Unidos gasta en atención médica. Hay personas que imaginan que
deberían haber hecho una vacuna, esa no es su función en absoluto. Simplemente
no están financiados para hacerlo. Han hecho muchas cosas buenas. Son una
institución necesaria.
Al
final del día, no creo que EEUU reduzca sus contribuciones y despida a muchas
personas de la OMS en medio de una crisis como esta. Creo que se desvanecerá.
Al menos, esa es mi esperanza.
—Sabíamos que una
pandemia iba a llegar en cualquier momento, pero no nos preparamos para ello.
Así que imagine que tomamos la lección, socialmente, de que tenemos que
prepararnos para los otros riesgos: ¿para qué debemos estar preparados ahora?
—Bueno,
las cosas son lo suficientemente difíciles. No quiero detenerme en el
bioterrorismo, pero cualquiera que sea la tasa de mortalidad de esta cosa, no
está cerca del bioterrorismo: viruela u otro patógeno que fue elegido
intencionalmente para una alta tasa de mortalidad, así como síntomas tardíos y
una alta tasa infecciosa. Afortunadamente, lo que debemos hacer para estar
preparados para una pandemia causada naturalmente es un subconjunto de lo que
debemos hacer para estar preparados para una pandemia inducida por el
bioterrorismo.
—Me pregunto cuánto
piensa acerca de cómo operamos la producción industrial de animales a nivel
mundial. Esto probablemente proviene de mercados húmedos en China y ha habido mucha
preocupación por las operaciones de alimentación de animales confinados en
otros países. La ONU ha dicho que la forma en que criamos animales es el
eslabón débil de la cadena mundial de salud pública. ¿Necesitamos repensar ese
enfoque?
—Nunca
se va a llevar a cero las enfermedades zoonóticas –enfermedades que cruzan las
barreras de las especies. Esto siempre será un riesgo y podemos prepararnos
para ese riesgo. Puede reducirse un poco el riesgo si se tienen menos mercados
húmedos y menos carne de animales silvestres, pero es muy difícil de regular en
las zonas rurales del África subsahariana. Si tuviera que decir de dónde es
probable que venga el próximo, eso sería todo. Eso es muy peligroso.
—¿Cree que debería
hacerse una compensación diferente entre el distanciamiento social y el
mantenimiento de las economías en esos países en comparación con los países más
ricos?
—Absolutamente.
Si presiona tanto que las personas no tienen acceso a la comida, creará
disturbios civiles. Eso es lo opuesto al distanciamiento social. En estos
países en desarrollo, las políticas matizadas son mucho más difíciles de
implementar porque su capacidad es simplemente menor. Creo que necesitamos
mucha innovación para elaborar políticas apropiadas para los países en
desarrollo. Y en este momento, en gran medida están tratando de hacer lo que
funcionó en los países ricos.
—Ha surgido una gran
cantidad de teorías conspirativas a su alrededor, debido a que estaba
prediciendo algo como el coronavirus, como que tal vez lo creó, para
aprovecharlo o para usar una vacuna para controlar a las personas. Entonces,
¿por qué creaste el coronavirus y cómo es estar en el centro de ese tipo de
teoría de la conspiración?
—Es
un poco triste, de verdad. ¿Quién hubiera pensado que Lysol –una marca de
desinfectantes estadounidense que el presidente Donald Trump recomendó a su
país que se inyectaran– tendría que recordarle a las personas que no se
inyectaran desinfectante en el cuerpo? Algunas personas realmente actúan sobre
estas cosas. La desinformación es peligrosa, particularmente en este tipo de
crisis donde aumenta la disposición de las personas a creer cosas exageradas.
Todos
estamos en una situación muy difícil: yo menos que otros, pero en general.
Entonces alguien dice que deberíamos culpar a este país o esa persona, que es
diferente a nosotros. Eso es algo peligroso. Y lamento ver que eso se ponga en
marcha. No creo que esté tan extendido, pero espero que se termine.
—Algo que me ha
impactado durante toda esta calamidad es cuánto depende una respuesta efectiva
de la confianza social y la solidaridad. Parece que estamos en un momento en
que nuestra capacidad de romper la confianza que las personas tienen en las
instituciones supera nuestra capacidad de aumentarla.Tengo curiosidad si tiene
alguna reflexión sobre eso.
—Si
nos fijamos en las cifras de confianza de la mayoría de los políticos, aumentan
drásticamente. Cuando los políticos están dispuestos a admitir lo que no saben
y mostrar que están tratando de hacer lo mejor posible al traer expertos, creo
que es genial que los niveles de confianza estén en alza.
El
cumplimiento del distanciamiento social ha sido muy alto. Con el tiempo, la
paciencia de las personas disminuirá, especialmente si reciben un mensaje
confuso de su liderazgo. Pero en general, tendrías que sentirte bastante bien
acerca de la actitud en el país. Si me dijeras que íbamos a cerrar todo esto,
habría predicho una reacción violenta.
La
gente entiende la muerte y la supervivencia. La mayoría de las preguntas que se
hacen son preguntas muy justas. Lamentablemente, los temas son lo
suficientemente complejos como para transmitir lo que sabemos y lo que no
sabemos es bastante difícil. Por eso hice el esfuerzo de escribir el memo. Y,
dentro de un mes o dos, sabré más y tal vez volveré a escribir.
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