Leo que Greg Mottola estrenó en el día de los enamorados una nueva comedia, Paul, la historia de "dos aliens y un muchacho del espacio exterior" —tal como reza el lema promocional en el afiche.
Mottola en el set de Paul. Foto de Wikimedia Commons.
Simon Pegg y Nick Frost, que escribieron el guión, también actúan y la voz del extraterrestre, Paul, es de Seth Rogen (Fanboys y el agente de policía drogota de Superbad, entre otras películas emparentadas).
Lo que vi hasta ahora de Paul es muy cómico —la voz de Rogen, el alien que parodia la actitud de "dude" entre los freaks con los que se refugia—, pero, como en los films anteriores de Mottola, lo que me intriga es su "tema" (y dicho en un sentido menos truffautiano que doméstico: el motivo que lo pone en esa cornisa en la que de un lado se cae en la nostalgia y, del otro, en el kitsch): Superbad y Adventureland* trataban sobre el fin de la infancia, sobre el momento en que las cosas van cambiar cuando el cambio cristaliza en el aire (la separación de los amigos al final de la secundaria, en la primera; y de cómo el verdadero amor viene con el ganarse la vida, la segunda). Pero Adventureland tenía el plus de estar ambientada en los 80, en los años de Reagan, cuando la infancia sólo podía perderse.
Paul, por lo poco que he visto, me suena de nuevo a eso y por eso tengo expectativas: esa figura redentora de los 80 —el alien perseguido, como E.T.— en su versión intrascendente.
Y eso no es todo, actúa Sigourney Weaver.
* Enlace al comentario de Carlos Schilling.
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