Federico Fritschi (Gálvez, Santa Fe, 1980) conduce desde
hace ocho años Más tarde que nunca en Radio
Universidad (FM 103.3, con un equipo que cuenta a Pablo Zini, Federico Aicardi,
Morena Velázquez y Florencia Coll) y condujo también el ciclo de documentales televisivos sobre la cultura
gastronómica santafesina Parte del plato
en Señal Santa Fe. Quisimos hacerle unas preguntas al conductor de uno de los
programas que mejor le toma el pulso a la ciudad o, al menos, a muchas de sus
escenas más valiosas.
—Tu programa se
mete en varios rincones de la música, la literatura, las movidas en Rosario, el
periodismo ¿cómo definirías a Más tarde
que nunca (MTQN)?
—Como el espacio en la radio para que tengan lugar esas
expresiones artísticas que nos interesan y de las que nos nutrimos. MTQN es una
cápsula de placer-trabajo, se mezclan ahí charlas que tienen que ver con el
universo musical, literario, teatral, el del cine o las series. Pero
también hay mucho de “nosotros”, del estado de ánimo con el que encaramos el
programa cada día.
—En los ochos años
que lleva al programa al aire, muchas veces saliendo en vivo desde
inauguraciones como las convocatorias de Joven
y Efímero en el centro cultural Parque de España, ¿cuáles son los cambios
más importantes que notás que sucedieron en la ciudad en ese ambiente “cultural-musical”?
—Rosario cuenta con una movida cultural muy rica, siempre
lo rescatamos. Es imposible cubrir todo lo que pasa porque la agenda es igual
de diversa como de intensa. Por eso decidimos hablar de lo que vamos a ver o de
aquello en lo que estamos realmente empapados. Vamos a hacer programas en vivo
desde distintos espacios de la ciudad. Estuvimos en Cultura Pan, el ciclo Joven
y Efímero del CCPE, en el Festival 404
desde el Espacio Cultural
Universitario y en Plataforma
Lavardén o la Alianza Francesa de Rosario. Nos movemos de la radio para
salir y ver qué pasa ahí afuera. Hacemos el programa mientras se montan las
muestras y vemos el trabajo del artista desde ese lugar. O generamos ciclos de
cine en casas de los oyentes del programa. Cuando te movés pasan cosas. Y
entendemos la radio desde ese lugar, un programa que se mueve al pulso de una
ciudad con infinidad de “agitadores culturales”.
—¿Cómo surgió el
espacio La vuelta a la manzana, en la que recorrés con algún artista una parte
de la ciudad que tiene un significado especial para él?
—Hace un par de años nos encontramos en un bar con Maximiliano Conforti, un
fotógrafo súper talentoso de la ciudad, me dijo que quería sacar fotos en
algunas entrevistas del programa. Le dije que eso era muy aburrido. Terminamos en
el café y dijimos ya vamos a hacer algo. Y este año empezamos con “Vuelta
a la Manzana” a mapear el rock de la ciudad, sale como micro la entrevista
por la radio y mientras recorremos la manzana con el músico, Maxi hace la suyo
con la cámara. Saca fotos del espacio urbano, de las calles y los lugares que
inspiraron a los músicos para crear su obra. El año próximo vamos a sacar un
libro con las fotos y las entrevistas. Ese espacio representa un nuevo lugar de
búsqueda, me interesa mucho el cruce de lenguajes y con “Vuelta a la manzana”
hacemos un poco de radio, otro de foto, entrevisto desde la incomodidad que
generan los ruidos, caminar, pensar y hablar, que siempre se complica cuando
nos pasa todo junto. Además, es otro encuentro con los músicos que “nos cuentan
como ciudad” a través de las canciones. Salimos a buscar esas marcas de la urbe
en la música. Son distintas miradas sobre la historia del rock de Rosario que
dan cuenta de la escena, de su tiempo. Creo que la ciudad, entre otras cosas, tiene
para aportar al rock Argentino una escena muy nutrida de bandas que vienen de
décadas anteriores y forjan la identidad musical de acá. Y nuevas camadas de
bandas jóvenes que la están rompiendo y generan un constante random de nombres
para agigantar el mapa musical del pago.
—El programa a su
vez tiene un blog que es muy interactivo, intenso, ¿cómo es tu relación con
internet, cómo es la relación tuya y del equipo con la web?
—Todos los integrantes del programa usamos mucho las
redes sociales. Creemos que circula otra información por esa vía que es
necesario complementar con la lectura de los medios tradicionales. El blog del
programa se sustenta colaborativamente y da la posibilidad de ver y escuchar
los contenidos del programa cuando quieras. La idea es que si no lo escuchas
por la radio se puedan escuchar MTQN.
—¿Cómo te
formaste, cuánto influyó tu tránsito entre tu ciudad natal y Rosario en tu
formación?
—A los 12 años con mi primo Sebastián grabamos un casete
imitando al Negro López, un crack de la conducción y animación de la ciudad de
Gálvez, nos encantaba el programa que hacía. Gritaba y arengaba en la previa
del boliche. Al ser muy chicos no íbamos al boliche aún pero nos juntábamos a
grabar programas de radio. Un día le caímos con el casete y le dijimos: “Che,
te imitamos en esta grabación”. Se cagó de risa y la puso al aire. Y de ahí nos
quedamos haciendo un programa de radio los días sábados. En las ciudades más
chicas siempre es más fácil entrar en una radio y hacer experiencia. Después ya
lo tome como un trabajo y la verdad es que quiero hacer radio toda mi vida. Soy
feliz. No tiene la exigencia de la tele, uno puede ser muy libre haciendo
radio. Me vine a Rosario y estudié Comunicación Social y Locución. Esas
carreras me dieron herramientas para seguir haciendo lo que me gusta y poder
vivir de esto.
—¿Cuáles son las
ventajas y desventajas del trabajo en Radio Universidad?
—El año próximo radio Universidad cumple 20 años y hace más
de 10 que trabajo ahí. La ventaja es que pudimos armar un grupo de trabajo
hermoso para hacer MTQN, donde cada uno aporta desde su lugar, la radio da esa
posibilidad. La desventaja es que la radio podría llegar a mucha más gente.
—¿Cuál te parece
que es el público promedio de MTQN y qué sorpresas te llevaste al respecto?
—Siempre es muy difícil saber quién te escucha. Tenemos
mucha interacción con nuestros oyentes, el público promedio es “curioso”. También
escuchan muchos universitarios y tiene un perfil bastante artie el oyente del programa. Pero incluso caímos en la cuenta de que
es un público de edades dispares. Un día dijimos si podíamos ir a la casa de
alguien a ver una película y cuántos se sumarían. Así comenzó el ciclo de cine “Tenemos
que ver”: el dueño de casa decía cuántos podían ir a su casa y ahí notamos que
los oyentes eran de edades muy diferentes.
—¿Qué programas,
periodistas o conductores radiales podría decirse que te formaron a lo largo de
tu vida?
—Los de Gálvez primero porque fueron los que escuché de
chico. Oscar Felcaro, otro conductor de radio y TV de la ciudad me dio
confianza para trabajar en los medios. Por otro lado era muy fanático de
Rock&Pop, acompañaba a mi viejo a Buenos Aires con la idea de escuchar la
radio y anotaba los separadores (los copetes) en un cuadernito, me gustaba
mucho la artística de la radio y su actitud. No llegaba esa radio a mi ciudad
así que escucharla en esos viajes era un flash. Cuando me vine a estudiar a
Rosario no me perdía nunca el comienzo de ¿Cuál
es? Era un programa que tenía todo lo que me gustaba escuchar en ese
momento. También cuando llegué a Rosario descubrí un programa en Radiofónica
que se llamaba Orejas de Burro, con
el tiempo me enteré que era Pablo Franza el que lo hacía, cuando lo conocí le
di las gracias por ese programa. Y sin dudas Coki Debernardi fue del que más
aprendí, por el clima que generaba en las entrevistas en piso y sobre todo por
su humor, en radio también hay que entretener y eso no se aprende fácilmente.
Cuando hacíamos La Noche de Bárbara y
Dick en Rock&Pop aprendí de música como de radio un montón y la verdad
es que Coki fue el maestro de esas ceremonias.
—Tres discos que
te hayan gustado mucho.
—AM de Arctic Monkeys
es un disco que me gusta mucho. Son la banda sonora de este tiempo, suenan
modernos y tienen un vivo demoledor. A las influencias del pasado no las
sobrevaloran, están atentos a hacer la música de este tiempo. Cerca de las
nubes, de las Pelotas: también me gustaron las canciones de ese disco.
Son 12 temas de los cuales la mitad son muy tranquilas desde lo musical y
contundentes desde la lírica. Y la otra mitad del disco va súper al frente. Se
puede escuchar como dos lados de un vinilo (Cara A, Cara B). Me interesa lo que
hacen las bandas con las que uno creció del rock argentino. Es el disco en el
que definitivamente se sacan la mochila de su historia y dan un giro
importante. El
último de Paul McCartney lo pasamos tema por tema en el programa y no podíamos
creer que el tiempo pase y Paul siga sin pifiar nunca. Es un Beatle vivo y lo
demuestra disco tras disco.
—¿Y tres libros que
te hayan gustado?
—La ley de la
ferocidad es una novela de Pablo Ramos que me
marcó mucho. Ramos escribe como un boxeador, sus libros me noquean. Patti Smith,
Éramos unos niños, me gustó por lo
que ella cuenta sobre su vida antes de ser realmente conocida y su amistad con
Robert Mapplethorpe. Es un libro de memorias de artistas entusiastas y
apasionados. Boom
La revista de Rosario, la antología de Osvaldo Aguirre: me gustó mucho
meterme en la historia de la revista Boom.
El de la revista fue un momento muy alto del periodismo de la ciudad que no me
tocó vivir. Para eso los libros nos dan una mano inmensa. Salió poco tiempo la
revista pero dejó su marca y a través del libro podemos acceder a esas
historias los que gustamos de esa forma de hacer periodismo.
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