Ray
Donovan (Showtime, 12 episodios), la historia de un fixer que arregla los conflictos
criminales de las estrellas de Hollywood pero no ha podido reconstruir los
puentes con su familia: desde su padre que es un ex convicto hasta sus hijos
que comienzan a asumir solapadamente el legado del padre. Actúan Jon Voight,
Liev Schreiber y Elliott Gould.
The
Americans (FX, 13 episodios), el asunto acá es el matrimonio: Los
Jennings (Keri Russell y Mathew Rhys) actúan como matrimonio, con sus dos
adorables hijos americanos que viven en Washington, pero son espías de la KGB y
tienen de vecino a un agente del FBI. Es el año 1981 y el FBI persigue
comunistas. Todo lo irreal del mundo de los espías –sus lealtades, traiciones y
trampas– son más reales en el universo del matrimonio.
Rectify (Sundance
Channel, 6 episodios), en los 90 una familia de un pequeño pueblo de Georgia
despide a su hijo adolescente, quien se va al pabellón de la muerte acusado de
un crimen que no sabemos si cometió o no. Con apelaciones la sentencia a muerte
se posterga como 30 años y el hijo sale, vuelve a la casa y al pueblo hecho
casi un zombie: un ser suspendido en el tiempo, ni vivo ni muerto. La familia
también va contaminándose de esa no-vida. La escribe, dirige y produce el
escritor, director y actor Ray McKinnon. Actúa Abigail Spencer, que no es un
dato menor.
Top
of the Lake (BBC2 + Sundance Channel, 7 episodios) Es el paraíso “indie”
bien entendido, la hicieron productoras de cine australianas en locaciones de
Neo Zelanda. Actúan Holly Hunter y Elisabeth Moss, y la escribió y dirigió Jane
Campion. O sea, es una película de Campion de poco más de seis horas.
The Fall
(BBC, 5 episodios)
Como para que quede claro que no es la angelical
Dan Scully de X-Files, la primera imagen que vemos de Gillian Anderson en The Fall
nos la muestra con una máscara facial verde (verde: como los marcianitos), en
el baño, poco antes de quitársela con una toalla. La puesta en escena de esa
aparición es un dato para el espectador atento: “Pibe, sacate de la cabeza a
aquella agente inmaculada del FBI, esto es Irlanda del Norte”, parece decirnos.
Anderson persigue a un asesino serial al que vemos cometer sus crímenes y
desarrollar su vida cotidiana (es un psicólogo social). Transcurre en Belfast.
El título está tomado de una línea del poema de T.S. Eliot “The Hollow Men”
(forma parte de la educación básica de cualquier estudiante avanzado del Reino
Unido e incluso Estados Unidos). El relato se apoya en la investigación porque
es la investigación la que pone un relato a la pornografía (en todo sentido) de
los crímenes).
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