Siempre admiré a Ferry –si Roxy Music no fue la banda de sonido de mi primera juventud es porque estaba demasiado distraído siendo joven en San Nicolás, provincia de Buenos Aires, en 1978. Ferry tiene la rara virtud de ser un crooner fuera de tiempo: demasiado pop para ser una cantautor, demasiado glam. Boilen dice que este disco "reimagina el glam rock de Roxy Music y la música de su compositor y cantante, Bryan Ferry, al estilo de una banda de hot jazz de los años 20". Luego celebra que esos himnos de los 70 y 80 sean reversionados bajo la supervisión de Ferry para este disco grabado en mono y alude a su cosa sensual y fuera de tiempo.
Sí, otra vez nuestra querida anacronía. A Ferry sólo le hacía falta envejecer para espetarnos las canciones que hizo en su juventud, como "Avalon", o "Love is the Drug", pero hechas ahora como piezas de un museo personal, efímero como la duración de cada canción; efímero porque hay algo que desaparece del glam Ferry y vuelve con el jazz Ferry.
¿Cómo haría un crooner canciones instrumentales? Claro, apelando a lo que todos conocemos de las canciones, porque las canciones son algo por todos conocidas.Las canciones se cantan a sí mismas, celebran su larga melodía, su cuerpo frankensteniano: un cuerpo con retazos de otros cuerpos.
"Funciona si conocés las canciones como si no", agrega Boilen.
Ah, podrían separarse mundos a partir de estas canciones: los que están habitados por eso que trae The Jazz Age y los que no.
Acá se puede escuchar el disco:
Y acá armé una lista de reproducción para escuchar primero la versión jazzeada y luego su original:
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