La serie Game of Thrones
cobró un nuevo ímpetu en la sexta temporada en curso, celebrado por los críticos
de Deadline, por ejemplo, pero no
tan aplaudido desde un sitio más exigente, como AVClub.
Es que el creador de las novelas Canción
de hielo y fuego, en que se basa la tira televisiva de HBO, George R.R.
Martin se tomó mucho más del tiempo estipulado para terminar su sexto libro de
la saga y dejó las manos libres de los guionistas de la serie. Así, según
coinciden muchos, los arcos narrativos de los personajes tienden a resolverse
con una celeridad mayor a la mostrada en las dos temporadas anteriores, de una
llanura pampeana en el desarrollo argumental. El último episodio (octavo en
esta temporada) “No one” –nadie– es un juego en espejo de varios de los
personajes centrales: Ayra Stark, que debe escapar de la secta de asesinos a la
que se unió jurando ser “Nadie”; Cersei Lannister, la reina regente o madre que
es relegada al lugar de nadie en la corte, y su hermano y amante, Jamie, quien
debe decidir quién es el juego de la guerra y el poder.
Game of Thrones es
también fuente
de inspiración para los creadores de Westworld,
también de HBO y una de las series más esperadas del año, basada en la película de ciencia ficción
de 1973 protagonizada por Yul Brynner y escrita y dirigida por el finado
Michael Crichton.
Jonathan Nolan (escribió junto con su hermano Christopher la saga Batman, Interstellar, entre otros films), Lisa Joy y el ubicuo J.J. Abrams son los responsables de este refrito de Westworld (en criollo: Mundo Oeste) que se estrenará en el otoño del norte (fines de septiembre, no hay aún una fecha precisa), aunque fue terminada de filmar en enero. Es que desde HBO estuvieron todo este tiempo retocando la edición y el guión en pos de no repetir el porrazo que se pegaron con la puesta al aire de Vinyl, la serie que desarrollaron Terence Winter, Martin Scorsese y Mick Jagger.
Westworld trata
sobre un parque temático del futuro en el que los asistentes se meten en el
universo de la conquista del Oeste americano y tienen libertad de matar a
quienes se le interpongan, porque sus oponentes son robots programados para ese
fin. Nada más y menos que Anthony Hopkins (junto con Ed Harris y Evan Rachel
Wood, uno de los protagonistas de la serie), la
definió como “una oscura odisea acerca del amanecer de la conciencia
artificial y el porvenir del pecado”.
Durante un panel que se hizo en Austin, Texas, esta semana en
el ATX TV Festival, estuvieron presentes
Hopkins, Wood, Harris y James Marsden, otro de los protagonistas de la serie, y
mostraron algunos clips del show, en los que se nota, según los críticos, la
presencia de tópicos que pertenecen tanto a la ciencia ficción como al western.
Nolan, quien fue parte del panel, fue el que reconoció que fue
Game of Thrones la serie que les hizo
sentir que podían sacar adelante Westworld.
También señaló que además de mezclar ciencia ficción y
western, la serie presenta algunos momentos de de comedia. “De hecho es en
muchas partes una comedia de situaciones”, agregó Nolan.
El escritor y productor incluso relató un episodio, cerca del
final de la filmación, una escena de alta tension. “Sobre el final –narró Nolan–
se trata de este contraste entre la vida artificial en el que viven nuestros
personajes. Nuestra serie es acerca de unos robots que no se dan cuenta de que
están inmersos en un falso Oeste y piensan que eso es real. De modo que los
actores intentaban imaginarse cómo ese so hasta que alguien se da cuenta y exclama:
¡Un momento, esto es como si fueran unos malditos actores!”
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