Esta es la trama de la serie de tevé: estamos a mediados de los 80. Hay
un grupo de niños que se mueven en bicicleta en un pequeño pueblo del interior
de Estados Unidos. Hay un ser con poderes que puede hacer volar autos. Hay un
grupo del gobierno que lo persigue. Hay un secreto terrible que puede cambiarlo
todo y agentes sin identificación que buscan a cualquier precio que se conozca.
Hasta el lector más distraído se apura y exclama: “ET”. Bueno, sí y no. Sí, es
un sentido homenaje al cine de Steven Spielberg –que ya tuvo sus homenajes de
manos de uno de sus más fieles discípulos, J.J. Abrams, cuando rodó “Súper 8”
en 2011–, pero también a todo un cine que cuenta entre sus cimas a “Cuenta
conmigo” (Rob Reiner, 1986): las películas en las que un grupo de niños o
jóvenes despertaban a la vida al tiempo que se terminaba el sueño americano.
Imagen tomada de Slate.
La serie se llama “Stranger things” –“Las más extrañas cosas”– y los ocho episodios de la primera temporada pueden verse en Netflix desde el viernes último. En ningún lado pudimos leer que vaya a haber una segunda parte, pero la escena final, en el octavo episodio, siembra una intriga que podría resolverse en una nueva temporada.
El primer episodio de la serie nos muestra a cuatro amigos de 11 años
en el sótano de una casa de Hawkings, Indiana (un pueblo ficticio), en 1986.
Juegan a “Dungeons & Dragons” (“Dragones y mazmorras”) el antecedente más
directo de lo que luego fueron los juegos de rol, hasta que los tres invitados
se despiden y encaran el camino a casa en bicicletas. Uno de ellos, Bill Byers,
desaparece esa misma noche. Si bien tenemos una vaga idea de las circunstancias
terribles de su desaparición, no es sino hasta el quinto episodio en que
comprendemos lo que sucedió.
Influencia
Los hermanos Matt y Ross Duffer, encargados del desarrollo y la
dirección de al menos seis de los episodios de la primera temporada de la
serie, se encargan de dejar en claro, a través de diálogos que nunca se apartan
de la trama, las influencias del relato: desde Stephen King (las conspiraciones
y secretos del gobiernos que en 1986 aún libraba la Guerra Fría y desarrollaba
armas secretas –por lo general biológicas o de destrucción masiva, aunque aún
subsistía la leyenda del proyecto MK
Ultra, con el que la CIA, a través de drogas como el LSD, pretendía
desarrollar agentes con súper poderes mentales–) al J.R.R. Tolkien de “El señor
de los Anillos” y “El hobbit”, que los niños invocan al pensar estrategias defensivas
en la escuela a la que van, donde son acosados por un par de patoteros.
“Stranger things” está protagonizada por Winona Ryder –quien comenzó su carrera a mediados de los 80– y David Harbour (interpreta a un sheriff obsesionado por el recuerdo de su pequeña hija muerta de cáncer). Aunque destacar el protagonismo de Winona no significa minimizar el del grupo de niños quienes, realmente, son el alma de la serie: en su destreza, su expansiva fantasía, su aislamiento –el mundo de los 80 está poblado de adultos incapaces de ver más allá de sus narices y pretenden una normalidad que la presidencia paranoide de Ronald Reagan echa por tierra– y su fragilidad, somos guiados por los distintos géneros en los que se desliza la trama; de la aventura al terror, de la ciencia ficción al drama juvenil que abordaron directores clave de los 80, como Spielberg o Rainer, pero también el grandioso Joe Dante (“Gremlins”, “Exploradores”) o John Carpenter (la música de la serie tiene el tratamiento elemental de teclados sintetizados y monocordes como el de las bandas de sonido de las películas de Carpenter, cuyo mejor ejemplo podría ser “Halloween”, del que el mismo director hará una remake el año que viene).
El otro lado
Los 80 son, desde luego, otro de los temas de la serie. Los 80 de
Reagan, los últimos pasos de la carrera armamentista de la Guerra Fría, cuando
aún la propaganda anticomunista –según la cual una “América” libre era la
última línea de defensa ante el insensible enemigo rojo– era capaz de prodigar
matrimonios sin amor –como el de los Wheeler, cuyos dos hijos, la adolescente y
el niño nerd protagonizan la aventura a espaldas de sus padres– y separar
matrimonios en los que alguna vez hubo amor, como dice uno de los adolescentes
a propósito de sus progenitores, cuya separación los aísla moralmente del resto
de la sociedad pueblerina.
La pregunta de estos jóvenes se sintetiza en la canción de The Clash
que sirve de himno de una de las partes centrales de la trama: “¿Debo quedarme
o debo irme?” (“Should I stay or should I go?”).
“Pertenecemos –dijeron los hermanos Duffer– a la última generación que
creció sin un teléfono celular, sin toda esa parafernalia de la tecnología. Si salíamos
con amigos se sentía como si realmente pudiéramos perdernos en una gran
aventura”.
Filmada incluso con los colores y los planos claustrofóbicos de los 80,
los hermanos Duffer hacen algunos desvíos pero no olvidan nunca las simetrías
fundamentales de la trama: el sheriff que perdió a su hija y comprende que el
dolor pertenece a otro mundo y deja a las personas en una vida en suspenso, el
joven desorientado que toma fotografías y evita hablar con las personas porque
dice que las fotos muestran eso que las personas prefieren callar, los niños
que pueden enfrentar el horror porque primero han jugado con él en “Mazmorras y
Dragones”.
Hasta que el quinto episodio nos revela algo que vagamente
sospechábamos, que hay algo así como un mundo paralelo, uno detrás del espejo
que se llama “The upside down”, el revés o el otro lado. Un reflejo oscuro de
éste al que algunos científicos pensaron alguna vez como el Multiverso.
Gemelos
Los hermanos Duffer son gemelos. Se ganaron ciertas palmadas de la
crítica cuando el año pasado estrenaron la película independiente de terror
“Hidden” (“Oculto”), tras haber participado del equipo de guionistas de la
serie “Wayward Pines” –creación de M. Night Shyamalan. Tienen 32 años y
nacieron en Carolina del Norte, de modo que las películas a las que aluden en
su serie, las de los 80, se estrenaron cuando no tenían edad suficiente para
disfrutarlas o antes.
Como sucede en series como “The Americans” (ambientada a principios de
los 80) o en “The Leftovers” (sucede en un futuro cercano en el que desaparece
el 3% de la humanidad), hay temas que se imponen, como si se tratara de
umbrales a través de los cuales entrar de nuevo en el presente –al fin y al
cabo, esto también es televisión–; según cuenta Matt Duffer a un periodista de la
revista Vulture, la idea original nació a partir de imaginar “la historia
de un niño paranormal que desaparecía”, lo que los llevó a los experimentos que
la CIA desarrolló desde mediados de los 50 y se revelaron a fines de la Guerra
Fría, como el MKUltra. Entonces surgió esto de homenajear las películas de los
80 que los hermanos habían visto como diez veces en VHS.
“Estas películas –dice Ross Duffer– y los libros trataban sobre gente
ordinaria que de repente se ven metidos en aventuras extraordinarias. Es como
mi madre y como mi amigo, y esa persona es como yo, a pesar de que se topen con
estas cosas increíbles. Ese siempre fue nuestro tipo favorito de historia. El
pico de ese tipo de historias en las que la gente común se encuentra con cosas extraordinarias
se dio en los años 80. Y es muy interesante cómo esas películas –como “E.T.” o “Los
Goonies”– se han convertido en puntos de partida para las generaciones que aún
están por venir. Mi hijo de 9 un día me dijo entusiasmado: ‘¿Alguna vez viste esta
película? Se llama ‘Volver al futuro’. Es muy buena’. Son películas que muchos
niños de hoy han visto, y para todos tienen una especie de calidad intemporal. Sí,
la serie es de interés para personas que crecieron con estas películas, y las van
a ver en nuestra serie, que también va a trabajar para una nueva generación”.
Sobre el trabajo con el grupo de niños que actuó en la serie, Ross
Duffer es muy específico: “Sabíamos que un mal funcionamiento de los niños
mataría la serie, porque descansa sobre los hombros de estos niños. Lo que buscábamos
era que los niños se sintieran reales, naturales. Por supuesto, ‘Cuenta
conmigo’ es, para mí, la cima de protagonistas jóvenes de películas. Sentís como
si a esos chicos ya los conocieras al instante que los ves. Así que descartamos
muchos de esos niños de hoy en día, que pasan por esta formación a lo Disney,
donde se les enseña a ser lindos y reproducirlo para la cámara, o que tratan de
hacer reír. Lo que buscábamos eran niños que se sintieran como si ya los conociéramos”.
Imagen tomada de Gambitmag.
Sobre la inclusión de Winona Ryder en el elenco de “Stranger Things”, los hermanos Duffer dan también una definición que encaja con muchas de las series actuales –sobre todo tratándose de una serie de Netflix, que puede devorarse en una fin de semana–: “Nos estaba asignando la idea de poner una estrella de cine en este papel porque siempre vimos esto como una gran película de verano de ocho horas”.
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