Hasta la fecha, y mientras hacemos el duelo por Fringe, esperamos el regreso de Breaking Bad (en julio de este año), de The Walking Dead (el domingo 10 de febrero próximo), Game of Thrones (el 31 de marzo de 2013) y las otras series que vemos, tenemos lunes, martes y miércoles ocupados con tres nuevas tiras.
Lunes. The Following, que en argentina se verá en Warner a partir del 21 de febrero, va ya por el segundo episodio. La protagoniza Kevin Bacon: un ex agente del FBI, ahora alcohólico que atrapó hace casi diez años a un asesino serial que acaba de escapar de la prisión. De modo que el FBI vuelve a llamar a Ryan Hardy (Bacon), que escribió un libro incluso sobre el asesino: Joe Carroll (James Purefoy). Pero no sólo el FBI está interesado en nuestro investigador, escritor, mamerto. También el diabólico asesino, que es un escritor y profesor de literatrura especializado en Edgar Alan Poe, cuya obra convirtió en una suerte de doctrina de un culto que tiene seguidores que idealizan la muerte y, claro, practican esta nueva religión cometiendo asesinatos; también el asesino quiere que Hardy participe en la trama. Porque Carroll (podría pensarse en una alusión al autor de Alicia, pero hasta ahora no hay ningún dato de la puesta en escena que nos lo indique), al parecer, tras asesinar a una docena de jóvenes bellas en quienes dejó su firma personal arrancándoles los ojos, está celoso porque Hardy tuvo un romance con su esposa y madre de su hijo cuando el esposo-asesino ya estaba en chirona. En fin, una cosa es matar, pero otra muy diferente es que le metan a uno los cuernos.
Así, la historia desfila por una suerte de vaivén: por un lado, los acólitos de Carroll cometen crímenes que Hardy y el FBI deben descifrar; por otro, Hardy debe resolver en cada episodio el capítulo que Carroll le ha preparado en una trama cada vez más compleja y de la que parece tener el dominio. Del culto creado por Carroll y sus seguidores sólo puede decirse hasta ahora lo que Kevin Williamson, creador de la serie, tiene en claro: "su nombre es legión".
Martes. Utopia. Una miniserie inglesa de seis episodios (va por el tercero), en Channel 4, igual que Black Mirror, que me llegó recomendada por Pablo Zini. El creador es Dennis Kelly, con una trayectoria breve en televisión pero grossa en teatro (y sabemos que el teatro inglés puede ser grosso, sobre todo si lo escribe alguien de apellido irlandés). Incluso en el primer episodio, en el que se desarrolla brevemente la trama conspirativa de la serie, hay alguna alusión a Spooks, una de las creaciones de espionaje de Kelly. En Utopia todo está por decirse y, una vez dicho, llega un asesino y con él la muerte. La clave está en unos experimentos que tuvieron como protagonista a un científico ya muerto, en los 70, y que, según se infiere, tenían como propósito modificar algo de la raza humana que, en el presente, cuando transcurre la historia, ha degenerado en una cosa terrible. Lo más interesante de todo es cómo nos llega la información o, mejor incluso, cómo se ha cifrado en la trama, en la diégesis: las claves de aquellos experimentos de los 70, que en la actualidad hicieron poderoso a un laboratorio industrial, se difundieron a través de un cómic que se llama, precisamente Utopia (sin acento porque es en inglés, se entiende).
En el artículo que publicó The Guardian cuando se anunció el estreno de la serie, se destaca el papel de Neil Maskell como asesino y se señala, precisamente, su caracterización en "el molde de los monstruos clásicos como Frankenstein o La Momia", cosa que el personaje, de un modo terrible, también encarna.
Miércoles. Acaso la más prometedora, por las razones que ya expusismos acá, se The Americans, cuyo episodio 2, ¡ay!, se emite recién en cinco días.
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