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domingo, 25 de mayo de 2014

el fantasma en la máquina


Sí, hubo cierto revuelo el año pasado cuando se anunció la serie, porque la producían dos de los productores de Breaking Bad, Mark Johnson y Melissa Bernstein (que entonces había cerrado su ciclo con una popularidad súbita), y porque Juan José Campanella (que venía de ganar un Oscar y estaba por estrenar Metegol) dirigiría el primer episodio. Se sabía que la serie estaría ambientada en los tempranos 80 e involucraría a una serie de personajes vinculados con el entonces creciente e incierto mundo de las computadoras personales. Halt and Catch Fire (en inglés: “detenerse y prenderse fuego”) se estrena al fin en AMC (uno de los principales canales productores de series) el domingo 1 de junio próximo. Lee Pace (El hobbit, Crepúsculo) junto con Scoot McNairy (Argo, Killing Them Softly) y Mackenzie Davies (Las novias de mis amigos, Tocando fondo) forman el trío que protagoniza la serie, que transcurre en Texas, en una compañía eléctrica a la que llega Joe McMillan (Pace) con intenciones de convertirla en una plataforma para competir con IBM, la fábrica de registradoras que entonces era el gigante de la computación.

Como Mad Men o The Americans (una transcurre a principios de los 60; la otra, a principios de los 80) hay también en Halt and Catch Fire (que aún no tiene fecha de emisión en América latina) un registro de época que podríamos llamar “abisal”: como si la condición irredimible del presente requiriese que se eche luz sobre los últimos días mediante el regreso a tiempos en los que aún podía contemplarse sobre el abismo un resplandor utópico (delante de Mad Men estaba Mayo del 68 y la revolución beatnik; delante de The Americans, la caída del Muro de Berlín, y así). Porque las series tratan, precisamente, sobre la utopía, sobre la posibilidad de construir una vida en este mundo a partir de un horizonte utópico que fue cancelado. Para resumirlo con la célebre frase de Mark Fisher: “Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.
Sin embargo, a diferencia de Mad Men y como en The Americans, Halt and Catch Fire (HCF) no abunda demasiado, al menos en su episodio piloto, en detalles de época o, mejor, la época es parte de la historia, no “la” historia. Hay bromas, sí, como la de Cameron Howe (Davies): “Quiero trabajar en el programa misilístico de Reagan”; o situaciones, como la de Gordon Clark (McNairy) reparando una minicomputadora de juegos verbales de sus hijas. Por fuera de eso, los 80 son menos un artefacto creado para la pantalla que un contexto verosímil para una historia sobre el éxito las profecías y las tentaciones.
La puesta en escena de Campanella, a todo esto, merece destacarse. Si bien el comienzo es algo convencional (un armadillo cruza lentamente la carretera y es arrollado por el bólido que conduce McMillan: una metáfora de esos caminos que se cruzan; el de la naturaleza, por una parte, pero también el sentido de los recorridos; mientras el armadillo intenta cruza al otro lado, McMillan se dirige en línea recta a un destino que conoce), en la presentación de los personajes es impecable. Sobre todo en el de Gordon Clark (McNairy), a quien introduce en la historia en un primerísimo primer plano de sus ojos, que miran de modo oblicuo hacia la puerta de una celda: Clark, hasta la aparición de McMillan, ya no mira las cosas de frente, etcétera (abundar sería caer en adelantos de la trama).
Las reseñas que aparecieron hasta ahora del primer episodio de HCF no son muy exegéticas y están marcadas por ese hábito infame del periodismo de espectáculos: festejar a las celebridades, en este caso, Lee Pace. Sin embargo, el enfrentamiento que viene a plantear el comienzo de la serie entre una pequeña compañía texana e IBM (la corporación dueña de las patentes del software de las PC de entonces), viene a refritar el enfrentamiento burocrático actual por la propiedad de los contenidos (copyright). Pero como ya conocemos la historia (es decir, sabemos que IBM perdió la batalla por las computadoras y se hundió en las marejadas de innovaciones que trajeron Microsoft y Apple, entre otros –en ese terreno y sólo en ese, porque sigue siendo una corporación internacional–, con sus toneladas de patentes y papeleos), parece fácil predecir hacia dónde van los personajes. Claro que esto no es así. De otro modo, McMillan no nos sería presentado como un Lucifer (el que trae la luz y la tentación). Es de esperar que ese momento liminar al que nos traslada la serie (principios de los 80, comienzos de la carrera por las computadoras tal como las conocemos hoy como vaticina Cameron Howe en una de las primeras escenas: conectadas a una red como la telefónica) nos señale también el momento abismal que transitamos en la actualidad.


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“Halt and catch fire” (detenerse y prenderse fuego, más conocido por sus sigla: HCF), según recoge Wikipedia del Nuevo Diccionario Hacker, fue un comando en principio ficticio de los primeros años de la computación. Si bien el “catch fire” (prenderse fuego) se supone metafórico, la idea era que al introducir en el lenguaje Basic la orden HCF los mecanismos de la memoria entraban en un estado de  aceleración tal que llevaba a los dispositivos magnéticos de almacenamiento a recalentarse, volviendo inservible todos los circuitos. La definición que se da en la serie, en cambio, en lo que simula ser una primitiva pantalla de monitor, es una adaptación y un anticipo de lo que será la trama: “HCF: un temprano comando de computadora que ponía a la máquina en condición de carrera, forzando a todas las instrucciones a competir a la vez por la superioridad”.
El piloto, es decir, el primer episodio de Halt and Catch Fire, puede verse desde el 19 de mayo pasado, porque AMC lo estrenó en la plataforma Tumblr, aunque sólo para quienes residen al norte del río Bravo. Uno de los directivos de AMC, según el Hollywood Reporter, dijo que Tumblr es la plataforma más grande de lo que llama la “social TV”, es decir, la televisión que se ve en redes sociales. De hecho, Tumblr, que en Argentina tiene ya varios seguidores que desarrollan allí sus blogs, es usado en Estados Unidos como un sitio integral para subir contenido multimedia más comentarios y posteos. Es también la plataforma elegida por muchos de los actores y seguidores de AMC, el caso más notorio es el de Aaron Paul, coprotagonista de Breaking Bad. Es también el sitio elegido para quienes prefieren un tipo más “inteligente” –en términos virtuales– de interacción que el que ofrecen las redes sociales más vulgares.

Coda (Lunes 26 de mayo):
Este lunes me llegó una actualización de TheFineBros con un video de "Kids React!", precisamente a una computadora Apple de 1983. Nunca más oportuno.


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