Captain Beefheart murió. Murió Don Van Vliet —se dice vli:t, sin diptongo. Lo sabía, es decir, sabía que se moriría acaso pronto, porque había leído hace como cuatro años que estaba retirado, que estaba enfermo, que pintaba —que parece ser la antesala de la muerte para muchos artistas a los que no conocimos como pintores... bueno, quién sabe. Lo supe, llegué a su página buscando los discos suyos que no tenía y que, al final, no me interesó descargarme. Recuerdo que me vi un montón de entrevistas que llegaban, a lo sumo, a principios de los 80, cuando Beefheart era aún la glamorosa vanguardia de no sé qué del rock, o del blues, o de algo así como un jazz demasiado freak para ser cool, o al revés... awesome.
Recuerdo a Beefheart en una foto, la del interior de Hot Rats, que me compré en Montevideo en 1980, en una disquería que estaba por calle Paraguay, ahí cerca de donde se une con la avenida que lleva al Palacio Legislativo.
Recuerdo que Beefheart aparecía sosteniendo algo así como una aspiradora con forma de torpedo, que tenía un sombrero tipo inglés, de vestir, y que, encima de esa foto, estaba la letra de "Willy the Pimp", que todavía puedo cantar de memoria: "I'm a little pimp with my hair gassed back. Pair khaki pants with my shoes shine black..."
Pimp es cafiolo, pero en esos años, pese a que había averiguado el significado, pimp me sonaba a otra cosa. Ventajas de tener otra lengua materna. Sabía lo que decía: "Meet me at the lobby of the Lido hotel...", pero ese pimp me llevaba a otra parte, acaso a un lugar más tierno, escondido en la fritura ronca de la voz de Beefheart.
Pasaron unos años hasta que me compré Doc at the Radar Station, pero antes conocí Trout Mask Replica a través de un amigo, y así. Sin embargo, el pimp que no es cafiolo siempre retorna con el nombre de Beefheart, como si me condujera hasta ese centro-corazón de la chuleta que me cuesta descifrar. Una vez, hace mucho, en Rosario, alguien escuchó en mi walkman una canción de Doc at the Radar y me preguntó: "¿Y andás por la calle escuchando esta música?"
Claro, había algo, no sé, ¿impúdico?, en eso de mezclarse con la gente en la calle y tener en los oídos, privadamente. "Making love to a vampire with monkey on my knee", o "Sheriff of Hong Kong". ¿Lo había?
Vuelvo a ese pimp, que tal vez nunca llegue a ningún lado; al rumbo incierto de esa palabra en mi oído, y recuerdo a Van Vliet, muerto hace cuatro días, con mucha tristeza y con mucha alegría. When she dropped the flower, Don Van Vliet, 1969.
qué buena evocación del Capitán, Pablo. Y sí, es genial ir por la calle escuchando guarradas bizarras mientras ves a la gente haciendo la cola en el banco.
ResponderEliminarMe reemocionaste Pablo...crecimos con esa música en nuestros oidos...desataba tempestades en nuestros corazones y aquí estamos. También yo,la primavera vez que vi al Captain fue en la tapa interna de Hot Rats, después me comrpre "Bongo Fury", otro discazo con Zappa...Memories of full!!!!
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